Leo Rangel: “Tenemos que imitar la naturaleza, ese es el camino”

Por Agroempresario.com
 

Leo Rangel, oriundo de Uruguay, llegó a Misiones por primera vez gracias a una pasantía como guardaparque a fines de los años 90. Años después y, tras haber conocido la diversidad de la selva misionera, la exuberancia del clima y su naturaleza regresó a la Argentina con el fin de instalarse indefinidamente. Fue entonces cuando decidió comprar la chacra llamada Yasi Yateré en El Soberbio, ciudad cabecera del departamento guaraní, a 230 km de Posadas y a orillas del río Uruguay donde se aprecian los saltos del Moconá. 

Según la mitología guaraní, Yasí Yateré significa trozo de luna es un duende que alimenta a los niños en la selva con frutas y miel. Tiene además un bastón dorado con poderes. 

En la entrevista que brindó a Agroempresario.com, Rangel contó que la tierra la compró en 1.998 cuando aún no contaba con un ingreso estable, no podía generar inversiones en infraestructura, ni comprar implementos fundamentales para mejorar las instalaciones en la selva como motosierras y motoguadañas. “Era una chacra desmontada de 14 has a la orilla de la Ruta 2 que en ese momento era de tierra”, recordó.  

En 2006, Rangel comenzó a trabajar de guardaparque en Parque Provincial Saltos del Moconá, y recién ahí pudo iniciar el proyecto que lo había acompañado tanto tiempo en su cabeza y que perseguía como su sueño: diseñar un sistema de cultivo sustentable en la selva.

Hoy, Yasi Yateré, nombre que según la mitología guaraní significa trozo de luna, está en pleno desarrollo y cuenta con 38 hectáreas con diversidad de especies productivas y cabañas para agroturismo sustentable.

“Tenemos como recurso económico las cabañas en la selva para poder sostener los proyectos de ecoturismo. Tratamos de mantener el turismo de selva con la agroecología incorporada. Producimos frutas tropicales que también se disfrutan en el desayuno como la banana, papaya, ananá e incorporamos café, lulo, vainilla, anón, fruto del conde y palmito. Este último fue perdiendo terreno dentro de la selva por la cosecha sin priorizar la sostenibilidad de la especie. Nosotros lo cultivamos para aprovechar los frutos que da, un producto alimenticio parecido al asaí en gusto y color que se produce en Brasil”, explicó.

También, están produciendo especies aromáticas y medicinales que pueden convivir dentro de la selva. Buscan despegarse de las producciones anuales con el objeto de buscar sostenibilidad al suelo y que el manejo agrícola sea perdurable, sin la necesidad de renovar el suelo periódicamente. De esta forma, esperan lograr que -una vez implementado el cultivo- se mantenga el hábitat para obtener los nutrientes del mismo espacio y sistema.

“El objetivo del proyecto es que sea productivo y atractivo para que los demás productores agrícolas quieran implementar este sistema viendo el beneficio económico”, relató.

No es casual que Rangel haya elegido la carrera de guardaparques, tenga una pasión por la agroecología y haya convertido en realidad su proyecto.

“Hay una relación entre el trabajo de guardaparque, la ecología y el ecoturismo. Justamente lo que hacen estas actividades es tratar de buscar la convivencia entre el hombre y la naturaleza en su medio ambiente. El hombre como especie animal encaja en su bioma conviviendo con otras especies”, explicó.

Con la agroecología busca salir de la agricultura tradicional que requiere del desmonte y desplaza la fauna y flora nativa para incorporarla a los sistemas de cultivo. De esta forma, pretende que los espacios naturales de reserva se desarrollen hacia el exterior de las áreas protegidas para asegurar la sostenibilidad de las mismas.

“Uno ha aprendido con todos estos años de guardaparque que no sirve de nada crear áreas protegidas en forma estricta sin tener cuidado del entorno es decir con la poblaciones rurales que viven en ecosistemas naturales. El recurso se va terminando, las poblaciones tienen que subsistir y esa va a ser la prioridad como pasa en otras partes del mundo. En  África, hay poblaciones que necesitan madera como carbón vegetal para cocinar diariamente. Al talarse todos los árboles fuera de las áreas protegidas se comenzó a desmontar los parques. En este marco, la demanda de recursos naturales es una crisis que atraviesa todo el mundo a medida que los mismos se van acabando”, subrayó el guardaparques.

“La agroecología busca el equilibrio, la convivencia entre el recurso natural y la economía de la familia. Si se conserva el ecosistema, uno tiene garantizado el combustible como carbón y leña. Luego de miles de años de evolución agrícola, seguimos aprendiendo y descubriendo el valor del suelo como ser vivo, como organismo vivo. Los microorganismos que trabajan en el suelo le dan a su vez cobijo, el aporte de fósforo, potasio y nitrógeno que ya no es garantía de sustentabilidad. La selva tiene esa particularidad de sombrar entre los árboles para que sus raíces sean el sostén del suelo”, agregó. 

Para cerrar y,  como proyecto a corto plazo, Rangel busca lograr un modelo de producción de 12 variedades agrícolas: “La selva es diversidad y el sistema tiene que ser igual, no podemos hacer monocultivo, tenemos que imitar la naturaleza, ese es el camino. Hablamos de 12 cultivos como significativos, donde uno puede tener un producto mensual para cosechar y entonces generar un ingreso mensual de todos los cultivos. La idea es  garantizar que una familia agrícola de misiones pueda vivir cultivando, reincorporando la selva a sus chacras retornando a la producción agroecológica”, sostuvo.