os búfalos están siendo considerados el animal del futuro, debido en primer lugar a su expansión, ya que de acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la población de búfalos en el año 2005, rondaba en 168 millones de cabezas y para el 2016 se estimó una población mundial de 199 millones 280 mil búfalos, con más del 96% de la población localizada en Asia (FAOSTAT, 2016) y extendiéndose a prácticamente todos los continentes. Ha sido muy útil como animal de doble o hasta triple propósito, carne, leche y animal de trabajo. Por estas cualidades, los búfalos de agua (Bubalus bubalis) están sustituyendo a la ganadería de leche y carne en los trópicos húmedos. Ello ha provocado que varios de los manejos productivos realizados en los ranchos de búfalos se hayan adoptado de los desarrollados en ganado de leche y carne para Bos taurus e indicus. La incorporación de los búfalos de agua a unidades productivas ha permitido el desarrollo de estudios relacionados con nutrición, reproducción natural o in vitro o inclusive en determinar las condiciones de alojamiento, genética y producción láctea. Así también aspectos relacionados a los métodos y manejo de la búfala en la sala de ordeña.
La observación directa y cercana del ganado bovino incluyendo a las búfalas, en el último período de gestación es esencial para detectar el inicio del parto y, por lo tanto, para reducir las pérdidas neonatales. El parto se caracteriza por cambios hormonales, de comportamiento y físico. La relajación del ligamento pélvico, la hinchazón de la vulva, la expansión de la glándula mamaria y el llenado de la ubre, podrían usarse como signos visuales para predecir el parto en las próximas 12 hrs. La elevación de la cola y los intentos de expulsión aumentaron significativamente en las últimas 6 hrs. antes del parto. En éste mismo periodo, las últimas 6 hrs. antes del parto, el tiempo de rumia, el tiempo de alimentación y la ingesta de materia seca disminuyeron.
Es importante señalar que cuando el parto se vuelve complicado y difícil, la distocia y la muerte fetal afectan negativamente a la industria láctea. La distocia es una de las condiciones más dolorosas para las vacas y, por lo tanto, la predicción del tiempo de parto es un tema crítico para el bienestar animal y para la economía. El número de granjas lecheras está disminuyendo, mientras que el número de vacas por granja está aumentando; por lo tanto, el tiempo para el seguimiento individual de las vacas por parte del personal del ganado también está disminuyendo.
En el búfalo, se puede determinar que hay dos causas de la distocia: las de origen materno y las de origen fetal. Purohit, et al, encontraron que la distocia materna es común (59.82%), en comparación con la distocia fetal (40.17%), y que la torsión uterina es la causa más frecuente de distocia (53.57%).
En los mamíferos, la manifestación de comportamiento maternal en el parto se facilita por los cambios fisiológicos que ocurren en la madre en ese momento. Por lo tanto, el aumento en las concentraciones de estradiol en la sangre materna durante el preparto es un factor clave en la activación de la conducta materna en varias especies.
En el presente documento consignamos la relevancia del parto en la búfala, así como efectos adversos de la distocia y destacamos la importancia del lamido en el reconocimiento de la cría.
Previo al nacimiento, los fetos crecen por un periodo de 300 a 310 días aproximadamente, en los cuales sus cuidados y alimentación es exclusivamente responsabilidad de la madre. Un evento en el que coinciden las hembras, tanto en búfalos como en bovinos lecheros y de carne, es que siendo animales gregarios, previo al inicio del parto, las hembras se retiran del rebaño y como animales presa los búfalos buscan sitios protegidos y alejados del grupo para parir. El aislamiento sin interferencia de otras hembras es de suma importancia para el inicio de la relación madre-bucerro y la supervivencia de la descendencia. Este vínculo al facilitar el reconocimiento mutuo, le permite a la cría tener acceso rápido a la ubre. Durante el parto se presentan conductas propias de las hembras que indican que el proceso se está desarrollando normalmente. El comienzo del parto en la búfala, se caracteriza por la extensión de la cola del animal, la flexión de la articulación de la cadera y la posición de las patas traseras, cuando la hembra se encuentra de pie. En la posición recumbencia, también hay estiramiento del cuello y las extremidades. Similar a otros ungulados, las búfalas paren en esta posición.
El parto propiamente dicho y en condiciones normales, está constituido por tres fases secuenciales comenzando con la dilatación del cuello uterino que termina con la ruptura del corioalantoides en la vagina; en seguida el bucerro es visible en la vulva y es expulsado y, finalmente salen las membranas fetales. Cabe señalar que, en condiciones normales, la primera etapa del trabajo de parto generalmente es más prolongada en búfalas primerizas que en multíparas.
El parto es un proceso inflamatorio que implica la liberación de citocinas y prostaglandinas que estimulan el eje hipofisario adrenal, con lo cual se incrementan las concentraciones plasmáticas de cortisol durante el período preparto inmediato. Dichas sustancias han sido utilizadas como indicadores de dolor en las búfalas durante el parto. La eficiencia reproductiva, es exitosa cuando se manifiesta el nacimiento de las crías.
En el caso de los búfalos la madre pare a un solo bucerro y esporádicamente a gemelos a los 310 días aproximadamente. En comparación con ganado de carne, el becerro de búfalo de agua muestra una reducción en la ingesta de leche, asimismo, presenta una erupción dental retardada, lo cual lo coloca como el más inmaduro de los Bóvidos domésticos.
El proceso de parto normal, aunque fisiológico, se considera un evento estresante, sin embargo cuando el parto es anormal (distocia), mayor número de estímulos estresores se suman al estrés normal del parto. Por ello, el estrés del parto dificultoso en la búfala lechera, aunque poco frecuente en comparación con otros bóvidos, es una condición que afecta tanto el bienestar como la producción láctea.
Uno de los factores que podrían indicar la presencia de distocia, se presenta en el incremento en el tiempo de la primera etapa del parto que comienza con contracciones de los músculos uterinos irregulares, intermitentes y descoordinadas y puede alcanzar hasta 2 horas más en comparación con el periodo promedio del parto normal.
En esta primera etapa caracterizada por la liberación de adrenalina, además se presentan incrementos significativamente de taquicardia y taquipnea, tanto en búfalos de carne como de leche. Aunado a lo anterior, se presenta un cambio en el comportamiento de la búfala, especialmente inquietud, patear el suelo, dirigir la mirada hacia atrás sobre la región abdominal y encorvar el lomo. De igual manera, en la distocia, se aprecia en la búfala, ansiedad, dolor e incremento en los niveles de cortisol plasmático en el día del parto, en comparación con partos eutócicos o normales. Además, se ha demostrado que la concentración promedio de cortisol es mayor en primíparas que en multíparas. En el búfalo, se puede determinar que hay dos causas de la distocia: las de origen materno y las de origen fetal. Purohit, et al, (2012), encontraron que la distocia materna es común (59.82%), en comparación con la distocia fetal (40.17%), y que la torsión uterina es la causa más frecuente de distocia (53.57%).
Por otro lado, las causas maternas de distocia, como la pelvis estrecha, hembras muy jóvenes al primer parto o la fractura pélvica (2,67%); la dilatación cervical incompleta (1,78%) y la torsión uterina (1,78%), se han registrado como las causas de distocia más frecuentes en búfalas.
La consecuencia de una distocia puede ser un feto muerto (mortinato). Los bucerros nacidos muertos de partos difíciles, se incrementa durante las primeras 24 horas después del parto. Algunos eventos como falta de habilidad materna: ausencia de lamer, olfatear, empujar a la cría hacia la ubre o bien que el bucerro no se ponga de pie, no accede a la ubre y no intenta succionar dentro de las 6 h postparto pueden tener su origen en distocias. El esfuerzo extenuante, desgaste y agotamiento de la búfala podrían influir para que el comportamiento epimelético esté ausente.
Aunado a lo anterior, las distocias predisponen a infecciones uterinas, afectando la salud del animal, lo que a su vez puede afectar la fertilidad posterior de la hembra y su desempeño lechero.
Por otro lado, se sabe que la acción de radicales libres estimulan el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal también llamado eje del estrés, lo que provoca un aumento en la concentración de cortisol plasmático en la búfala. Como una de las estrategias para reducir la concentración de cortisol en partos dificultosos (Distocia), causada por radicales libres o sustancias reactivas al oxígeno como la peroxidación lipídica, es la suplementación con vitamina E y selenio, el día del parto asistido y cada 24 h durante 2 días subsecuentes al parto.
Con el fin de garantizar la sobrevivencia de las crías, es necesario que la madre optimice los cuidados y alimentación de su propio bucerro. Para ello, se debe desarrollar el vínculo madre – cría que tiene lugar durante e inmediatamente después del parto. Al pasar por el canal de parto, el feto produce estimulación cérvico-vaginal activando al hipotálamo, liberando oxitocina y esta hormona actúa sobre el bulbo olfatorio de la búfala, lo que a su vez, permite la secreción de dopamina, la cual inicia el período sensible durante el cual la madre identifica a su propio bucerro. En éste sentido, se ha observado que en las razas de búfalos Murrah y Surti, se desarrolla el comportamiento epimelético (cuidado y atención de la madre hacia la cría).
Inmediatamente después del nacimiento, la madre se pone de pie lame a la cría y la olfatea, con esta actividad, la madre búfalo estimula el centro respiratorio, la circulación, la micción y la defecación del bucerro. El tiempo dedicado a este comportamiento es mayor en multíparas que en primerizas y esto es similar a lo que se ha observado en otros rumiantes (ovejas).
Las pautas de comportamiento de las crías inician levantando la cabeza, colocándose en posición ventral – esternal, seguidas de intentos vacilantes y secuenciales para ponerse de pie, primero los miembros torácicos y posteriormente los pélvicos. Estos movimientos le permiten acceder a la ubre y alimentarse. Otra de las conductas es emitir vocalizaciones, las cuales tienen el objetivo de llamar la atención de la madre, como parte de la estrategia de sobrevivencia de la cría. En cuanto al comportamiento de las búfalas, en sistemas extensivos, se ha documentado que siendo animales presa, mantienen ocultas a sus crías recién nacidas por varios días post-parto, volviendo a ellas por la noche para alimentarlas. Con respecto al comportamiento neonatal posparto, éste depende del tipo de comportamiento materno, por ejemplo en la búfala Surti, madres categorizadas como muy agresivas y atentas para proteger a su bucerro, paren a crías que muestran menor tiempo para acceder a la ubre y destinan mayor tiempo para alimentarse, en comparación con bucerros de madres indiferentes o apáticas.
En rumiantes, el comportamiento durante el periparto se caracteriza por una serie de componentes típicos. Por ejemplo, en tan sólo unos minutos de iniciado el parto, la madre comienza a lamer al recién nacido y a los líquidos fetales derramados en el suelo. Las “membranas placentarias” también se consumen durante este proceso de limpieza. Estudios sobre comportamiento materno han mostrado que en las ovejas -menos claramente observados en los fluidos de nacimiento de los bovinos- son normalmente repulsivos pero se vuelven temporalmente atractivos en el parto. Si bien se ha postulado que el aseo del individuo tiene varias funciones, la mayoría tienen aún poca o ninguna evidencia experimental. El aseo o acicalamiento por lo general comienza en la cabeza, tal vez para evitar la asfixia del neonato, si no se eliminan las membranas fetales de la cara. La eliminación de los fluidos del parto también puede ayudar a secar el pelo o la lana del recién nacido y reducir la pérdida de calor, también el lamido puede estimular la actividad de búsqueda de la ubre.
En las ovejas, el comportamiento de la madre debe ser sincronizado con los movimientos del cordero recién nacido, que tiene que estar de pie con el fin de localizar y llegar a la glándula mamaria. La mayoría de los corderos se levantan dentro de los primeros 30 minutos de su salida del canal vaginal y comienzan a mamar 1-2 horas más tarde. Ellos encuentran la ubre mediante la exploración de la parte inferior del cuerpo de la oveja desde el pecho hasta la ubre, guiados por diversas señales que emanan del cuerpo de la madre. Muchas ovejas ayudan al recién nacido mediante la reducción de su lomo y flexión de una pata trasera para facilitar el acceso a la ubre (Vince 1993). Los corderos aprenden la posición y forma de la ubre muy rápidamente, y este aprendizaje se sustenta en la dinámica de la interacción madre – cría y las propiedades que refuerzan la succión. A partir de entonces, el comportamiento de búsqueda de la ubre es guiado por señales termo-táctiles y olfativas.
El papel fundamental del contacto táctil en la vinculación social parece estar potencialmente facilitado por la oxitocina ya que el comportamiento materno, inducido por oxitocina, como lamer, acicalar a la cría y de criar -alimentar al bucerro, son actividades que la madre realiza con el fin de garantizar el desarrollo normal y la supervivencia de su descendencia.
El nivel de desarrollo en especies con descendencia altricial (ej. perro, gato) y precocial (Ej. bucerro, lechón) es distinto, lo cual influye en el comportamiento y nivel de supervivencia de los neonatos, puesto que el papel de la madre, así como la edad, multiparidad, factores fisiometabólicos y de comportamiento influyen de manera importante en los recién nacidos.
Otros factores de riesgo asociados en la etapa perinatal pueden ser independientes de la madre, algunos de ellos como la asfixia perinatal, el síndrome de aspiración de meconio, infecciones por agentes etiológicos al igual que la morfología del cordón umbilical, deben ser entendidos y tomados en cuenta para conocer sus repercusiones fisiometabólicas, neurológicas y de comportamiento, para así, poder evaluar integralmente la vitalidad del recién nacido, lo que permitirá establecer protocolos de atención adecuados, lograr el bienestar animal y evitar las muertes en este periodo de vida.
En el período alrededor del parto los bóvidos son vulnerables. El parto de la búfala es físicamente desafiante y doloroso, y la transición a la lactancia se asocia con muchos cambios fisiológicos y un mayor riesgo de enfermedades. El monitoreo individual de la búfala en el momento cercano al parto es necesario para que el agricultor pueda estimar el momento del parto y tomar medidas de manejo correspondientes y para ayudar con el parto sólo cuando sea estrictamente necesario.
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