os efectos de La Niña mantienen en alerta a productores y meteorólogos. La preocupación de los especialistas por la situación climática dispar en las diferentes regiones de la Argentina.
No se puede negar que, ante la sequía arrastrada desde la primavera, las lluvias sucedidas a fines de enero significaron un alivio para los productores y sus cultivos. No obstante, los expertos continúan preocupados, tanto por las zonas que todavía no recibieron suficiente agua, como por aquellas regiones que debieron soportar excesos hídricos y fuertes temporales.
En otras palabras, La Niña sigue y seguirá estando presente, continuando su influencia durante febrero, un mes clave para los cultivos tardíos. En este sentido, las previsiones sobre el comportamiento hídrico durante el corriente mes proyectan altas temperaturas y un incremento de la tasa de evaporación para la primera quincena.
Para la segunda parte de febrero, los meteorólogos esperan una menor actividad de La Niña, con mermas en la intensidad de los vientos y cierto reacomodamiento de la situación climática.
Más allá en el tiempo, los especialistas vaticinan un otoño más húmedo, con una reactivación progresiva de las lluvias en marzo, lo que podría complicar la logística de cosecha de los granos gruesos.
Recién para el mes de abril podría hablarse de una situación más neutral, lo que podría dar lugar a un escenario favorable para la implantación de pasturas cultivadas y verdeos, y también permitiría recargar los perfiles antes de la reducción de lluvias invernales.