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La situación mundial se mantiene complicada tras la salida de la pandemia por Covid. Una inflación desbocada mantiene a las economías en estado de alerta, y la situación se agrava a causa de la guerra entre Rusia y Ucrania que se extiende desde principios de año.
Las criptomonedas no han logrado escapar a la tormenta económica mundial. La intensidad de la crisis es motivo de preocupación para los inversores y la inseguridad reina en el mercado de las criptomonedas, donde la actual cotización de btc usd en estos momentos se sitúa rondando la cifra de 22.000 dólares, en un claro ejemplo de la gran pérdida de valor que la criptomoneda lleva sufriendo desde el pasado mes de noviembre y que ha arrastrado al resto de criptomonedas, además de llevarse por delante a numerosas exchanges de criptomonedas que no han sido capaces de aguantar el cataclismo.
Desde el comienzo del 2020 hasta abril del pasado 2021, la capitalización de mercado de las criptomonedas experimentó un extraordinario crecimiento, pasando de apenas rozar los 200.000 millones de dólares superar los 2,2 billones de dólares. Un hecho sin precedentes que extendió la popularidad de las criptomonedas hasta límites insospechados, habida cuenta de que cualquiera que lo deseara tenía la facilidad y la posibilidad de invertir en un mercado hasta entonces desconocido para la mayoría.
A juicio de los analistas, el crecimiento extremo del mercado cripto se debió a la firme convicción de los inversores en criptomonedas de su papel como valor refugio en un momento de crisis como el causado por la pandemia. Y todo ello, a pesar de las opiniones en contra que auguraban el desplome de una burbuja que en algún momento terminaría por pinchar y la feroz crítica por parte de los gobiernos y las autoridades monetarias internacionales.
Por otro lado, el auge de la inversión en Bitcoin propició que el número de criptomonedas pasara de las cerca de 5.000 criptos en circulación -previamente a la pandemia- a las aproximadamente más de 10.000 existentes en la actualidad.
Por el hecho de ser consideradas por algunos como protectoras frente a la inflación, las criptomonedas han experimentado un notable auge en países como Argentina, donde la inflación ha golpeado dura y diariamente los ahorros de los ciudadanos a lo largo de años de inestabilidad financiera. Y es que, para muchos ciudadanos argentinos la inversión en Bitcoin constituye el último recurso para tratar de evitar la pérdida de su poder adquisitivo, algo que para muchos no tiene sentido debido a la alta volatilidad y riesgo de estos activos.
Sin embargo, en estos momentos, debido a la crítica situación mundial actual, parece extremadamente difícil que la criptomoneda pueda iniciar de nuevo el vuelo, a pesar de haberse situado en las últimas semanas en un rango cercano a los 20.000 dólares, sin apenas movimiento.
No obstante, este pequeño estancamiento entorno a los 20.000 dólares, pareciera estar más cerca de descender hasta los 10.000 que de ascender a los 30.000 dólares, a tenor de las encuestas realizadas y el parecer de algunos analistas, quienes basan su opinión en hechos tales como el dato del Índice de Precios al Consumo -IPC- de EEUU en el mes de junio, que se ha situado en el 1,3% mensual, superando al 1% que se preveía en un principio. Además, a esto habría que añadir la forma negativa en que las próximas subidas de interés por parte de la FED afectarían a la principal criptomoneda y al resto de las altcoins y la posibilidad latente de una recesión que afectaría a los mercados de renta variable y de valores cuya correlación con el mercado de las criptomonedas ha aumentado -especialmente con Bitcoin y Ethereum- efectuando el movimiento en la misma dirección.
Lo cierto es que aunque en sus inicios las criptomonedas fueron consideradas como elementos absolutamente ajenos a los mercados financieros, los hechos hablan por sí solos y la crisis ha puesto en evidencia que, en la práctica, esto no es así.
De hecho, algunos expertos no recomiendan comprar en la bajada y piden precaución antes de hacerlo, pues el valor de Bitcoin podría caer aún más, dando al traste con la esperanza del inicio de una nueva fase alcista.
