n el corazón del barrio Camino de los Nogales de El Bolsón, el vivero Humus, una empresa especializada en la multiplicación de plantas de frutos del bosque, puso en marcha un laboratorio de micropropagación meristemática que funciona desde 2007.
Nacieron como productores de plantas de frutos del bosque en 1993. Arrancaron con frambuesas, grosellas, zarzamoras, moras, arándanos y frutillas y ahora, se amplían a las plantas de lúpulo y nativas.
Trece años atrás, el ingeniero agrónomo Emilio Riadigos, junto a su pareja María Fernanda Echarte, evaluó la necesidad sanitaria de instalar un laboratorio para poner en valor algunas plantas.
“La idea fue recuperar sanitariamente algunas variedades muy buenas y adaptadas a la zona. Estas plantas, con el correr de los años, se van contaminando de virus que baja la producción y la calidad de la fruta”, especificó el dueño del vivero.
Con el laboratorio, continuó, “salen plantas renovadas, originarias y se le da un nuevo estándar sanitario. De esta forma, se vuelve al potencial que tenía la variedad originariamente”.
Este hombre que trabajó en el INTA desde 1990 a 1995, reconoció que “siempre faltaron viveros para proponer nuevas variedades”. Por eso, una vez que renunció al organismo estatal, pensó que era un buen momento para llevarlo a la práctica.
Cuando se le consulta sobre la existencia de otros laboratorios similares en el país, Riadigos duda: “Conozco uno de papa en Mar del Plata y otros abocados a los arándanos. De frambuesas, no tengo conocimiento que haya alguno”.
Precisó que “la planta meristemática se origina a partir de una pequeña porción de tejido de la yema que se llama meristemas. Se siembran en medios de cultivos estériles. Todo esto ocurre en un laboratorio y se multiplican in vitro, adentro de un frasquito”.
Advirtió que en un año, es posible hacer 4.000 o 5.000 plantas de cada especie. “Es una buena cantidad. Es un proceso rápido pero no mágico”, dijo y aclaró que “todo el material in vitro surge dentro del laboratorio y sale a los invernaderos donde va tomando volumen. En el laboratorio, la planta no pasa los 4 centímetros; en el invernadero, alcanzan los 15 centímetros y en el campo con riego por aspersión, se logran plantas de 70, 80 centímetros”.
En los últimos años, muchas familias, advirtió el agrónomo, se vuelcan a generar sus propias huertas. Y los frutos del bosque se adaptan perfectamente a jardines pequeños ya que no ocupan mucho espacio y no son invasivos. Sin embargo, estos frutos no se consiguen tan fácilmente.
“En Humus, se direccionan las variedades. Algunas cosas andan muy bien en el norte y otras, en el sur. Por eso, siempre hay una charla previa con el cliente para adecuar el pedido. Un buen ejemplo es la provincia de Córdoba que tiene lugares bajos, al nivel del mar, donde funcionan ciertas cosas y zonas serranas donde funcionan otras”, señaló el agrónomo de El Bolsón.
También asesoran a los clientes acerca de los espacios disponibles para producir, qué elaborar con los productos y cómo comercializarlos.
Vivero Humus sigue las normas de Certificación Orgánica. Esto significa que se utilizan insumos naturales, libres de pesticidas y sin fertilizantes de síntesis química.
Rio Negro