Uso eficiente del agua, mejoramiento genético, maquinaria agrícola, bioeconomía e intensificación productiva son los ejes de las propuestas que serán financiadas en el marco del programa Fomento de Innovaciones Tecnológicas (FIT- INTA) y la Convocatoria Emprender AgTech (CEAg-INTA). Los ganadores fueron anunciados en un acto del que participaron Mariano Garmendia, Nacira Muñoz y Carlos Parera –presidente, vicepresidenta y director nacional del INTA, respectivamente–. Los cuatro proyectos recibirán un apoyo financiero de 44 millones de pesos para el desarrollo de las propuestas de productos, procesos o servicios que promuevan el desarrollo sustentable agropecuario.
En su discurso, Garmendia aseguró que esto es un hito destacable en el largo camino que hacen los investigadores, extensionistas y profesionales de la universidad. “Desde INTA estamos en un proceso para acercarnos a los nuevos paradigmas”, reconoció, al tiempo que subrayó la importancia de la articulación INTA-INTeA-Fundación ArgenINTA en pos del desarrollo tecnológico, difundiendo y poniéndolo en valor y desarrollando las herramientas que sirven para una Argentina mejor. Por último, agradeció a todos por el compromiso.
Por su parte, Parera agradeció a todos los que hicieron posible la selección y financiamiento de los proyectos: “Esto es parte de un nuevo camino que está iniciando el INTA en esta vinculación público privada con una nueva lógica”. A su vez, agradeció a todos los investigadores e investigadoras que se presentaron por “confiar en este mecanismo para escalar ideas e innovaciones que nos va a permitir apoyar al crecimiento del país”.
De esta edición, participaron cuatro proyectos del INTA, de los cuales tres recibieron un diploma de reconocimiento. Los galardonados fueron el simulador de impacto ganancial para la chacra hortícola, las variedades argentinas de frutilla y micrOrigen.
Ambas convocatorias para el financiamiento de proyectos están dirigidas a profesionales tanto del INTA como externos a la institución.
Al respecto, FIT-INTA financiará propuestas de profesionales del INTA con desarrollos intensivos en conocimiento realizados dentro de las temáticas referidas a bioeconomía, mejoramiento genético, control biológico de plagas, kits diagnósticos, calidad e inocuidad alimentaria, intensificación productiva con sostenibilidad, maquinaria agrícola y uso eficiente de recursos no renovables.
En esta convocatoria, se presentaron propuestas y fueron seleccionadas tres: Obtención, registro, desarrollo y comercialización de variedades argentinas de frutilla; Fabricación de prototipo mini sembradora abonadora mecanizada para pasturas y cultivos hortícolas; y MicrOrigen –para monitorear la contribución microbiana a la salud del suelo–.
La segunda convocatoria, CEAg-INTA, prioriza la temática Agro 4.0, la cual involucra digitalización, robótica e inteligencia artificial. En esta oportunidad, se financiará una propuesta: “SIGCHA” Plataforma digital para la planificación económica del sector hortícola.
La mayor dificultad que tienen los viveros de frutilla argentinos es la importación de plantas madres por diferentes causas: no consiguen el número de plantas de las variedades deseadas, la calidad no es la adecuada ya que en varios casos se pierde al menos el 50 % del material importado a causa de las cuarentenas impuestas por Senasa, y el alto costo de la planta importada. Ante esta situación, Daniel Kirschbaum, especialista de la Estación Experimental Agropecuaria Famaillá del INTA –Tucumán–, indicó que “el objetivo de este proyecto es generar variedades argentinas de frutilla con atributos iguales o superiores a las extranjeras, en rendimiento, calidad de fruta y conservación en poscosecha”.
Este proyecto apunta a ofrecer al sector productivo variedades competitivas que se obtengan por medio de un proceso biotecnológico que asegura los máximos niveles de sanidad y vigor, asimismo, una amplia disponibilidad de material de fundación, es decir de plantas obtenidas a partir de la planta madre original, con propagación certificada. Los brotes híbridos que se destaquen en producción de fruta se seleccionarán y serán evaluados para identificar aquellos que reúnan los requisitos deseables y se procederá al registro en INASE de al menos una variedad obtenida.
El proyecto consiste en la creación de un servicio intensivo en conocimiento para que los productores vitivinícolas puedan monitorear la contribución microbiana a la salud del suelo. A partir de una muestra de suelo y utilizando las tecnologías de secuenciación del ADN masiva y de alto rendimiento se lograría describir de manera profunda y detallada el microbioma del suelo, para poder estimar el impacto en la calidad y rendimiento de la producción.
Marisa Farber, especialista del Instituto de Biotecnología del INTA –Buenos Aires– afirmó que “MicrOrigen contribuirá a aumentar la previsibilidad de inversiones en la implantación de nuevos viñedos, a disminuir pérdidas productivas y económicas asociadas a enfermedades que no presentan signos evidentes en plantas y a la puesta en valor de la singularidad de los vinos obtenidos. Actualmente contamos con avances en términos de técnicas de laboratorio que aseguran la obtención de los datos de secuenciación en tiempos cortos y a precios adecuados que permiten tener costos que no desequilibren el valor total del servicio”.
El proyecto se orienta a la demanda de trabajo mecanizado en las labores de siembra y abonado para la actividad ganadera y el entramado fruti-hortícola de la Comarca Andina del Paralelo 42°, del que se estima un mercado potencial de 3500 productores. “La propuesta busca lograr prestaciones de siembras y abonados en superficies reducidas y de pequeña escala, donde actualmente dichas tareas/labores se realizan mayoritariamente de manera manual”, explicó Raúl Reuque, especialista de la Estación Experimental Agropecuaria Bariloche del INTA –Río Negro–.
La propuesta consiste en fabricar un prototipo de mini sembradora de pasturas y semillas hortícolas que incluya una abonadora montada a una estructura de motocultivador como fuente de tracción. Estará diseñada para realizar siembras en suelo laboreado y en condiciones de inter-siembras. La innovación tecnológica se centra en que va a estar dotada con dispositivos y mecanismos para distribuir abonos pelletizados y biopreparados (bioles) como fuentes de insumos fertilizantes. Tendrá la capacidad de aplicar abonos orgánicos de fabricación local en operaciones mecanizadas, asimismo, permitirá optimizar, técnica y operativamente los procesos productivos de pequeña escala para lograr una mejor relación de inversión, adecuada a las condiciones de escala productiva local.
El Simulador de Impacto Ganancial para la Chacra Hortícola (SIGCHA) está pensado como una plataforma digital de planificación, proyección y gestión económica de uso masivo principalmente por parte de productores, asesores técnicos y asociaciones del sector hortícola. Martín Joel Gonilski Pacin, de la Cooperativa Centro de Estudios para la Planificación del Desarrollo (COCEPLAD) de la Facultad de Ciencias Económicas –Buenos Aires– señaló que “actualmente no se cuenta con herramientas que permitan tener una mirada articulada de las variables económicas que afectan al negocio de la horticultura. Esto limita enormemente la posibilidad del sector de tomar decisiones basadas en datos que permitan mejorar su rentabilidad”.
El SIGCHA se trataría de una plataforma que le permite al usuario obtener, con distintos grados de complejidad, una mirada amplia del desempeño económico de la unidad de gestión considerada. Es una herramienta que permite simular de forma ágil el impacto económico de cambios en variables tanto técnicas como financieras.
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