nvestigadores del INTA San Luis, la Universidad de Lleida y la Facultad de Agronomía de la UBA investigó el efecto de las altas temperaturas en las plantas de maíz y sus posteriores consecuencias en el tamaño y la composición química de los granos.
En un contexto en el que los estudios sobre granos es escaso, un equipo de especialistas del INTA San Luis, la Universidad de Lleida España y la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) analizó la relación entre las plantas de maíz y su exposición a altas temperaturas. La investigación fue motivada por las previsiones de temperaturas superiores a los 33ºC y 35ºC para los próximos años.
Para estudiar el impacto de los golpes de calor sobre la planta de maíz, el grupo de investigadores condujo una serie de ensayos a campo en los que se cultivaron híbridos sin restricciones hídricas, nutricionales ni bióticas que fueron sometidos a calentamientos artificiales. Se incluyeron maíces convencionales semidentados, –de origen templado y tropical– cuyo principal destino es la alimentación animal, y maíces flint y pisingallo, utilizados especialmente en la elaboración de copos para el desayuno (corn flakes) y rosetas (popcorn), respectivamente.
Utilizando la metodología de cromatografía líquida de alta resolución, los especialistas pudieron observar alteraciones en la acumulación de los distintos tipos de proteínas que componen al grano. Dado que la composición química del maíz se define en la etapa de llenado activo de los granos factores ambientales como la radiación, la disponibilidad de agua y los nutrientes y los golpes de calor, influyen en la performance de las plantas en cuanto a su tamaño y acumulación de las proteínas del grano durante este período. “En maíces convencionales y no convencionales, se evidenció una reducción en el tamaño de los granos del 48% y una disminución en la proporción de una de las clases proteicas más abundantes del maíz, las alfa-zeínas”, detalló Roxana Savin, investigadora de la Universidad de Lleida.
Los cambios observados en la composición proteica de los granos pueden llegar a tener consecuencias cualitativas afectando las diversas propiedades y aplicaciones industriales del maíz como plásticos, cosméticos, fibras textiles, entre otros. “Dichos cambios podrían influir en la dureza del grano, uno de los rasgos determinantes de la integridad del cereal durante su cosecha, transporte, almacenamiento y valor comercial para la molienda seca”, afirmó Gustavo
Maddonni, investigador de la Fauba y Conicet.
El estudio realizado destaca la importancia de poner en práctica dos estrategias para aminorar los efectos del golpe de calor en el cultivo de maíz: evasión y tolerancia. La primera radica en un adelantamiento de la fecha de siembra, evitando que la etapa de cultivo en la que se define la composición química coincida con la época de mayor probabilidad de presencia de golpes de calor. En cuanto a la tolerancia, se trata de utilizar materiales menos susceptibles. “Es una estrategia más relacionada con la genética y consiste en sembrar materiales menos susceptibles”, concluyó el especialista.