Mundial de Qatar: así es la ruta de las camisetas truchas de la Selección Argentina, un negocio millonario

La presentación oficial fue el 8 de julio. Bajo el lema “El sentimiento de un país”, Adidas presentó la camiseta titular que la Selección utilizará en Qatar 2022. Y mientras las fotos de Messi, Di María, De Paul y otros jugadores luciendo la indumentaria se difundían por redes sociales y medios de comunicación, y todos opinaban si les gustaba o no, muchos distribuidores no oficiales se contactaban con sus productores, también ilegales.

Horas después, cada distribuidor compró una camiseta y encargó su pedido. Pero antes de ponerse de acuerdo en la cantidad y en el precio, la envió con destino a cada una de las cuatro grandes zonas de producción de camisetas truchas de la Selección Nacional: Tarija (Bolivia), Villa Celina (La Matanza), Uruguayana (Brasil) y China (Shanghai y otras cuatro provincias).

“Es la muestra de lo que le pedís", cuenta una persona de la industria. "Para que te la hagan lo más parecido posible. Se busca que tenga la misma tonalidad de celeste, que te hagan el mismo código de barra, la etiqueta que corresponde, la soguita. Si hay tiempo, el productor te va a mandar su muestra a Argentina, su copia. Si están jugados con el tiempo, no”.

A horas del debut de “La Scaloneta” en Qatar 2022, los talleres clandestinos siguen en temporada alta de camisetas de Argentina. Sus producciones inundan el país. De punta a punta, en cada provincia, ciudad y pueblo. Están en las ferias, sobre las mantas, en las galerías, en los locales pequeños, medianos y hasta de grandes cadenas. Incluso hay multinacionales que compran cientos de miles de camisetas truchas para canjes o sorteos entre sus clientes.

"La mayoría de las producciones tiene como primer destino a La Salada", cuenta a Clarín un investigador. "Ellos compran pedidos de grandes cantidades, como 4.000 o 5.000 y le venden a revendedores de todo el país".

La misma fuente de la investigación recrea una de las cuatro rutas de las camisetas. Una persona, vecina de Buenos Aires, viaja en micro hasta Orán, Salta. Para una noche en casas de familia que hacen de hoteles y luego se dirige hasta Aguas Blancas en transporte público o camionetas que brindan el servicio del transporte. El próximo paso es cruzar a Bolivia. "Van a una mega feria de la ciudad de Tarija y pagan el pedido en dólares", detalla. 

Con el pedido en su poder, emprenderá la vuelta. En la frontera con Argentina contratará a "paseros", que se encargan de transportar todo tipo de mercaderías por cruces ilegales, a pie o en botes. La entrega será en Aguas Blancas.

En ese sitio, y siempre con el fin de no correr riesgos, contratará a otro tipos de transportistas. "Ellos saben que hay controles difíciles en ciertas rutas. Si salen del norte de Salta prácticamente saben que ya 'coronaron'", cuenta otro investigador, del norte del país.  

Y sigue: "Tenés remises truchos o gente que se dedica exclusivamente a mover ropa trucha en camionetas tipo utilitarias. Ellos están conectados en grupos de WhatsApp y se envían información: si hay controles o no, si la ruta está tranquila, si conviene meterse a un pueblo. Sus destinos suelen ser Salta capital o San Miguel de Tucumán".

Como la mayoría de las veces son pedidos millonarios, algunos de los grupos que hacen la logística trabajan en conjunto: tal como si llevaran un cargamento de cocaína, un auto va diez kilómetros adelante y advierte sobre controles sorpresivos.        

Cuando los transportistas devuelven la mercadería, el dueño del pedido se dirige a una terminal de ómnibus y busca los servicios de encomiendas. Carga los bultos y los recibirá en Buenos Aires.

"Son micros sin asientos, que van repletos de bultos. No hay control de nada. Llegamos a descubrir paquetes que tenían la misma dirección de remitente y destinatario", cuenta una fuente judicial.

Y sigue: "En algunas provincias es una actividad naturalizada, que mueve la economía de esas ciudades. Mueven capitales importantes. En diciembre pasado encontramos en un domicilio de Once mercadería por 17 millones de pesos. En ese barrio hay una financiera en la que mueves el dinero". 

Los números son importantes. Los que tienen acceso a los talleres compran para vender en sus locales y también tienen clientes revendedores. En los últimos días, la Aduana clausuró dos locales que comercializaban camisetas truchas de la Selección. En total fueron 3.500 artículos valuados en casi 30 millones de pesos.

En otro operativo de la Policía de la Ciudad, mediante su División "Contravenciones y Faltas contra el Orden Público", se incautaron 2.300 prendas (en su mayoría camisetas de la Selección) por valor de 14,5 millones de pesos. 

"A todo le hacen el 100% de ganancia. Para ellos es un negocio millonario porque nadie va preso. A lo sumo es una contravención. Estamos limitados a romper las organizaciones desde lo económico, secuestrándoles mercadería o maquinarias", dice el investigador, que forma parte de una brigada que hace tareas de campo.

"Hay condenas. Pero son menores a 3 años, por lo que son excarcelables. Las multas son un chiste para ellos. Reponen la mercadería muy rápido", confía la fuente judicial. Los delitos que se les podrían imputar a los comerciantes ilegales son "fraude marcario", "evasión impositiva", "asociación ilícita", "lavado de activos" y "contrabando", entre otros.    

Las diferencias de calidad

Las camisetas que provienen de Brasil y Bolivia, y las que se hacen en talleres de Buenos Aires, por lo general, son de baja calidad. De las que se consiguen por menos de 4.000 pesos en locales a la calle (y por 2.000, en promedio, en compras al por mayor).

Las más caras son las que se hacen en China. Aunque en el precio están lejos de las Adidas originales, que cuestan 17.000 (la del hincha) y 29.000 (la del jugador).

"La tope de gama (China) tiene un código QR que te lleva a la página de Adidas. Y la diferencia está en el bordado, que hace la calidad del producto", detalla una persona que se dedica a la compraventa de ropa deportiva.

"Antes te mandaban las camisetas en bolsas Ziploc. Y ahí notabas que eran truchas. Porque Adidas te entrega en otro tipo de bolsa, con un pegamento. Ahora te imitan hasta la bolsa. Los que compran esos pedidos de China a veces venden todo en un solo día".

Esas camisetas valían, hace tres o cuatro meses, es decir apenas se presentó la camiseta, 22 o 23 dólares por unidad. Para los mayoristas. En las últimas semanas solo están ingresando por correo aéreo (los contenedores pueden tardar semanas o meses) y el precio aumentó a 27 o 28 dólares. Es la copia de la denominada "camiseta del hincha". La del "jugador" puede costar entre 30 y 35 dólares.      

Qué hay en una tienda "oficial"

Una fuente judicial indica que, por ejemplo, una tienda "oficial" puede tener un 30% de mercadería de Adidas y el resto "china". "O lo que hacen es conseguir el número, las letras y el logo oficial y te lo estampan en una 'china'. Te la venden como original", agrega la persona que está en el rubro.

El problema que tienen varios comerciantes es que Adidas no estuvo entregándoles mercadería. Aunque también están los que a la vista muestran originales y en los depósitos esconden las "chinas". Que son las que terminan metiendo en la bolsa de compra que se lleva el cliente.   

Los que producen en sus talleres y los que compran al por mayor son comerciantes ilegales que se dedica al rubro textil durante todo el año. Lo único que cambian son los productos. Ahora son las camisetas de la Selección, antes las de Boca o River y en invierno, por ejemplo, se encargan contenedores con camperas truchas de The Nort Face.

Los talleres de Buenos Aires, Bolivia y Brasil hacen de Columbia, otra marca. Pero las camisetas, si Argentina sale campeón, quedarán de recuerdo. Sin que nadie imagine las rutas, ni la ilegalidad del producto.

Clarín