Éstas representan una oportunidad para el desarrollo de productos vínicos de alta calidad enológica, con identidad propia e importante demanda en los mercados del país y del mundo.
Finalizando un año atípico, atravesado por diversos protocolos sanitarios y con extremadas medidas de prevención vigentes, se llevó a cabo en la Bodega Bonfanti de Perdriel - Luján de Cuyo, el III Encuentro de vinos y variedades criollas. Participaron alrededor de 50 personas entre productores, enólogos e ingenieros agrónomos de diferentes bodegas del país. El evento fue organizado por Santiago Sari, Martín Fanzone, Rocío Torres, Gustavo Aliquó y Jorge Prieto (INTA EEA Mendoza), Simón Tornello (AER Calingasta - INTA EEA San Juan) y Elena Palazzo, responsable del Programa Cambio Rural (MAGyP) en Cuyo.
Con la dirección del Ing. Agr. Santiago Sari y el Dr. Martín Fanzone, se degustaron los vinos experimentales temporada 2020, elaborados con las variedades rescatadas por INTA. Las mismas, seleccionadas por su alto potencial productivo y enológico fueron: Blanca Oval Cuyana, Moscatel Blanco, Canela, Moscatel Pincanta, Moscatel Apicia, Uva Anís, Criolla N°1, Ferra y Balsámina Patagónica. También se degustó un jugo de uva obtenido por un corte de Cereza y Criolla Grande y un destilado de Moscatel Amarillo del 2017, elaborados a nivel experimental.
Las vinificaciones se realizaron a escala piloto con uvas provenientes de la colección ampelográfica de la EEA Mendoza. Sobre su proceso, Santiago Sari nos contó:
“Las uvas pasan por un proceso de elaboración a escala piloto, utilizando prácticas mínimas de vinificación para poder conocer el potencial enológico que tiene la variedad. Las variedades que se van destacando con un mejor compartimiento enológico, son las que maduran perfectamente, con buen potencial aromático, buena acidez y bajo pH. Esas son algunas de las pautas que buscamos para el estudio. En las uvas blancas hacemos un prensado directo con un desborre previo por frío utilizando una levadura neutra y mantenemos una fermentación a temperaturas cercanas a los 18 °C. Con respecto a los vinos tintos hacemos un descobajado, colocamos en pequeños tanques y dejamos macerar por 12 días con una corrección con anhídrido sulfuroso y sin correcciones de acidez”.
Cabe destacar que en la planta piloto de la EEA Mendoza se están realizando diversos ensayos con algunas de estas variedades criollas para la elaboración de vinos espumantes; se evalúa la aptitud para esta categoría de vinos y la evolución en el tiempo.
Por su parte Martín Fanzone, participante del proyecto desde hace más de ocho años nos contó: “En la actualidad, un 30% de la superficie cultivada con vid en la Argentina corresponde a variedades criollas. Si bien el resto se completa con variedades que en su mayoría son francesas, españolas e italianas y responden a la demanda del mercado mundial de vinos, existe un creciente interés por parte de la industria en la elaboración de vinos diferenciados a partir de algunas de estas variedades. Por eso para nosotros es importante realizar anualmente estas degustaciones para que tanto productores como bodegueros, conozcan el trabajo que venimos realizando”.
El enólogo Lucas Niven de la Bodega Familia Niven rescató: “Desde el año 2009 emprendimos el camino de empezar a elaborar uvas criollas de calidad. Este proyecto se plasmó en el año 2015, hemos ido evolucionando y actualmente tenemos un portfolio de 9 criollas, compuesta por Criolla Grande, Cereza, Pedro Giménez, Malvasía Criolla, Canela y Criolla Chica. Con el INTA hemos participado desde los comienzos del estudio de variedades criollas, ya que hemos ampliado el mundo de las criollas que conocíamos y creo que el desarrollo público - privado tienen que seguir por este camino, una coparticipación entre ambas partes. Lo que veo en este nuevo evento es que se han sumado bodegas de renombre, esto es interesante porque si les llama la atención a las grandes bodegas, quiere decir que este camino es el indicado. Esperamos que para los años próximos podamos lograr la certificación de variedades patrimoniales”.
El Ing. Agr. Ricardo García, del Consorcio Regional de Experimentación Agrícola (CREA) Valles Cordilleranos expresó: “Las expectativas que tenemos con las variedades criollas es grande, hay que rescatar el trabajo que ha realizado la gente del INTA y revalorizar estas variedades olvidadas prácticamente para la vitivinicultura. Venimos acompañando desde CREA este proyecto desde sus inicios, estamos trabajando para firmar un convenio para multiplicar estas variedades en las fincas de nuestros productores. Todo lo que sea de nuestros productores y que venga de tierras adentro, nos interesa porque es rescatar valores, rescatar historias y rescatar una identidad, por eso creemos en este estilo. La implementación de las variedades es dinámica, el mundo es dinámico y la comunicación y la extensión es dinámica, por eso es rescatable el trabajo científico que han hecho y cómo se está divulgando y comunicando. No podemos dejar de mirar a Croacia que tienen una larga historia en la elaboración de vinos con sus variedades propias y Argentina también tiene su impronta con respecto a estas variedades y hay que rescatarlo. Seguramente nos costará entender en el corto plazo, pero en el largo plazo esto va a impactar en la producción vitivinícola regional”.
Para finalizar, el Ing. Agr. Sebastián Bonfanti de la bodega que en esta oportunidad fue la anfitriona del evento, destacó: “Para nosotros es un honor que se haya podido llevar a cabo esta degustación y exposición aquí ya que el año pasado se había realizado en el INTA. Nuestra bodega es una bodega familiar y es un lujo recibir a profesionales de otras bodegas. Es muy interesante conocer el mundo de las criollas, la elaboración y sus características.
En el año 2019, firmamos un convenio con INTA para empezar a trabajar en cultivos y viñedos agroecológicos, donde estamos buscando recuperar la microbiología del suelo y la fertilidad de los mismos. La verdad es que, para ser productores chicos, sentíamos que estábamos un poco rezagados sobre algunos avances tecnológicos pero la firma de este convenio nos abre otro panorama ya que el INTA pone foco en eso. Este convenio no solo le sirve a bodega Bonfanti sino que también, es una prueba piloto para que otros productores puedan implementarlo, ya que vamos a organizar capacitaciones y charlas en las cuales van a poder participar pequeños productores para que puedan visibilizar, los resultados que vamos obteniendo".
Actualmente, las tendencias en el consumo de vinos, se orientan a productos con identidad, vinculados a la producción local o del terruño. Las variedades criollas recuperadas de Argentina constituyen una importante oportunidad en este sentido. Las acciones desarrolladas desde el INTA, en conjunto con el sector privado, permiten su rescate, valorización y difusión.
INTA