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A diferencia de la actividad bovina, el rodeo bufalino en Argentina tiene un crecimiento anual con la incorporación de nuevos productores, el incremento de comercializadores de su carne y la activación de tambos, para la producción de leche y quesos”, reseñó Diego Reynal. El productor tiene un rodeo de diez mil cabezas, distribuidas en campos de Formosa y Chaco y registra un aumento interanual, en promedio, del 15 por ciento.
El búfalo tiene la capacidad de desarrollarse en tierras marginales en las que el vacuno no tiene adaptación.
La demanda y la producción general, tiene un crecimiento que no ha decaído y que contabiliza en el país 300 mil cabezas, “proyectándose que se alcance el millón de ejemplares en diez años”.
Si bien Reynal produce exclusivamente bubalinos, “la gran mayoría de los productores son ganaderos con rodeo bovino, que han incorporado búfalos”. Las razas con las que trabaja son la murrah y mediterránea, ambas doble propósito: producción de carne y de leche.
“Cada vez hay más gente que prueba y se va convenciendo de las ventajas de la cría de búfalos, ya que productivamente es superior a la de bovinos”, refirió.
El ganadero y empresario chaqueño resume como características que “el búfalo es más longevo, teniendo una vida útil de veinte años, lo que es sinónimo de más terneros, es más fértil y con menos requerimientos nutricionales”.
“El búfalo consume pastos que la vaca no come, convirtiendo ese alimento de inferior calidad en carne o leche; al ser de pantano tolera los excesos hídricos y, si bien la sequía los afecta mucho, cuando se supera esa condición climática la recuperación del animal es más rápida que en el vacuno, sumado a todo esto, sanitariamente está libre de garrapatas”, agregó Reynal.
En este sentido, el productor hace referencia a la crisis climática atravesada, “una de las secas más importantes de los últimos cincuenta años en la zona, en las que el rodeo sufrió mucho, hoy ya están en muy buen estado, entrando en servicio, porque tienen la ventaja de que reaccionan más rápido a las crisis”.
En la comparación entre la ganadería bovina y la bufalina, destacan los criadores que “en campos similares, con manejos parecidos, se consigue entre un diez y quince por ciento más de terneros o bubillos, utilizando el término correcto para la cría”. “La búfala vive veinte años y la vaca un promedio de diez años, en consecuencia, hay un plus importante de años de bubillos, haciendo que la reposición sea menor y pudiendo crecer más en rodeo de cría”, reflejó Diego Reynal.
La otra ventaja del búfalo “es que para faena, el animal está terminado en diez o doce meses, hablando de un mamón de 280 kilos”.
“Un vacuno es imposible sacarlo en ese tiempo, en un ternero bovino al menos son tres meses más con muy buena alimentación, mientras que la producción de carne bubalina es mucho más económica porque son ciento por ciento pastoriles”, comparan los criadores.
La desventaja, entre bovino y bufalino, es que el animal en pie “se paga un veinte por ciento menos, con excepción de las hembras que tiene valores similares”. De todas maneras, el comprador paga menos pero en las carnicerías, como la comercializan sin la denominación del origen, el consumidor la paga a precio de carne vacuna.
La exportación es una opción de mejores precios, “pero aún no se tiene en el país la suficiente cantidad de cabezas de ganado como para generar buenas ventas al exterior”.
“Cualquier negocio de exportación son entre veinte y treinta mil novillos y eso hoy es imposible, pero lo alentador es que viene creciendo el rodeo y la cantidad de productores”, refirió Reynal.
En el crecimiento, el productor chaqueño menciona entusiasta que “en cuanto a disponibilidad de campos, hay lugar para seguir sumando cabezas y poder multiplicar por diez nuestra producción”.
En este sentido, señaló que “existen campos ociosos en los que perfectamente se podría desarrollar ganado bufalino”. “En esos campos marginales, de bajos y bañados, en los que el vacuno sufre mucho y el búfalo está muy bien. Son aproximadamente entre tres y cuatro millones de hectáreas inutilizadas, o que casi no se usan, y que son aptas para la cría”, explicó. “El tema es ir armando esos campos, reteniendo hembras e ir creciendo. Entiendo que estamos encaminados y de aquí a diez o quince años podremos alcanzar el millón de cabezas”, finalizó diciendo el productor de búfalos Diego Reynal.
Diario Norte
