¿Es verdad que los alimentos orgánicos son más nutritivos que los tradicionales?

El director del Departamento de Relaciones Exteriores y Cooperación Internacional del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural de Israel, Daniel Werner, explica que en la actualidad se está haciendo visible una tendencia donde los consumidores buscan productos de mayor calidad, que consideren saludables y sean ecológicamente sostenibles. En este sentido, la preocupación se basa en las eventuales consecuencias negativas de la agricultura tradicional en el bienestar humano y el del medioambiente.

El fenómeno está particularmente presente en países desarrollados, donde la alimentación orgánica gana popularidad, a través de la demanda de productos relacionados en constante crecimiento. En Europa, la agricultura orgánica posee muy buena imagen pública: según una encuesta alemana, cerca del 50% de la población cree que puede marcar un nuevo rumbo y convertirse en una excelente alternativa para hacerle frente al cambio climático.

Se define como agricultura orgánica al sistema global de gestión de la producción que se centra en el manejo de la conservación de los sistemas donde conviven -de forma armónica- organismos vivos y el ecosistema. Según sus principales adherentes, representa una forma de producción sostenible, que permite reducir la contaminación de suelos y aguas, ya que es libre de agroquímicos. También ayuda a disminuir la erosión.

De acuerdo a datos estadísticos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), en la década del sesenta del siglo XX, para alimentar a una población de 3.500 millones de personas, cada hectárea agrícola debía producir comida para 2,3 individuos. En 2020, se estima que la cantidad de habitantes dispersos en distintos puntos del globo es más del doble; por lo cual, esa misma superficie tendría que servir para garantizar alimento a 5,3 seres humanos.

La pregunta que cabe aquí es la siguiente: ¿es posible que la agricultura orgánica alcance niveles de producción que se asemejen a los de la convencional? La revista científica Nature (Reino Unido), llevó adelante una encuesta donde demostró que la práctica posee menores rendimientos por unidad. Aunque esto depende de varios factores, los beneficios son un 30% más bajos.

Respecto al valor nutricional de los alimentos orgánicos, no hay demasiada evidencia que garantice que sean más saludables que los que se producen a través de sistemas tradicionales. Desde el punto de vista científico, dichos índices se vinculan altipo de suelo, clima, edad de la planta o animal y tiempo de cosecha, entre otros aspectos.

En cuanto al uso de agroquímicos de la agricultura convencional, existen normas estrictas que hacen referencia al tipo y cantidad de residuos permitidos para el mercadeo de productos. No obstante, la cuestión radica en que estas pautas pueden no ser respetadas por todos los productores, de modo que habría que delimitar los agentes de control que se responsabilicen de la regulación, a fin de evitar mayores inconvenientes.

De todas maneras, vale remarcar que el empleo de agroquímicos y su aplicación en tiempo correcto, no es necesariamente nocivo. Una revisión sistémica de más de 200 trabajos científicos desarrollada por la Universidad de Stanford (Estados Unidos), concluyó que los alimentos orgánicos no poseen ninguna ventaja nutricional por sobre los de la agricultura tradicional.

En dicho estudio, los cultivos no orgánicos poseían restos agroquímicos acordes a las normas sanitarias vigentes. Si bien la visión actual merece respeto y es válido que parte de la población la considere como la solución al cambio climático, la realidad indica que en el debate no existen ni blancos ni negros. La solución está en la fusión.

El cumplimiento de las normas de seguridad sanitaria, sumado a los análisis continuos de presencia de restos de sustancias químicas en los alimentos, el mejoramiento de las prácticas de manejo y el uso de redes e invernaderos que aíslen a los cultivos de las plagas, constituyen tecnologías que brindan muy buenas respuestas.

El manejo integrado de insectos y bacterias de la agricultura orgánicacombina métodos de trabajo basados en principios químicos, genéticos, físicos, biológicos y mecánicos, que aspiranprevenir cuadros de seriedad a través del monitoreo constante y la aplicación de herramientas que ayuden a disminuir o suprimir el uso de agroquímicos. Según Werner, quienes profesan acerca del desastre ecológico que provocarían los modelos actuales y no proponen soluciones viables y eficientes, deberían empezar a entender las normas del sistema y dejar de generar pánico injustificado.

“El sector agrícola en su totalidad debe ofrecerle al consumidor todos los datos necesarios para que pueda escoger lo que más le guste. Paralelamente, tiene que asegurar el acceso a alimentos sanos y a precios accesibles para toda la población. Cada uno debe pensar, vivir y comer de acuerdo a sus creencias políticas, religiosas o alimentarias”, argumenta.