n diversas zonas de Europa es habitual que los paneles fotovoltaicos que producen energía de manera sustentable formen parte del paisaje. Y si bien en la Argentina aún es novedoso ver este tipo de dispositivos, muy cerca de Paraná el establecimiento La Rosalía se convirtió en el primer tambo del país en innovar e incorporar este tipo de tecnología hace un año.
Situado en el kilómetro 24 de la ruta 18, cuenta con 230 paneles solares capaces de producir energía para alimentar el equivalente a 170 casas, según explicó a UNO el director responsable del lugar, Laurentino López Candioti.
Buscando mejorar la productividad y la proyección a futuro del campo de manera sustentable fue que invirtieron para lograr mayor autonomía energética, con el menor impacto posible en el ambiente. Sobre este punto, el empresario explicó que los paneles trabajan sin baterías para no contaminar, por lo que su utilidad es diurna, y destacó que en los países de Europa los gobiernos incentivan estas costosas inversiones a través de subsidios, a diferencia de lo que ocurre en Argentina.
“En esta zona nos provee una cooperativa de energía eléctrica y tuvimos la necesidad de incorporar este sistema. El establecimiento La Rosalía es como una miniciudad: acá viven unas 30 personas, son casi 15 casas, hay una planta de alimento balanceado y una planta de silo. El gasto energético es muy grande y nos faltaba potencia; además, viendo el nivel de inversión que hay en energía en el país, tratamos de ser lo más autónomos posible, buscando además que el impacto ambiental sea positivo”, aseguró.
De profesión ingeniero agrónomo, contó que fueron sus padres quienes comenzaron este emprendimiento en 1981 con el objetivo de producir leche, y hoy todavía colaboran con algunas tareas de la compañía.
La empresa familiar fue creciendo a lo largo de casi cuatro décadas, y en la actualidad la innovación es uno de los pilares que sostiene su desarrollo. En este marco, es “el único tambo del país autorizado para exportar directa o indirectamente a la exigente Comunidad Económica Europea”, según afirman en su sitio oficial, donde además indican que desde 2013 lograron esta certificación, que debe validarse todos los años. Y si bien hoy no son exportadores directos, refieren: “De la mano de quienes utilizan leche La Rosalía como materia prima de sus productos, llegamos a 19 países de cuatro continentes”.
Por otra parte, según afirmó López Candioti, será el primer establecimiento argentino en obtener el certificado de “bienestar animal”. La conciencia y el respeto por la vida de los animales forma parte de este concepto, y según lo define la Organización Mundial de Sanidad Animal, “es el modo en que los individuos se enfrentan con el ambiente y que incluye su sanidad, sus percepciones, su estado anímico y otros efectos positivos y negativos que influyen sobre los mecanismos físicos y psíquicos del animal”.
“Son un montón de normas a cumplir que garantizan un mejor trato a la vaca, una mejor sobrevida y demás”, resumió López Candioti sobre la referencia a un estado de plena salud mental y física que permite al animal vivir en armonía con su entorno, que es una de las prioridades de La Rosalía, donde cuentan con unas 600 vacas para ordeño, de las que obtienen en promedio entre 5 millones y 5,5 millones de litros de leche por año.
Entre Ríos es la cuarta provincia productora de leche en la Argentina, después de Santa Fe Córdoba y Buenos Aires. Y a diferencia de otros tambos, en el caso de esta empresa familiar entrerriana se especializaron en ser proveedores exclusivos de heladerías de primera marca y otros rubros: “Nos hemos especializado en hacer leche para heladeros, que requiere de alto tenor graso y buena proteína para que le dé mayor consistencia y sabor al helado. Y somos partner con San Ignacio, la fábrica de dulce de leche”, mencionó.
Respecto de los avances en la actividad desde que sus padres fundaron este emprendimiento en 1981, aseguró: “Lo que más cambió es la cantidad de vacas que se ordeñan en la misma superficie de hectáreas, la manera de la alimentación y del cultivo; y hubo mejoramientos en las prácticas de producción de pasto. Se trabaja mucho sobre eso, porque lo que uno pueda producir es lo que puede darle de comer a las vacas para sacar más leche”.
En torno a los desafíos actuales, analizó: “Nací y me crié en el tambo, y mantenerse eficiente es el mayor desafío, porque todas estas movidas cambiarias nos afectan muchísimo, ya que tenemos el precio de la leche en pesos y todos los insumos en dólares. Ahí está nuestro problema. A nosotros no nos ha afectado tanto la pandemia en sí como la situación económica del país”.
Sobre la fuente de trabajo que generan, remarcó: “Nosotros hablamos de una comunidad en La Rosalía. Los empleados viven adentro del establecimiento y tenemos un manejo diferenciado y más humanizado de lo que es el trabajo en el campo, con tecnología, con horarios más reducidos y buenos sueldos”.
“Son 13 familias las que trabajan acá, además de contar con cuatro contratistas, otros 20 empleados más, y unas 32 personas que prestan servicios para nosotros de manera indirecta, como camioneros y demás”, agregó.
Por último, sostuvo que en su caso piensa en un tambo a futuro y a modo de conclusión manifestó: “Estamos viendo una lechería a 40 años y para eso tenemos que ser ultrasustentables, reducir a cero el impacto ambiental y en eso se incluye el bienestar animal, las buenas prácticas de manejo agrícola y lechero y, sobre todo, el bienestar del personal”.
Uno Entre Ríos