Como cierre de este Trigésimo Congreso Aapresid, “un congreso a suelo abierto”, se convocó un panel experto para hablar de uno de los temas más relevantes en el mundo: el cambio climático y el rol de la agricultura para mitigar sus efectos, expresó Agustin Torriglia (Presidente de la Comisión Jóven de Aapresid).
“El último informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), nos muestra una proyección alarmante: en lo que resta del siglo 21 las temperaturas se incrementarían en unos 3°C, con impactos catastróficos para la vida en el planeta”, explicó Claudio Dunan, ingeniero agrónomo recibido de la UBA, doctorado en ecología de malezas, docente-investigador y actualmente Director de Estrategias en Bioceres. Para lograr que este incremento no supere los 1,5°C y poder adaptarnos al cambio ambiental, será necesario llegar a una neutralidad de carbono en el año 2050 e invertir el equivalente al 3% del PBI global al año.
“Así, los próximos 30 años serán definitorios para movernos desde los sistemas de agronegocios lineares hacia sistemas de bionegocios circulares, y lograr mitigar y adaptarnos al cambio climático. Si bien estos datos son muy inquietantes, esta es también una enorme oportunidad”, remarcó el ingeniero. Los bionegocios circulares permitirán el desacople del crecimiento económico e impacto ambiental, y una mayor integración con la sociedad mediante la generación de empleos de calidad, desarrollo territorial local, diversificación de los ingresos del productor, productos de mayor valor agregado y captura del valor ambiental del sector agropecuario.
En un análisis de la situación de los sistemas alimenticios actuales, Claudio expuso que la producción de alimentos genera el 25% de las emisiones de carbono, y es responsable del 90% de la deforestación en los últimos 50 años y del consumo del 70% del agua. A esto se suma una proyección de incremento poblacional en los próximos años. En este contexto, la intensificación sostenible de la producción será un aspecto clave en el futuro cercano. Por otro lado, la necesidad de cambios en la demanda de alimentos, energía y combustibles; y la reducción de las pérdidas y desperdicios de alimentos, serán los principales puntos a considerar para lograr la mitigación y adaptación al cambio climático.
Claudio Dunan propone como principales estrategias para lograr sistemas alimentarios sustentables, eficientes en el uso de recursos, nutritivos, saludables y que generen inclusión social, en primer lugar, reeducarnos como consumidores y reducir las pérdidas de alimentos. Será necesario también, realizar agricultura en ambientes controlados, promover intensificación sostenible de sistemas productivos, y el secuestro de carbono en el suelo, proveer carbono renovable y finalmente la restauración de áreas naturales. Siendo fundamental para transformar las economías, la globalización y la valorización creando mercados de carbono
Luego, el panel dio paso a Iván Ordoñez, consultor de gestión independiente especializado en agronegocio y director del posgrado AgTech en la universidad del CEMA, quien aportó una visión diferente para construir de nuevas ideas sobre los conceptos de medioambiente y el impacto del hombre en el mismo.
Para deconstruir el “endiosamiento de lo natural”, uno de los principales dilemas cuando hablamos de medioambiente, Iván propone que “todo lo que consumimos es natural, pero no es salvaje”. Es decir, todo es natural, pero tiene una intervención del hombre. Así, el hombre actúa como una máquina de crear naturaleza controlada.
A lo largo de los años el sistema de precios reordenó el proceso productivo para obtener más producto con menos recurso, o bien adaptar los productos a usos específicos. En otras palabras, el sistema de precios, nos ha guiado para disminuir la huella ambiental que demanda producir alimentos. Siguiendo este pensamiento, el desafío hoy es entender cómo podemos controlar los procesos naturales y humanos mejor para convivir con las necesidades medio ambientales actuales.
Finalmente, Iván aplica estos conceptos a algo que nos define como argentinos en el mundo: la producción ganadera. En los últimos años la producción cárnica ha sido criticada con base a las emisiones de carbono y huella hídrica que genera, sin embargo, la realidad es que los animales transforman las pasturas disponibles en nuestro país en alimento de buena calidad, que de otra forma no podría ser aprovechado. Por lo tanto, Iván sostiene que hay que ser cuidadosos con ciertos discursos o relatos, que tienen lecturas sesgadas que nos llevan a demonizar uno de los principales sectores de nuestro país, siendo el reto real lograr demostrar que nuestra producción no es agresiva con el medioambiente.
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