El recurso arbóreo del Área Metropolitana de Asunción (AMA) se caracteriza por poseer un copioso recurso arbóreo que la convierte en un área predominantemente verde que se extiende por áreas altamente pobladas, zonas no muy urbanas y áreas protegidas. Los árboles y el conjunto de ellos, conviven cumpliendo una diversidad de funciones vitales que en muchas circunstancias se tornan en conflictos con otros elementos y actividades del medio. Esto se debe a que el patrimonio arbóreo se caracteriza por tener una exigua calidad, lo cual es efecto de la falta de planificación urbana y la correcta gestión del recurso.
Atendiendo a esta realidad, el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADES) lanzó el manual “Viveros Forestales Urbanos: Construcción y Manejo” a fin de optimizar la producción de plantines nativos de mejor calidad y mayor diversidad.
Existen varios tipos de viveros, pueden ser ornamentales, frutales, hortícolas o forestales; cada uno tiene una naturaleza y finalidad distinta, y producen plantas distintas que atienden a un segmento de usuarios diferente. La producción de plantas en cada uno, depende de varios factores reguladores que determinan que el manejo y el funcionamiento del vivero sean diferentes. Los viveros forestales son lugares dotados de instalaciones específicas donde se implementan métodos y se imparten técnicas especializadas para la producción de plantines de especies arbóreas.
En un vivero se trata de manejar o controlar los factores ambientales que influirían en la etapa preliminar de vida de los árboles en la naturaleza; para lo cual se proporcionan las condiciones de reproducción, crecimiento y desarrollo, para que las plantas superen de forma adecuada esta fase y puedan estar listas para ser llevadas al lugar definitivo, donde pasarán el resto de su existencia.
De acuerdo a Oliva et al. (2014), producir plantas en un vivero ofrece innumerables ventajas, tales como: Poder reproducir masivamente ejemplares de especies forestales para la arborización urbana; Es posible administrar la producción, obteniendo de forma segura la cantidad y calidad de las plantas en un espacio temporal planificado; Permite prevenir y controlar la incidencia de plagas, enfermedades u otros factores que, preceptivamente en condiciones naturales, regulan la disponibilidad de plantines.
Para la plantación en áreas urbanas, especialmente en las calles, se prefieren árboles con buenas cualidades (YAMAZOE; VILAS BÔAS, 2003), debiendo producir plantas ideales para este ambiente. Yamazoe y Vilas Bôas (2003) mencionan que las plantas deben: a)Tener un crecimiento moderado, b)Ser menos propensas al vandalismo, c) Tener una copa densa para proporcionar una amplia sombra, d)Producir flores vistosas y duraderas; frutos atractivos para la fauna, e)Tener un porte de pequeñas dimensiones, para no provocar accidentes en su caída, f) Tener un sistema de raíces poco superficial, para no romper las aceras.
El vivero debe localizarse próximo a la sede administrativa, donde el encargado podrá super - visar de forma permanente su funcionamiento, además de facilitar el resguardo de la seguridad de las instalaciones, herramientas y productos. Es importante contar con la disponibilidad de mano de obra dispuesta a actuar en este tipo de funciones (NAVALL, sf). La distancia a los centros donde se pueda obtener insumos y materiales también es clave. La accesibilidad y proximidad del sitio para el personal, para la provisión de insumos y la entrega de productos, es de vital importancia, así como la cercanía del vivero a la zona donde se plantarán los árboles. La zona de emplazamiento del vivero debe considerar, además, la posibilidad de contar con los servicios básicos, tales como energía eléctrica, red sanitaria, telefonía e internet.
El sitio debe contar con las condiciones ambientales más representativas de la región a la cual serán destinadas las plantas producidas. Los factores ambientales, como temperatura, precipitación, humedad, luz y suelos, son los que regulan la vida de las plantas. El viento y la sombra son aspectos del medio que deben considerarse a fin de emplazar la unidad, aunque estos requerirán, indefectiblemente, que se establezcan medidas de regulación o control, inclusive como medida de manejo de vivero
. Para los viveros urbanos, es fundamental que la luz del sol dé plenamente sobre el sitio, esto considerando la cercanía con edificios o árboles de gran porte. La coincidencia de estos aspectos en relación a los requerimientos particulares de las plantas, exigirá al vivero menos instalaciones para regular las condiciones ambientales.
Los suelos deben ser profundos, con un espesor mayor a los 60 cm, sin la napa freática próxima a la superficie. La textura de los suelos es un aspecto muy importante, considerando que debe ser capaz de drenar el agua con facilidad, sin producir encharcamiento y, además, debe permitir minimizar la erosión. Otro aspecto relacionado al tipo de suelo es el correcto soporte de las instalaciones con fundamento en la tierra. Se recomiendan suelos leves de textura francoarenosa a arenosalimosa. El pH del suelo está muy relacionado con el contenido de materia orgánica y disponibilidad de nutrientes necesarios para el buen crecimiento y desarrollo de las plan - tas, en especial, las especies forestales; por lo tanto, se recomiendan suelos ligeramente ácidos (pH=5,5) a neutros (pH=7), y aquellos ligeramente alcalinos (hasta pH=7,5). En estos rangos, se tiende a regular la presencia de malezas e insectos terrestres, como las termitas y hormigas. El lugar para la construcción del vivero debe tener una topografía suave y ser lo más plano posible. Los lugares con pendiente son factibles de ser utilizados, pero estos deben ser acondicionados mediante la realización de obras e instalaciones.
La fuente de abastecimiento de agua, debe asegurar la calidad y cantidad de agua requerida para el funcionamiento del vivero. En cuanto al primer aspecto, el consumo de agua varía conforme a la escala de producción de plantas y la temporada del año caracterizada por los aspectos ambientales (lluvia, temperatura, viento). Como referencia, se podría indicar que según la época del año y el manejo de la sombra que se aplique, se podría requerir entre 350 ml a 1 litro de agua semanal por cada plantín en el vivero. La calidad del agua, es un aspecto funda - mental, ya que incide en la correcta nutrición de las plantas, su crecimiento y desarrollo.
La fuente de agua más recomendable y apta para el abastecimiento de un vivero en la región del AMA, son los pozos artesianos; esto ante la dificultad de poder depender de los cursos de agua que podrían no abastecer la cantidad requerida y, sobre todo, ofrecer baja calidad de agua por la contaminación.
Para la instalación, es indispensable que la iniciativa y el proyecto sean impulsados por la necesidad de contar con un vivero. Con el cono - cimiento de este aspecto fundamental, pueden definirse las siguientes interrogantes que permitirán linear la planificación, y así, por ejemplo, se podrá saber: ¿Qué tipo/s de especie/s?, ¿qué cantidades se necesita?, ¿cómo se requieren las plantas?, ¿en qué formato?, ¿cuál es la distribución temporal de la demanda?
La consideración de la normativa legal es fundamental para el funcionamiento del vivero. En este caso, existen normas que incentivan el funcionamiento de forma directa, y otras establecen estrategias o políticas que apoyan de manera indirecta. Parte de la legislación también está abocada a la reglamentación o regulación del funcionamiento de los viveros. Se detallan las normativas y la legislación relacionada en la sección de temas especiales. Existen normativas que deben ser atendidas al involucrar aspectos como: el trabajo de personas, el uso de defensivos químicos, las medidas de salud y seguridad laboral, entre otras.
FOCO