a soja de primera ya había resignado algo de rinde por la sequía y los atrasos de siembra, aunque estos milímetros permiten asegurar un rendimiento aceptable. Los especialistas destacan que las lluvias de finales de enero y los primeros días de febrero cambiaron el escenario de sequía, e incluso ahora se observan reservas excesivas y excesos hídricos en varias regiones que mejoraron las estimaciones de rendimientos de cultivos estivales como el maíz o la soja.
Las provincias de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires, se encontraban antes de estas intensas lluvias con reservas en los suelos principalmente escasas o nulas.
Desde la Bolsa de Comercio de Rosario, calificaron de “épico” al final de enero, con lluvias que promediaron los 90 milímetros en la zona núcleo.
La ola de calor había puesto a la soja del área núcleo en jaque, el 30% de las siembras tempranas estaban malas y regulares y se necesitaban al menos 50 milímetros en forma urgente.
El frente frío capitalizó la gran carga de humedad que estaba presente en la atmósfera y las lluvias fueron contundentes, ya que, en el centro y sur de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y noroeste de Buenos Aires acumuló entre 70 y 150 milímetros.
Este pedido de humedad se presentó con creces. El frente frío capitalizó la gran carga de humedad que estaba presente en la atmósfera y las lluvias fueron contundentes, ya que en el centro y sur de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y noroeste de Buenos Aires acumuló en general entre 70 y 150 milímetros.
En promedio, las 36 estaciones meteorológicas de la red de la Bolsa de Comercio de Rosario acumularon 88 milímetros.
Pero, por ejemplo, el acumulado de agua caída en la Costa del río Paraná, se acercó a los 200 milímetros y en muchas zonas incluso superó los 300 milímetros.
Los maíces tardíos afirmaron su productividad y tienen altas chances de superar a los de primera, sobre todo si se presentan buenas precipitaciones en febrero.
Si bien los productores se daban por satisfechos con menos milimetraje, la “ayuda” desde el cielo fue más generosa de lo esperada, no sólo cortando la seca, si no también recargando reserva en los perfiles y elevando las estimaciones de rendimientos para la oleaginosa de primera.
En tanto, en el cultivo de maíz ahora las mayores expectativas se centran en los planteos tardíos. “Pocas veces visto un final de enero con estos milímetrajes. La soja de primera ya había resignado algo de rinde por la sequía y los atrasos de siembra, aunque estos milímetros permiten asegurar un rendimiento aceptable”, afirmó la Bolsa de Comercio de Rosario.
En ese sentido, la entidad rosarina estimó que la soja en la zona núcleo podría afirmar en la presente campaña 2020-21, pisos de 35 quintales por hectárea y techos de 45 quintales.
Si las lluvias continúan en febrero, el impacto también será muy favorable para las sojas de segunda, por lo que las perspectivas son muy buenas para estos planteos.
Asimismo, si las lluvias continúan en febrero, el impacto también será muy favorable para las sojas de segunda, por lo que las perspectivas son muy buenas para estos planteos.
En cuanto a los maíces, los tempranos no verán muchos cambios en sus estimaciones de rendimientos porque pasaron su período crítico sin agua.
En cambio, los maíces tardíos afirmaron su productividad y tienen altas chances de superar a los de primera, sobre todo si se presentan buenas precipitaciones en febrero.
El ABC Rural