La emergencia o reemergencia de las enfermedades de las plantas pueden ser la consecuencia, entre otros factores, de los cambios inducidos por el calentamiento terrestre, especialmente por el incremento de la temperatura, de la concentración del dióxido de carbono, la humedad ambiental y la mayor frecuencia e intensidad de las precipitaciones. Estos pueden afectar el crecimiento de las plantas, la calidad de los granos y reducir la producción del maíz.
En siembras tardías, desde hace varias campañas, se detectan algunas enfermedades foliares como el tizón común ocasionado por el hongo Setosphaeria turcica (anamorfo: Exserohilum turcicum) con aparición esporádica y limitante del rendimiento. El tizón foliar adquiere importancia en siembras realizadas en diciembre y enero, con presencia de rastrojo en superficie o frecuentes e intensas precipitaciones durante los meses estivales como ocurrió en el período actual.
“El progreso de la enfermedad se ve favorecido por temperaturas moderadas y largos períodos de mojado foliar por lluvias o rocío, condiciones que se presentan comúnmente en la región, coincidentes con los estados reproductivos del maíz”, sostuvo la ingeniera agrónoma Lucrecia Couretot.
La especialista, indicó que recibió varias consultas sobre esta patología, destacándose reacciones de resistencia de HT (Tizón Foliar) y Tizón Foliar en híbridos de siembras tardías.
La aplicación de fungicidas foliares es una alternativa válida en híbridos susceptibles de maíz para el control de la roya común y del tizón foliar y por ende para disminuir las pérdidas de rendimiento que esta enfermedades causan. La aplicación de una mezcla de triazol y estrobilurina tuvo un efecto positivo en reducir la severidad de las enfermedades fúngicas evaluadas y un efecto positivo en el rendimiento en todos los híbridos evaluados a pesar de cuan susceptible a las enfermedades eran; excepto para el híbrido muy susceptible y muy afectado por enfermedades de origen bacteriano. Los momentos óptimos de aplicación de fungicidas dependen de las condiciones ambientales, la intensidad de la enfermedad, el perfil sanitario y el estado del cultivo. En tizón foliar se obtuvieron respuestas positivas en rendimiento de entre 8 y 25% con aplicaciones en estadios vegetativos y reproductivos en maíces tardíos.
El establecimiento de la enfermedad antes de la fecundación puede ocasionar pérdidas del rendimiento que oscilan entre el 30 y 50% y son mínimas si el clima es seco o la enfermedad ocurre unas 6 semanas después de la fecundación de los estigmas. La técnica preferencial es la utilización de híbridos que posean mejor comportamiento, aquellos que poseen resistencia monogénica presentan lesiones con coloración gris verdosa o clorótica, con escasa tonalidad marrón o bronceada, y poca esporulación lo que retrasa la aparición de lesiones nuevas. Los cultivares con resistencia poligénica presentan las lesiones con margen o borde muy marcado entre la lesión bronceada y el tejido verde. Culturalmente, se recomienda implantar híbridos resistentes, evitar el monocultivo en SD, no sembrar maíz después de maíz o sorgo y rotar con otras especies por uno o dos años.
ABC Rural