Son unas hortalizas con hojas grandes, con forma ovalada y verdes y la penca puede presentar varios colores, desde el blanco hasta el rosa fuerte.
Aunque la acelga se cultiva durante todo el año, su mejor época podría ser desde el otoño hasta la primavera.
Son muy ricas en Vitamina A, muy importante para mantener una piel sana, una buena visión, un cabello saludable, el sistema esquelético y el inmunológico. La Vitamina A posee propiedades antioxidantes, por lo que nos protege ante los radicales libres, las infecciones y las enfermedades degenerativas.
Contienen grandes cantidades de folatos, los cuales colaboran en la formación de los glóbulos rojos y blancos y los anticuerpos del sistema inmunitario.
Las acelgas tienen gran contenido en agua, por lo que nos hidratan cuando las ingerimos.
El potasio de la acelga es muy importante para cuidar nuestros músculos y el sistema nervioso.
Otro mineral que contiene la acelga es el magnesio, que nos ayuda a mantener un intestino sano, favorece el tránsito intestinal, fortalece los huesos y dientes y hace que nuestros músculos puedan funcionar correctamente.
Contienen hierro, el cual combate la anemia ferropénica, participa el la producción de hemoglobina (que transporta el oxígeno a todas las células del organismo) y forma parte de muchas proteínas.
La acelga también contiene Yodo, imprescindible para que la glándula tiroides pueda producir las hormonas tiroideas, las cuales intervienen en multitud de funciones como por ejemplo el metabolismo, el desarrollo del feto o la regulación de la temperatura corporal.
Su contenido en Vitamina C nos ayuda a absorber el hierro, combatir a los radicales libres, repara y mantiene en buen estado los huesos, dientes y tejidos, ayuda en la cicatrización de heridas y participa en muchas funciones en nuestro organismo.
Ecoagricultor