Nuevo proyecto en contra de la cría de salmónidos

La nueva iniciativa busca prohibir toda actividad de cultivo y producción de salmónidos en “aguas jurisdiccionales lacustres y marítimas de la provincia” pero no en tierra. Se habilita la continuidad del cultivo y producción artesanal de la trucha arcoíris, con hasta un máximo de 20 toneladas por año.

En el convencimiento de que “el salmón es una especie ajena al medio ecológico austral, cuya aparición causaría un desequilibrio dramático en el entorno marino” y a fin de “asegurar la protección, preservación y resguardo de los recursos naturales, los recursos genéticos y los ecosistemas lacustres y marinos”, el bloque legislativo del Movimiento Popular volvió a presentar un proyecto de ley para prohibir “el cultivo y producción de salmónidos en aguas jurisdiccionales lacustres y marítimas de la provincia”.

La iniciativa es similar a la que esa misma bancada presentó en 2019, pero no tan estricta en cuanto a la prohibición ya que no veda la posibilidad de la cría y producción de salmónidos “en ámbitos territoriales”, como si ocurría en la propuesta original, ya que reconoce “la vigencia por el plazo otorgado por la autoridad de aplicación, sujetos a las condiciones y pautas establecidas por la misma, a los proyectos existentes de acuicultura relativos al cultivo y producción de la trucha arcoíris  en escala artesanal en el territorio físico de la Provincia”, a la vez que contempla la posibilidad de que se autoricen nuevos proyectos de “cultivo y producción de la trucha arcoíris” siempre que estos cuenten con la “correspondiente evaluación de impacto ambiental estratégico y acumulativo que acredite su concordancia con los principios rectores para la preservación, conservación defensa y mejoramiento del ambiente” y estén limitados a una escala de  producción “que no podrá superar el total 20 toneladas por año”.

Los propios legisladores del MPF justifican “esta flexibilización” argumentando que en el proyecto original “se estableció una prohibición total que fue disparador para generar un debate en búsqueda de un equilibrio entre el desarrollo económico sostenible y la protección de recursos naturales”, que habilitó durante el año la discusión del tema con la participación “de distintos actores de nuestra sociedad con voz autorizada, como son los productores locales, profesionales del CADIC, funcionarios del ejecutivo provincial, referentes de ONGs, asociaciones y fundaciones ambientalistas de la Provincia”.

Si bien en esos encuentros hubo acuerdo generalizado en el rechazo a  la salmonicultura a escala industrial, se planteó la factibilidad de la cría de trucha arcoíris en tierra, bajo el sistema RAS (recirculación para Acuicultura) o similar, y que se contemple la actividad ya existente en la provincia.

Quien mejor resumió esa idea fue el Biólogo Marino Gustavo Lowrich -investigador del CADIC- CONICET con 30 años  de trabajo en el Canal Beagle e integrante del colectivo contra las salmoneras- que planteó un rotundo “no a la salmonicultura industrial”, pero dijo que “la prohibición total debería ser matizada para salvaguardar la producción de la trucha arcoíris, que es parte del patrimonio económico y cultural de la provincia, tanto desde la parte de la pesca deportiva como en emprendimientos productivos”. En aquella oportunidad también abogó por que la ley considerara “una escala de producción compatible con el medioambiente para contemplar a las Pymes locales y considerar la acuicultura en tierra”, en todos los casos bajo “monitoreo ambiental”.

Propuestas estas que han sido tenidas en cuenta por los legisladores del MPF a la hora de elaborar el nuevo proyecto de ley que presentaron.

El Diario del fin del mundo