Por Fernando Vilella
El mate según el gran Ernesto Barrera contribuye junto al poncho, a la identidad nacional. Esta en los ranchos y en la casa más señoriales, estén en el campo o la ciudad de cada rincón de Argentina y gran parte de los países vecinos. Esto aunque no tengan una ha de cultivo. Alguien piensa a un uruguayo sin un termo y un mate.
Es una historia de como la geopolítica incide en la adopción de nuevas costumbres que trascienden el tiempo. Su difusión se debe a una de las primeras organizaciones multinacionales con gerenciamiento coordinado, la Compañía de Jesús. Las colonias jesuíticas en sus diversos establecimientos productivos obtenían productos que intercambiaban con las otras. Esta red iba desde el eje Lima-Potosí a Buenos Aires, eran muy organizadas y productivas, aprovecharon ventajas de escala y ventajas impositivas. Su producción financiaba colegios, universidades, conventos e iglesias
Las de las actuales Misiones (debe su nombre a ellos), Corrientes, Paraguay y Brasil hasta su expulsión fueron la estrategia de la corona española para contener las invasiones portuguesa. Los jesuitas inteligentemente crearon una forma organizacional nueva, que los diferenció de portugueses y el resto de los españoles, al convivir con los guaraníes, evitando los esclavicen, valorizándolos y educándolos en forma sincrética, aunque con impronta cristiana y europea. Rescataron su bebida, el mate, lo encontraron energizante y estimulante y pasa a ser su moneda de intercambio con las otras misiones al ser casi el único producto que podían exportar al no ser esa zona no era tan apta para la ganadería o agricultura como las misiones en Córdoba. Enviaban yerba a todas las regiones de Argentina, Uruguay y hasta Chile y el Alto Perú donde pronto fue creciendo el consumo popular. Esta expansión fue favorecida por la corona española en competencia con el Té, que era un negocio dominado por sus enemigos, los ingleses. Taponar las invasiones de los portugueses en sus territorios, competir con los ingleses y generar nuevas representaciones culturales, pura Geopolítica.
Luego se modifica la forma de tomar ya que los guaraníes no usaban bombilla solo un separador que ponían en el borde del zapallo hueco y pasa a ser yerba mate.
La yerba a diferencia de todas las infusiones competidoras no pudo cultivarse fuera de su lugar de origen, una diferencia con el café africano, el té asiático o el cacao americano que se cultivan en todos los continentes con climas semejante al centro de origen. Su domesticación debió descubrirse varias veces. Primero fueron los jesuitas advirtiendo que solo germinaban las semillas que pasaban el tracto digestivo de los tucanes, luego lo desarrollo el naturalista alemán Aimé Bonpland y finalmente Carlos Thays, el jardinero de la patria, que descubrió que germinaban las semillas que habían comido las gallinas en el Jardín Botánico de Buenos Aires, y se le ocurrió usar agua caliente para despertarlas y que germinen.
Graciela González menciona en sus clases a la empresa Guayaki que popularizó el mate en el sistema universitario de EEUU, diciendo que “La yerba mate tiene la fuerza del café, los beneficios para la salud del té y la euforia del chocolate, todo en una bebida. De los seis estimulantes de uso común en el mundo: café, té, kola, cacao y guaraná, la yerba mate triunfa como la más equilibrada y saludable a la vez que estimula”. Es un éxito
El negocio en Argentina es del orden de los U$S 1.000 millones con un consumo de 6 kilos por habitante/año. Las exportaciones han venido creciendo en forma paulatina pero sostenida, triplicándose en los últimos 30 años. Estudios de mercado realizados por el INYM muestran que en el 90% de los hogares argentinos se toma mate y que el 76% de la población es consumidora, dando cuenta de un consolidado posicionamiento del producto en nuestro medio. De los consumidores un 92% consume mate cebado, 50% mate en saquitos y 14% tereré.
El mate que cada día disfrutamos es producto entonces del descubrimiento de los guaraníes, de la estrategia geopolítica de los jesuitas y la corona española, de la bioeconomía inicial de los jesuitas y científicos europeos o argentinizados y hoy, de empresas líderes que perfeccionan su cultivo y procesamiento, llegando a muchos países.
Para el estribo, recuerde que cuando cebe o acepte un amargo o dulce, lo hará como consecuencia de esta rica y compleja historia.
Mitre y el Campo