En busca de suelo uruguayo

egún especialistas del sector, en la última semana crecieron un 50% las consultas por los campos en Uruguay. Los productores argentinos huyen al país vecino a causa de la inestabilidad económica y la fuerte presión impositiva. Los campos en la región del litoral destinados a la plantación de soja y explotación ganadera son los más codiciados.

Durante las últimas semanas, un número considerable de productores argentinos comenzó a considerar cruzar el charco en busca de mejores horizontes. Según la Asociación Rural de Uruguay (ARU), en los últimos meses se incrementaron en un 50% las consultas por parte de los argentinos para la compra de tierras productivas, especialmente para la explotación ganadera y la producción de soja.

Para los especialistas, este “efecto retenciones” empujó a los productores a buscar campos más baratos con rindes similares. “Una hectárea en las mejores zonas cuesta US$8.000, mientras que en la Argentina llega a US$15.000. A esto hay que sumarle la falta de impuestos a las exportaciones y  restricciones cambiarias”, explican.

El momento para la compra de tierras uruguayas resulta auspicioso ya que, después de un pico en los precios, se registra una retracción del 10%. En la Argentina tanto la suba de las retenciones como el desdoblamiento cambiario le generan al productor pérdidas de alrededor del 50% en dólares de lo facturado, lo que lo obliga a replantearse su situación económica.

En este sentido, los aires uruguayos son distintos. El regreso al poder del Partido Blanco y el aliento a las inversiones extranjeras por parte del presidente Luis Lacalle Pou marcan un horizonte favorable para los empresarios argentinos. El impulso de una ley que facilite la tenencia y compra de inmuebles rurales se convirtió en la frutilla del postre para los inversores extranjeros. “El anteproyecto propone que tanto personas físicas como jurídicas puedan ser titulares del derecho de propiedad sobre inmuebles rurales y explotaciones agropecuarias”, detallan desde el gobierno uruguayo.

Lo cierto es que tributar en un país con menor voracidad fiscal y operar en una economía estable son los principales argumentos de los inversores agropecuarios para escapar de la Argentina.