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La cosecha de trigo en el norte de la provincia de Buenos Aires avanzó con fuertes demoras durante la última semana debido a las intensas lluvias que afectaron a la región, según informó TN a partir de los reportes técnicos de entidades agrícolas. Aunque el progreso se redujo a solo un 13%, los primeros lotes trillados mantienen rindes que superan los 50 quintales por hectárea, un dato que sostiene las expectativas productivas pese a los excesos hídricos y a la preocupación por la calidad del grano.
El panorama se complejiza porque aún queda por recolectar un 47% del área triguera de la región núcleo, al tiempo que los pronósticos anticipan nuevas precipitaciones entre este viernes y mediados de la próxima semana. Técnicos consultados señalaron que las lluvias acumuladas “frenaron cualquier intento de cosecha y generaron excesos de agua” en varias localidades del norte bonaerense, un inconveniente que ya impacta en los tiempos de trabajo y en las condiciones de piso.
En paralelo, noviembre cerró como el quinto mes consecutivo con lluvias por encima de lo normal, de acuerdo con el consultor de la Bolsa de Comercio de Rosario, Alfredo Elorriaga, quien explicó que la tendencia se mantiene incluso en un escenario climático con señales compatibles con La Niña.
Si bien el promedio regional muestra un avance del 53%, las diferencias territoriales son marcadas. En el norte bonaerense, epicentro de los mayores acumulados de lluvia, la trilla no supera el 20%, con zonas como Junín donde se registraron precipitaciones de entre 60 y 90 milímetros, lo que dejó lotes encharcados y postergó cualquier posibilidad de ingreso de maquinaria.
En cambio, en el centro-sur de Santa Fe y el sureste de Córdoba, donde el impacto de las tormentas fue menor y se pudo trabajar antes del regreso de las lluvias, el avance alcanza niveles mucho más elevados: 90% y 80%, respectivamente. Estas zonas muestran una mayor estabilidad en los rindes, con promedios que se ubican entre 50 y 60 qq/ha, e incluso casos destacados por encima de esos valores.
Los datos recopilados indican que Carlos Pellegrini está finalizando su campaña con un promedio de 50 qq/ha, Bigand avanza hacia los 55 qq/ha con un 75% de superficie trillada y Corral de Bustos supera los 60 qq/ha, aunque aún debe levantar casi la mitad del área. En la localidad bonaerense de Pergamino, los días previos a las lluvias registraron rindes de 50 a 70 qq/ha, mientras que en General Villegas se destacó un lote puntual de más de 200 hectáreas que promedió 63 qq/ha.
A pesar de los buenos niveles de productividad, los técnicos advierten sobre un fenómeno que empieza a repetirse en toda la región: la calidad del grano muestra señales preocupantes. Según especialistas citados por TN, “hay un patrón repetido: peso hectolítrico dependiente de la variedad y niveles muy bajos de proteína y gluten”, lo que podría afectar la clasificación comercial del trigo y su valor en el mercado.
En Colón, donde se trillaron pocos lotes, los productores esperan buenos rendimientos pero reconocen que “el impacto de las últimas lluvias sobre la calidad será clave en los próximos días”. En Junín, los rindes iniciales —de entre 50 y 70 qq/ha— también vienen acompañados de “una calidad de grano muy mala”, un escenario que podría deteriorarse aún más si los excesos hídricos persisten.
Los especialistas coinciden en que los lotes con mayor potencial productivo podrían perder parte de su calidad panadera si las lluvias continúan demorando la trilla, ya que la humedad prolongada aumenta los riesgos de brotado y pérdida de peso hectolítrico.
Aunque las precipitaciones complicaron el cierre del trigo, también representaron una buena noticia para los cultivos de maíz temprano y soja de primera, que atravesaban etapas claves de desarrollo. El promedio de la región núcleo alcanzó 106 mm en noviembre, superando levemente la media histórica mensual de 100 mm y recargando perfiles que venían ajustados en algunas zonas.
El registro más alto se observó en General Pinto, con 94 mm, seguido por Monte Buey (55 mm) y Godeken (36 mm). Solo un sector del sudeste cordobés y el sur de Santa Fe recibió menos de 20 mm, áreas donde las reservas de agua continúan entre “escasas” y “sequía”.
De acuerdo con técnicos de Bigand, la lluvia “llegó en el momento justo y permitió recomponer el perfil para sostener el crecimiento”. Allí, los rindes piso estimados para maíz temprano rondan los 80 qq/ha, mientras que en Bombal proyectan mínimos de 100 qq/ha. En Corral de Bustos, los lotes se describen como “recontra buenos” y se considera que los pisos de rinde ya están prácticamente asegurados.
La siembra de soja de segunda alcanzó el 24% del área prevista, con un leve atraso respecto de la campaña anterior, pero con una apuesta mayor: existen 300.000 hectáreas adicionales proyectadas y, de las 1,83 millones estimadas, ya se implantaron 450.000.
En zonas como Carlos Pellegrini, los técnicos explican que se observa un incremento en las dosis de fertilización, alentado por los buenos rindes obtenidos en trigo. Muchos productores están aplicando paquetes tecnológicos que incluyen 30 kg de pentóxido de fósforo, más azufre y zinc, buscando asegurar nutrientes sin generar deterioro del suelo. Sin embargo, advierten que la decisión final depende de “la disponibilidad de recursos de cada establecimiento”.
A medida que se acumulan milímetros y se retrasan las labores, la incertidumbre crece. Los técnicos coinciden en que “lo ideal hubiese sido que la mayor carga de agua la recibiera el norte de la región cuando la cosecha de trigo estaba en su último tramo”, algo que finalmente no ocurrió. Aunque el aporte de las lluvias será fundamental para la gruesa, también podría perjudicar la calidad del cereal de invierno si la trilla continúa demorándose.
Para los próximos días, se prevén nuevas precipitaciones en gran parte de la región agrícola, con impacto directo en la cosecha pendiente. El desafío será sostener los buenos rindes obtenidos hasta el momento y minimizar las pérdidas de calidad en los lotes más comprometidos por la humedad.
