Agro Alimentos / Bioeconomía

Los árboles: maravillosos actores de la bioeconomía de todos los tiempos y el futuro

El Día del Árbol se festejó el pasado 29 de agosto, como desde 1900 a partir de la iniciativa de Estanislao Zeballos con el objeto de tomar conciencia, cuidar, proteger las superficies arboladas

Los árboles: maravillosos actores de la bioeconomía de todos los tiempos y el futuro
miércoles 07 de septiembre de 2022

Por Fernando Vilella y Carlos Insúa 

Se define a un árbol como una planta leñosa perenne con un solo tallo o tronco que crece a una altura considerable y que tiene ramas laterales a cierta distancia del suelo. Cumplen múltiples funciones ecosistémicas y a los humanos les proveen alimentos, energía, sombra, reparo, belleza en calles, parques y jardines, papeles y cartones y materiales para muebles y un rol creciente en la construcción. Por su enorme capacidad de acumular CO2 juega un papel relevante en cualquier estrategia de captura de carbono en el marco de la imprescindible descarbonización de la actividad humana.

Según cita Jaime Ledesma. Pte del Colegio de Ings. Ftales. de Misiones El Arquitecto Holandés Alex de Rijke, (Decano de la Facultad de Arquitectura del Royal College of Art de Inglaterra y Director del Estudio dRMM Architects) define a la madera como el material constructivo de este siglo: “Cada época tiene su material constructivo, el siglo: XVIII el ladrillo; XIX el hierro; XX el hormigón y XXI será de la madera. La madera será el hormigón del siglo XXI. Las casas de madera revalorizan los bosques y son el futuro de la construcción”.

Las selvas y bosques son enormes almacenes de carbono acumulado en troncos, hojarasca, raíces y materia orgánica del suelo. Cuando se desforesta a estos sistemas naturales se liberan enormes cantidades de carbono almacenado y en ambientes cálidos y húmedos estos procesos son muy veloces y volver a acumular esas cantidades de carbono requiere muchos años. Es importante saber que a diferencia de lo que dicen algunos pseudo ambientalistas estos bosques y selvas cuando están en equilibrio sin intervención humana, no están capturando nuevo carbono ni liberan más oxígeno a la atmosfera. Sus procesos de captura y liberación están equilibrados y el resultado de la fotosíntesis y la respiración del conjunto tiene un balance de cero para ambos gases.

Los bosques que realmente capturan son aquellos que tienen la mayoría de sus ejemplares en activo crecimiento y donde su biomasa se usa en forma que permanezcan sin deterioro por mucho tiempo como en muebles o construcción o en nuestras bibliotecas. También cuando su energía se emplea para reemplazar la de los hidrocarburos, es fotosíntesis actual cíclica que reemplaza la de hace millones de años.

Los árboles existen desde hace 370 millones de años y un trabajo de la Universidad de Yale estima en 3 billones de ejemplares en la Tierra. Desde la aparición de la civilización humana han desaparecido más del 40% de los ejemplares. Sin embargo, esa pérdida es desigual y en muchos ambientes hay muchos árboles conde nunca los hubo. Los españoles que colonizaron el actual territorio argentino no encontraron ningún árbol en las pampas, solo relictos del bosque en galería en una franja muy angosta en la costa del Río de la Plata. 

Todos los árboles de las pampas o de la ciudad de Buenos Aires son implantados por el hombre y por lo tanto ninguno es nativo de esta zona ecológica son todas exóticas. Son exóticas, aunque provengan de ecosistemas que pertenecen a un mismo país. Ecológicamente un jacarandá en Buenos Aires es tan exótico como los bellos que hay en Jerusalén. Debemos al genio de Thays, el Jardinero de la Patria, que haya traído esa especie, o tipas o lapachos o araucarias entre otros de nuestro norte.

De igual forma se han traído especies de uso forestal como sauces, álamos o eucaliptos y pinos que en algunos lugares como en el NEA han encontrado ambientes donde obtienen alta productividad, de las mayores tasas de crecimiento a escala global alta que permiten turnos de corta de 9 a 15 años en promedio (en países nórdicos es de 30 a 45 años. Y tal como expresa la Comisión Forestal del CPIA: “Los bosques implantados con especies de rápido crecimiento disminuyen notablemente la presión sobre las masas nativas”.

Hoy en Argentina hay implantadas unos 1,3 millones de has. Esta actividad genera unos 700 millones de dólares de exportación, pero por falta de políticas adecuadas las importaciones son por el doble y tenemos un balance comercial negativo cuando el potencial es muy grande tal como lo marca el plan estratégico al 2030 de AFOA que busca incrementar el 50% la superficie forestal generando 187.000 nuevos puestos de trabajo que originen una balanza comercial a favor de 2500 millones de dólares.

Todo ello contribuyendo significativamente a la adaptación y mitigación del cambio climático y al cumplimiento de la meta absoluta de la Contribución Nacional de no comprometidas al año 2030, a través de la reducción de las emisiones y el aumento de las capturas de gases de efecto invernadero, a la gestión sostenible de los 53 millones de has de los bosques nativos. Todo a partir de ciencia y tecnologías bioeconómicas. Para ello se proponen 7 mil millones USD en inversiones que permitirán industrializar distintas regiones del país y sostener y aumentar inversiones en infraestructura (trenes, puertos, energía, comunicación, entre otros. 

Algunos cálculos mencionan datos capturas de entre 44 (Eucaliptus) y 25 (Álamos) toneladas de CO2 por ha. Por ello un avance interesante es la creación de la Mesa de Carbono Forestal Nacional (MCFN) que apunta a desarrollar los mercados de carbono forestal en Argentina, así como de promover los árboles como herramienta basada en la naturaleza para la mitigación de cambio climático y de reducción de la huella de carbono. Otros países o regiones tienen políticas como plantar 3 mil millones de árboles en la UE para el año 2030; la campaña por 1 trillón de árboles de WWF y Bird Life, la gran muralla verde en África (The Great Green Wall) de 8 mil kilómetros de largo y 15 km de ancho, o los 30 millones de has en 5 años de China.

Los árboles son y serán parte relevante de nuestra vida y bioeconomía, requieren lo que ya reclamaba Zeballos hace un sigo, políticas adecuadas. Por ello vale la pena el homenaje. Así como a aquellos que inundaron de ellos a todo el país y a quienes los cuidan en ambientes naturales o cultivados. O a los Thays que nos los acercaron o los poetas que nos alegran y nos lo recuerdan como María Elena Walsh:

“Al este y al oeste
Llueve y lloverá
Una flor y otra flor celeste
Del jacarandá”.

 

 

 

 

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