Las lluvias de la semana pasada ayudaron a no perder potencial de rendimiento en muchas zonas trigueras de Buenos Aires y la Mesopotamia. No obstante, la aparición de enfermedades fúngicas por tiempo húmedo comenzó a despertar las alarmas entre los productores.
Desde el inicio de septiembre comenzó a aparecer la mancha en red de la cebada, desarrollada gracias al rocío matinal propio de la época. En la misma línea, los técnicos advirtieron focos de mancha amarilla y trabajan en la detección de royas.
En este marco y, teniendo en cuenta que muchos productos no actúan de manera inmediata, los especialistas remarcan la importancia de mantenerse alertas. En este punto es importante mencionar que los retrasos en tratamientos por cuestiones logísticas pueden derivar en importantes pérdidas de rendimientos.
El nabo se presentó como un problema para la región triguera sur durante las últimas campañas dado su gran capacidad para competir y tolerar herbicidas. Por este motivo, los especialistas recomiendan efectuar los tratamientos con la maleza en estado de roseta pequeña, momento de mayor susceptibilidad.
Por otro lado, se aconseja la técnica de “doble golpe” con Paraquat en la segunda aplicación para el control tardío.