Los cultivos de cobertura son conocidos por su capacidad de mejorar las condiciones físicas de los suelos, reducir la erosión y las pérdidas de nutrientes en el sistema. Sin embargo, en los últimos años, avanzó la siembra de los mismos con el objetivo de suprimir malezas y reducir la aplicación de herbicidas.
El manejo de malezas en Córdoba cobró especial relevancia en los últimos años por el avance de especies resistentes a herbicidas, entre las que se destacan, por su fuerte presencia, el yuyo colorado (Amaranthus hybridus), la grama carraspera (Eleusine indica) y el sorgo de alepo (Soghum halepense).
Diego Ustarroz –especialista en malezas e investigador del INTA Manfredi, Córdoba– reconoció que “las malezas resistentes son una de las principales preocupaciones entre los productores, dado que incrementan los costos de producción y generan incertidumbre por la reducción de alternativas de control químico en planteos de siembra directa”.
Por esto, detalló, “hay una gran demanda de información sobre prácticas de manejo de malezas no químicas que, a su vez, puedan ser complementadas con el uso de herbicidas”.
Frente a este contexto, un equipo de investigación del INTA lleva adelante, desde hace varios años, experiencias de control mecánica de malezas con mínima remoción de suelo e inclusión de cultivos de cobertura en lotes que fueron ocupados por soja y están destinados a la siembra de maíz tardío.
Estas evaluaciones demostraron que los cultivos de cobertura permiten ahorrar hasta dos aplicaciones de herbicidas, debido a que colaboran en la supresión de malezas, sin disminuir el rendimiento del maíz tardío.
“Entre las especies que evaluamos, la que mejor resultado dio es el centeno porque genera una adecuada supresión de malezas, sin reducir el rendimiento del maíz, incluso en años en los que las precipitaciones fueron menores a las normales en la región”, explicó Ustarroz.
De cualquier manera, el especialista precisó que, ”en esos casos, fue necesario incrementar la fertilización nitrogenada porque parte del nitrógeno que absorbe el cultivo de cobertura no es liberado a tiempo para que esté disponible para el maíz”. Y aseguró que “es algo que puede manejarse logrando buenas producciones y disminuyendo la aplicación de herbicidas”.
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