Poly Artesanal, la panadería biosustentable que rompe los moldes

Por Agroempresario.com

Rico, saludable y accesible. Ésta es la receta de Ana Clara Mera, la fundadora de Poly Artesanal, un emprendimiento de panadería artesanal y panificados agroecológicos que empezó a ganarse un lugar en el paladar de los porteños.

Con 29 años y un ADN “panadero” heredado de sus padres, Poly decidió salir de su zona de confort y reconstruirse. Fue así como hace 4 años entró de lleno en el universo del emprendedurismo haciendo lo que más le gusta: el pan. 
“Trabajaba en turismo y, por una cuestión de falta de tiempo para con mi familia y para con mis hijos decidí dejar ese trabajo y volver a empezar con lo que siempre supe hacer, pan. Arranqué vendiendo con una canasta y fui creciendo de a poco”, recordó.  
A través de Sabe la Tierra -un circuito de ferias que recorre los barrios de la ciudad de Buenos Aires- pudo establecerse para comenzar a darle forma a Poly Artesanal. “Todas las semanas tenés alguna feria en diferentes días, lo que te genera una fuente de trabajo más estable, así fui creciendo y hace cuatro años empecé con el proyecto. Hoy estamos establecidos en una planta de elaboración en el barrio de Villa Urquiza”, relató.

No conforme con esto, Ana Clara decidió darle una vuelta de tuerca más al negocio, reformulando recetas heredadas y jugando con nuevos o “viejos”  ingredientes para elaborar sus productos. “La biosustentabilidad no sólo abarca la materia prima para elaborar y envasar el producto, sino la filosofía de vida que se utiliza a la hora de elaborar. Implica la “frecuencia”  en la que uno se mueve, tener empleados a los que se le paga bien y con buenas prestaciones; materia prima de mano noble, agroecológica u orgánica; tener precios accesibles para que todas las personas puedan acceder a un alimento nutritivo sano, rico y hecho con amor. Entonces el producto deja de ser sustentable para convertirse en una actividad sustentable viva, con una cadena de accionares que hace que sea sustentable”, detalló. 

“El objetivo es hacer siempre un producto lo más saludable posible con ingredientes naturales, evitando esencias y colorantes, utilizando un packaging  biocompostable y generando fuentes de trabajo, eso genera bio sustentabilidad y alimentos más saludables. Necesitamos buena calidad de mercadería y buenos productos en las góndolas, ése es mi sueño”, explicó. 
En su planta de elaboración, cerca de 27 empleados preparan artesanalmente la oferta de productos va desde panes focaccia, pan integral con semillas y pan de espelta -la harina más antigua del mundo-, carrot cakes, crackers rústicas, budines y trufas para los amantes del dulce fit. 

Teniendo a la naturaleza como eje, Ana Clara utiliza materias primas nobles y de estación provenientes de su propia huerta de aromáticas, harinas orgánicas, panificados de masa madre y productos agroecológicos provenientes de distintos rincones del país.  
“En la terraza de nuestra fábrica tenemos una huerta, como filosofía de vida lo transmito todo el tiempo porque cuanto más naturalicemos esto de hacer huerta también va a ser más accesible después poder comprarlo. Por otro lado, es muy difícil conseguir materia prima orgánica sobre todo en este último tiempo; he tenido que sacar productos de la tienda porque no tengo materia prima para elaborarlo o me es demasiado caro en relación al precio que lo puedo vender. Vos podés tener un montón de productos de calidad pero si después el cliente no te lo puede comprar no se puede elaborar, entonces destinamos parte de nuestra ganancia para que el producto esté en la mesa de los clientes”, subrayó. 

Una comunidad de clientes 

Respecto a la tendencia de productos saludables, Ana Clara se refirió a la amplia clientela de Poly Artesanal: “Gracias a Dios tengo, tengo una gran clientela, variada y muy fidelizada. El cliente que nos compra se hace amigo nuestro y se interesa por el producto. En cuanto a edades, no tenemos parámetros. Se acercan clientes jóvenes de 14/15 años que vienen a buscar su pan porque siguen una dieta; personas grandes o con alguna enfermedad como diabetes, como también clientes que están completamente fuera de la onda saludable que compra el pan porque es rico, estoy muy orgullosa. Más allá de eso, trato de tener un precio accesible para cualquier bolsillo”, resaltó. 

“Particularmente empecé sin nada, con deudas y me costó mucho llegar a esa clientela. Creo que la situación de los emprendedores cambiaría si existiera algún plan para sostener a alguien con deudas que no puede acceder a ningún crédito para la compra de una máquina.Tuve que trabajar casi un año y medio para comprarme un horno. La primera cosa que el Estado tendría que implementar son planes de acción para todas aquellas personas que quieren emprender, que tienen ideas sostenibles y ayudar desde ese lado. Muchas veces tenemos buenas ideas pero no contamos con los medios para poder empezar”, precisó. 

“Hace un par de años me imaginaba en la postura en la que estoy ahora y la verdad es que todo fue muy rápido y para mí eso ya es un regocijo tremendo, estoy disfrutando mucho de este momento. Nuestro próximo objetivo es tener nuestro propio local, pero lo que más me gustaría de acá a 4/5 años es que cualquier persona que quiera comer nuestro pan  pueda venir y comprarlo. De alguna manera, que el país se estabilice y que la gente pueda vivir tranquila económicamente y que eso también impacte en mi empresa. No no me quiero enriquecer sino que esto sea una ida y vuelta entre lo que nosotros hacemos para el cliente y que eso haga que yo pueda mantener a mi familia, a los empleados y que sigamos manteniendo el negocio”, cerró.  

La receta para amasar el éxito

Como consejo, la empresaria cuenta que “para un emprendedor nada es perfecto. Hay que tener mucha voluntad porque muchas veces las cosas te salen para el otro lado. También pensar que el objetivo no es hoy sino a largo plazo para ver los frutos. 
De emprendedor a emprendedor, Ana Clara comparte la receta de su éxito:

1. “Tener un sueño y saber que eso puede tardar. Plantearse un objetivo claro y entender que no va a ser de un día para el otro”, sugirió. 

2. Trabajar sobre los valores de la empresa en la que en la que te vas a basar “porque ahora sos chiquitito pero en un futuro no lo vas a ser y siempre tenés que tener la misma línea de valores, algo muy valorado por el cliente”, dijo.  

3. Crear productos que sean “estrellas” y que se sostengan en cuanto a valores y calidad. “Si vos tenés un buen producto, tarde o temprano eso va a salir adelante”, indicó. 

4. Trabajo y voluntad. “Levantarse con el pensamiento de ir a trabajar y no perder el rumbo del trabajo. Uno es panadero desde que empieza hasta que termina el último día de su trabajo, ponerse eso como un banderín”, expresó. 

5. Hacer las cosas con felicidad. “Levántense a la mañana y vayan a trabajar contentos, rieguen sus plantas, diviértanse y ríanse. Cuando uno lo hace desde el corazón y con felicidad, el tiempo pasa súper rápido y las cosas se van concretando, la energía que manejás y la gente que te rodea es otra”, aconsejó.