Conocer las características del suelo antes de pensar en el cultivo es una práctica importante. Desde la Red de Buenas Prácticas Agropecuarias señalaron las recomendaciones para un correcto muestreo de suelos.
Esta práctica arroja un diagnóstico de sus condiciones de fertilidad, lo que permitirá una mejor planificación de las actividades y un manejo ajustado de los insumos Desde BPA señalaron que el objetivo es evaluar la disponibilidad de nutrientes y otros parámetros de interés con el objetivo de obtener una muestra representativa del suelo a analizar.
Para un correcto muestreo es importante seguir una serie de pasos. Desde la Red BPA especificaron seis.
“Una correcta técnica de muestreo y un posterior análisis permite ajustar la fertilización a las condiciones específicas del lote, optimizando el uso del insumo y minimizando los riesgos de pérdida de nutrientes fuera del sistema”, aseguraron desde la red.
Para establecer áreas homogéneas se deberían tener en cuenta algunos elementos de apoyo, así como ciertos aspectos generales; entre otros, los siguientes:
Si se trata de un lote dedicado a agricultura, normalmente se muestrea en el entresurco del cultivo anterior.
Los elementos y materiales necesarios para realizar un muestreo de suelos eficaz, se describen a continuación:
La muestra simple es la que se obtiene con una sola extracción de suelo y por lo general es usada en trabajos de investigación o cuando se trata de suelos muy homogéneos. “También resultan de utilidad cuando se trabaja con sistemas de agricultura de precisión, donde es necesario realizar un muestreo sistemático y muy intensivo”, aseguraron desde la Red BPA.
En el caso de la muestra compuesta, es la que se consigue para evaluar la disponibilidad de nutrientes promedio de un lote (técnica habitual). “La muestra compuesta se obtiene al extraer en cada área homogénea varias muestras simples (submuestras), tomadas a la misma profundidad y con un volumen de suelo semejante, que posteriormente son reunidas en un recipiente, mezcladas y de la cual se extrae una muestra de 0,5 a 1 kg de suelo, que es la muestra que finalmente se enviará al laboratorio para su análisis”, destacaron.
En los cultivos extensivos, la superficie a relevar por cada muestra compuesta puede abarcar entre 20 y 50 ha (siempre que la homogeneidad del área lo permita), con una toma de submuestra cada 2-3 ha.
Para el caso de los cultivos intensivos, la superficie a relevar por cada muestra compuesta deberá ser de hasta 1 ha o 1 parcela tomando entre 10-30 submuestras por ha o parcela.
Luego existen diferentes formas de muestreo, una de ellas es el muestreo sistemático espacial (en superficie). Este método es el más apropiado si el objetivo es producir mapas para la aplicación variable de fertilizantes. “Con este método, las muestras simples son tomadas a intervalos regulares en todas las direcciones, analizándose por separado”, explicaron.
Muestreo no sistemático o al azar espacial, consiste en recorrer un lote, recolectando submuestras al azar, que luego son mezcladas para formar la muestra compuesta.
Los muestreos georreferenciados se podrían utilizar cuando el objetivo sea evaluar los efectos de, por ejemplo, distintas rotaciones de cultivos o distintas estrategias de manejo sobre los parámetros de calidad del suelo.
Por otra parte, al evaluar la evolución de las propiedades del suelo, debe considerarse la variabilidad temporal de los distintos parámetros. Aquellos con mayor variabilidad temporal, en cambio, requieren de un control mucho más frecuente.
Otro punto importante es la profundidad del muestreo. Esta etapa depende del objetivo del análisis, del parámetro que se desea evaluar, de la profundidad de los horizontes (sobre todo del superficial), del tipo de labranza y de la profundidad de exploración que alcanzan las raíces.
“Antes de proceder a la extracción propiamente dicha de cada muestra o submuestra, se debe eliminar la cobertura vegetal u hojarasca presente sobre la superficie de cada punto elegido, evitando eliminar la capa superior del suelo”, señalaron desde la Red BPA.
Una vez recolectadas todas las submuestras de una muestra compuesta, se deben romper los agregados (“desterronar”) hasta un tamaño de aproximadamente 1 cm y mezclar lo más uniformemente posible.
Para este paso, las muestras compuestas se deben homogeneizar mediante mezclado, colocar en bolsas plásticas limpias (sin uso), cerrar herméticamente la bolsa e identificar con datos claros y precisos mediante un rótulo y rotular de manera clara, con una identificación unívoca y sencilla.
“En el caso de algunas determinaciones (por ejemplo, el análisis de nitratos), es necesario que la muestra se conserve refrigerada (no más de 8 a 12 °C) hasta que sea entregada al laboratorio, lo cual debe hacerse en un lapso no mayor a 24-48 horas. En estos casos, lo recomendable es colocar el suelo en la bolsa inmediatamente después de tomada la muestra, comprimirlo como para que quede la menor cantidad de aire posible dentro, sellar la bolsa y refrigerar tan pronto como sea posible”, aconsejaron desde la red.
“De acuerdo con la determinación que se le solicite al laboratorio, puede ser necesario entregar datos complementarios como, por ejemplo, un plano con las áreas de muestreo identificadas, un breve historial de éstas y las muestras correspondientes a cada una, cuidando de identificar correctamente la correspondencia entre las muestras y las áreas de donde provienen. También se puede identificar la muestra mediante una tarjeta donde se consigne más información u observaciones adicionales”, destacaron desde la Red BPA.
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