Estrategias para combatir el estrés calórico en vacas lecheras

Al producir importantes pérdidas en relación a la cantidad y calidad de la leche, es preciso instalar sistemas de refrigeración para que los animales resistan las incidencias climáticas

Estrategias para combatir el estrés calórico en vacas lecheras

Durante las épocas de calor, las vacas lecheras pueden sufrir estrés calórico. Esta afección no solo produce importantes consecuencias en la cantidad y calidad de la leche, sino que deteriora la eficiencia alimenticia del animal, comprometiendo su fertilidad y su salud luego de un parto. Para hacerle frente a la problemática, es preciso disponer de bebederos, espacios de sombra o instalar sistemas de refrigeración.

La vaca es un animal que mantiene su temperatura corporal dentro de un rango bastante acotado –la temperatura promedio es 38,6ºC, pudiendo disminuir o aumentar 0,4 grados–, lo que hace que sus funciones fisiológicas y recursos metabólicos actúen con total normalidad. Ante un aumento de la temperatura ambiental, el animal tratará de incrementar la eliminación de calor por medio de la vasodilatación subcutánea y la evaporación de agua a nivel respiratorio, continuando el proceso disminuyendo sus desplazamientos y la ingesta de alimentos. A partir de ciertas condiciones de temperatura y humedad, la vaca no podrá regular su temperatura, entrando en lo que se conoce como estrés calórico.

Entre los signos de la afección, aparecen los siguientes:

- Aumento del ritmo respiratorio (más de 80 pulsaciones por minuto, cuando lo normal es entre 35 y 50).

- Incremento de la temperatura corporal (mayor a 39ºC).

- Salivación excesiva o pérdida de saliva por la boca.

- Reducción de la rumia.

- Disminución de la actividad corporal.

- Incremento del consumo de agua.

- Bajo consumo de alimentos.

La intensidad y duración del estrés está relacionada con la pérdida de la leche. Las vacas con esta afección pueden sufrir una disminución del consumo del 20%; además de un detrimento del 10% en la eficiencia alimentaria y una reducción de hasta el 20% en la producción de leche.

 

¿Cómo disminuir los efectos?

- Agua: en climas calurosos, las vacas deberían tener acceso en simultáneo a la bebida. Por este motivo, se recomienda dar 22 centímetros de bebedero bien lleno por vaca.

Es preferible colocar varios bebederos con el fin de reducir los efectos de la dominancia. También se aconseja ubicarlos en los corrales de descanso, a la salida del tambo y entre ambos lugares, mientras no entorpezcan la circulación de los animales.

Las vacas lecheras pueden llegar a consumir hasta 150 litros de agua por día. Con este panorama, es conveniente diseñar el ambiente para cubrir sus necesidades.

- Sombra: se deberán instalar estructuras para prevenir la radiación solar. En este sentido, las sombras se deberían construir lo suficientemente altas como para no disminuir la ventilación natural, reduciendo la radiación solar y permitiendo el mantenimiento del suelo.

Para minimizar el mantenimiento del piso de tierra bajo las sombras, es preciso que las mismas se orienten de norte a sur, de modo de aprovechar el secado al sol matutino y vespertino.

Las vacas lecheras liberan un calor que puede superar los dos mil watts. Por esto, es necesario proporcionarles a todas una buena cantidad de sombra para evitar el calor adicional que se genera con la exposición al sol. La sombra recomendada por animal debería ser superior o igual a cuatro metros cuadrados.

- Refrigeración directa: es un sistema que se basa en la evaporación de agua desde la piel de la vaca, que combina un mojado corto sobre el animal con una ventilación forzada y constante durante todo su tratamiento.

Funciona mediante una ventilación forzada en toda la zona –sala de espera, pista de alimentación y sala de enfriado especial– con una velocidad no menor a tres metros por segundo, que utiliza un sistema de mojado efectivo e intercalado que demora muy poco tiempo en mojar a todos los animales del rodeo (aproximadamente 45 segundos). Para que actúe correctamente, la aspersión debe ser intercalada, ya que las vacas deberán evaporar toda el agua disipando su calor corporal.

Se recomienda refrigerar los rodeos al menos tres veces al día. Se han desarrollado Índices de Temperatura y Humedad (ITH) que funcionan durante las 24 horas y muestran las incidencias de ambos factores, prediciendo el comienzo de condiciones estresantes con valores por encima de 68. El ITH puede ocurrir con diferentes temperaturas y humedades relativas; por ejemplo:

  • 25,5ºC y 20% Humedad Relativa.
  • 22,5ºC y 50% Humedad Relativa.
  • 20ºC y 80% Humedad Relativa.

Se aconseja instalar los sistemas de refrigeración directa en diferentes zonas, como la sala de espera, la de refrescado especial o las pistas de alimentación. En los primeros tres, la aspersión con agua debería cubrir el área en cuestión con gotas de tres a cinco milímetros que lleguen a la piel de la vaca. Dependiendo del tipo de aspersor utilizado, pueden ser de 300 litros por hora (lts/hr) a 800 lts/hr. Deben instalarse de manera que no quede superficie del corral sin mojar.

La altura de instalación de los picos de aspersión deberá ser de 2,5 metros del suelo del corral. Asimismo, el sistema deberá tener una bomba acorde al caudal que use todos los tipos de aspersión y pueda funcionar a presión operativa. Por otra parte, deberá contar con al menos una válvula solenoide de dos vías que comande la apertura y el cierre del sistema en base a una configuración electrónica. Además, la programación deberá ser según los picos de aspersión utilizados, en tanto que la cañería tendría que ser acorde con el agua que se va a emplear.

En cuanto a la ventilación en corrales de espera o salas especiales de refrigerado, se deberá plantear la estructura de forma tal que se genere una velocidad del viento en toda el área en cuestión de al menos tres metros por segundo. Para esto, se recomienda ir cubriendo el corral de manera homogénea:

- Los ventiladores deben instalarse para que queden al menos cincuenta centímetros por encima de los picos de aspersión.

- No existe un diagrama de instalación único; lo importante es generar velocidad de viento en todo el corral.

- Se deberá darle a cada ventilador una inclinación de entre 15 y 20 grados según el corral y la altura.

En el caso de las pistas de alimentación, el objetivo es el mismo que en los corrales: generar una velocidad de viento que no sea menor a tres metros por segundo, con pulsos de mojado de entre 45 a 60 segundos; el refrescado debe ser prolongado mientras los animales estén comiendo.

Para lograr una buena aspersión y ventilación, se sugiere:

- Ubicar la red de aspersión de modo que cubra toda la zona donde se ubican las vacas.

- Hacer la aspersión con una gota gruesa de entre tres y cinco milímetros.

- Colocar la red de aspersión a 1,80 metros sobre el suelo que pisa la vaca.

- Una velocidad de viento de al menos tres metros por segundo.

- Dejar 2,6 metros libres por debajo de los ventiladores para que las vacas estén más cómodas.



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