La sequía mantiene en jaque al agro argentino. El fenómeno climático de La Niña, de lluvias menores al promedio histórico, afectó por tercer año consecutivo a nuestro país y esta vez con mucha más fuerza que en ocasiones anteriores, trayendo consigo un desastre productivo para el agro. Las consecuencias para el campo y la economía nacional son y serán de magnitud, aunque todavía la situación puede seguir empeorando.
Es por eso que Infobae realizó un seguimiento zona por zona para identificar las producciones más afectadas, conocer su situación actual e intentar avizorar lo que puede pasar en los próximos meses.
Según el último informe del Sistema de Información Sobre Sequías para el Sur de Sudamérica, la superficie del territorio afectada por la sequía o en condiciones de estrés hídrico alcanzó a principio del mes 1.364.749 kilómetros cuadrados (km2) equivalentes al 54,48% del área total, mientras que el 45,52% o 1.140.408 km2 no presenta por el momento situaciones de estrés hídrico.
Del total del área afectada, el 22,19% (555.812 km2) atraviesa una sequía moderada, mientras el 14,39% (360.466 km2) está en una situación de sequía severa, el 7,43% (186.148 km2) y el 1,57% (39.384 km2) en sequía excepcional y solamente el 8,9% (222.939 km2) se encuentran en un proceso “anormalmente seco”.
Si bien esta situación afecta a gran parte del centro y norte del área agrícola nacional y, en menor medida al oeste de la misma, es la parte este donde el problema de la sequía es más grave y poner en jaque el grueso de las actividades agropecuarias que se realizan en esta porción del territorio naciona
Según un mapa diseñado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), las zonas agrícolas donde la sequía afecta entre el 65% y 85% del territorio son el norte de Buenos Aires, la totalidad de las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Chaco, centro-sur de Córdoba, centro-este de Formosa y este de Santiago del Estero.
Hasta el momento, el trigo es el cultivo más castigado por la sequía. Con su recolección recién concluida, la producción del cereal para esta campaña se ubicó en 12,4 millones de toneladas, volumen 44% inferior (-10 millones de toneladas) a lo obtenido el año pasado. La falta de lluvias acompañó básicamente todo el ciclo productivo del cultivo, el cual fue rematado por las heladas tardías. La cebada también sufrió el embate del clima, con una cosecha de 3,8 millones de toneladas, un 27% menor a la campaña pasada.
El signo de interrogación se abre ahora para los granos gruesos, en especial para la soja y el maíz, en torno a que todavía no se sabe a ciencia cierta en cuánto va a afectar la sequía la producción de ambos cultivos. Por lo pronto, el norte de Santa Fe, los alrededores de Rosario, el este de Entre Ríos y el norte de Buenos Aires, tienen la mayor cantidad de cuadros de soja de primera y maíz temprano con disminución en el rinde potencial.
Por otro lado, en el norte del área agrícola semana a semana comienza a recibir lluvias que mejoran la oferta hídrica para la siembra de gruesa, ya que aún quedan tres semanas de ventana de siembra para el maíz, mientras que en el sur de de la provincia de Buenos Aires y La Pampa, se vienen relevando precipitaciones que sostienen el estado de la cuadros de maíz y girasol.
Los primeros cálculos demuestran que el impacto de la falta de lluvias será de magnitud. En este sentido, finalizó la cosecha de trigo con una producción total de 12,4 millones de toneladas, un 44% menos en relación a la campaña anterior. A todo esto, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) recortó esta semana la estimación de producción de soja en un 25% hasta las 37 millones de toneladas, lo cual de concretarse, supondría la peor trilla en 15 años, no pudiendo sembrarse unas 600.000 hectáreas por falta de humedad. En cuanto al maíz, no se pudieron sembrar 200.000 hectáreas por esta situación, según la BCBA, por lo que ahora se esperan implantar 7,1 millones de hectáreas.
Pero peor que el impacto de la sequía en los cultivos, es el efecto negativo que tendrá en la economía. Un trabajo de la Bolsa porteña prevé que la caída en el aporte de las seis cinco principales cadenas granarias a la economía argentina respecto a la campaña anterior podría alcanzar los USD 15.743 millones respecto a la campaña anterior, representando un 1,8% del PBI estipulado para este año, mientras que las exportaciones podrían retraerse un 33% dejando de ingresar al país unos USD 14.115 millones.
Como a la sequía la sufren los granos como el trigo, el maíz y la soja, también lo hacen las producciones vinculadas a las economías regionales. Como explicó a Infobae la economista de Coninagro, Silvina Campos Carlés, “a nivel general, el impacto que se ve en granos se traduce en muchas de nuestras actividades. La falta de agua en momentos claves está afectando la producción de frutas, de legumbres, el manejo de rodeos en algunas zonas, entre otras cosas. Es un problema transversal a todos los cultivos que se desarrollan en las regiones afectadas”.
Según un detallado informe elaborado por Campos Carlés, hay dos producciones regionales que se encuentran en crisis por la sequía, como lo son la lechería por la falta de pasturas para alimentar a las vacas y la de cítricos dulces, donde se contabilizan fuertes pérdidas en Entre Ríos y Corrientes.
También fuertemente afectada se encuentra la producción de algodón en Chaco y en menor medida en Santa Fe; la de arroz en Corrientes con serias dudas de cuánto se va a producir; la de mandioca, que se concentra en Misiones; la de maní, cuyo epicentro productivo es Córdoba; la de tabaco, de la cual se espera una “baja sustancial” en la producción, que se concentra en Salta, Jujuy y Tucumán; y la de legumbres, donde la siembra bajó de manera considerable en Santa Fe.
Menos dañadas pero en alerta están la producción avícola y la porcina, que se encuentran a la espera del escaso maíz temprano que habrá; la de miel por la ausencia de flores; la de yerba mate, cuya situación es más compleja en Corrientes que en Misiones; y la de ovinos, donde todavía no se puede cuantificar debidamente el impacto negativo.
Otra de las actividades agropecuarias más afectadas por la sequía, pero más difícil de mensurar su impacto cuantitativo en la actualidad, es la ganadería. Si bien los productores hablan de una gran mortandad de animales en el norte del país, en especial, en la parte septentrional de Santa Fe, a ciencia cierta la eventual reducción del número de cabezas se sabrá más adelante.
Hoy las provincias donde la ganadería se vio más afectada por la falta de lluvias y agua superficial son Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Santiago del Estero, Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires. Según el especialista en el sector y consultor, Victor Tonelli, el 70% del área ganadera del país está afectada por la sequía.
El principal problema que conlleva la carencia de precipitaciones es la falta de pasto para alimentar a los animales, pero en regiones del norte del país comienza a hacerse cada vez más común la ausencia de agua para dar de beber al rodeo. Lagunas, arroyos y ríos secos ya son parte del paisaje.
Infobae