os espárragos (Asparagus officinalis) son una planta muy duradera, que puede crecer en nuestra huerta hasta por 10 años. Por este motivo, es muy importante preparar el suelo adecuadamente antes de plantarlos y conocer sus cuidados.
Se lo considera un alimento que ayuda a adelgazar ya que sacia con poca cantidad, ayuda en la digestión a eliminar líquidos retenidos. También posee lo que se conoce como “calorías negativas”, calorías que se gastan más en el proceso de digestión, asimilación de nutrientes y eliminación de residuos, que la cantidad de calorías que aporta cada espárrago.
Además, su elevada cantidad de vitaminas y ciertos minerales, le otorgan propiedades antioxidantes que atacan los radicales libres que oxidan las células y las envejecen, de esa manera ayuda a mantener un buen estado de salud. Y gracias a los folatos (ácido fólico o vitamina B9) que contienen, están muy indicados para mujeres embarazadas.
Existen dos maneras de plantar los espárragos: a través de semillas compradas y germinarlas en un semillero o con garras de espárragos. El primer método no es muy recomendable, ya que se tendrá que esperar dos años más para poder empezar a cosechar. Por otro lado, “las garras”, como se denomina a sus rizomas (tallo subterráneo que crece por debajo de la tierra en forma horizontal), son las más aptas para plantar a finales del invierno e inicio de la primavera.
Cavar una zanja de 30 cm de ancho y plantar la fila de espárragos. Hacerlo en un punto soleado del terreno, aunque si no dispones de él, esta planta también acepta condiciones de semisombra.
Para asegurar un suelo adecuado, preparar una mezcla de compost, estiércol o humus de lombriz. Esta base proporcionará al espárrago los nutrientes que necesita, ya que son muy exigentes en este aspecto.
Cubrir los primeros 10 centímetros de la zanja con el compost y plantar las garras en ella. Es importante que las raíces queden tan extendidas como sea posible y con la corona apuntando hacia arriba, o el espárrago no crecerá adecuadamente.
Separar las garras unos 50 cm entre.
Cubrir después los 20 cm restantes en la zanja con tierra. Esta tierra debe ser rica en materia orgánica y debe tener un buen drenaje y ser bastante suelta. Si la tierra que utilizas es muy arcillosa, necesitarás añadir más compost a la mezcla.
Regar abundantemente y hacerlo de nuevo una vez a la semana hasta que los espárragos empiecen a crecer. Para mediados o finales de primavera, deberías empezar a ver los brotes.
Una vez que ya plantaste tus espárragos, te recomendamos que tengas en cuentas los cuidados básicos para tener éxito en su cultivo:
Con respecto al suelo y riego de los espárragos, estos necesitan de suelos muy bien drenados que sea rico en nutrientes. Además, es una planta que soporta muy bien la falta de agua, pero por contrario no tolera el exceso de humedad. Por tanto, si vives en una zona lluviosa o húmeda, apenas necesitarás regarlos una vez hayan brotado, con la excepción de posibles veranos muy calurosos.
En climas templados y soleados, un riego cada diez o quince días será suficiente habitualmente. Para evitar que acumule demasiada humedad, evitar mojar la planta, pero si humedecer el suelo a su alrededor.
Cabe destacar que un mal drenaje o un exceso de riego provocará la aparición de hongos o la putrefacción de las raíces y echará a perder todo el trabajo de su cultivo.
Respecto de la temperatura ideal es de entre 18 y 25 ºC, pero debido a su elevada resistencia podría llegar a soportar hasta heladas, aunque siempre es mejor protegerlos bien si vivimos en zonas en las que puede haber heladas.
Durante el primer año se aconseja dejar al espárrago morir al final de la temporada, sin recolectarlo; a pesar que algunos agricultores usan métodos alternativos para poder cosechar desde el primer año.
La cosecha de los espárragos, se realizará cuando éstos midan de 10 a 15 cm y durante los meses cálidos (unas 5 o 6 semanas a finales de la primavera). Consiste en dejar dos tallos sin cortar para permitir a la planta realizar una buena fotosíntesis.
En ese sentido, es recomendable dejar descansar a la planta durante un mes para que las raíces se recuperen del esfuerzo.
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