El año pasado, por tratarse de un invierno de extrema sequía, en ciertas zonas de la provincia los productores caprinos sufrieron por un alto porcentaje de abortos, ya que, por la falta de alimento, la hembra pierde a la cría. Esta temporada, de cumplirse los pronósticos de que comienza un período de El Niño, con más lluvias, el panorama podría cambiar, pero de todos modos recomiendan tener una reserva de maíz, para suplementar a las cabras preñadas de ser necesario.
El director de Ganadería de la provincia, Damián Carbó, comentó que las cabras se encuentran en muy buena condición física en este momento del año, lo que es habitual, porque dejaron de amamantar a los chivitos en diciembre o enero, cuando se los sacaron para la venta. Y, dSin embargo, advirtió que, cuando la cabra se preña después de que ha habido buenas lluvias en el verano y el monte ha tenido mucha hoja, las preñeces tienden a ser múltiples, de dos a tres cabritos. Y, entonces, los productores deben estar atentos porque, si el invierno es duro, pueden producirse abortos como mecanismo de defensa.
Desde entonces, han podido alimentarse con las pasturas del piso y con hojas de arbustos, por lo que es de esperar que alcance una excelente condición corporal en otoño.
El 1 de mayo es la fecha simbólica para la toma de servicio o “encastronado”, es decir, el momento en que los castrones o machos se juntan con las cabras hembras, para que queden preñadas y asegurar el nacimiento de los cabritos en primavera. Es decir, los chivitos que se venden para las Fiestas de Fin de Año, ya que la gestación es de cinco meses.
Esto, porque a partir de los tres meses y medio de gestación, cuando la preñez es doble o triple, las crías empiezan a ocupar mucho lugar en el abdomen y reducen la capacidad de la hembra para digerir. Si el campo no tiene buena vegetación, lo que come la cabra no le otorga suficientes nutrientes, entra en un balance energético negativo y aborta.
Si bien los pronósticos indican que, después de tres años de La Niña, que genera sequías, se entró en una fase El Niño, que trae más lluvias, Carbó consideró que, de todos modos, sería prudente que los productores caprinos empiecen a armar una reserva de maíz, para suplementar en caso de que no haya suficientes pasturas en el invierno.
El director de Ganadería resaltó que la cabra necesita energía y que, lo indicado para eso es darle 100 gramos de maíz por día, un poco antes de llegar al cuarto mes de gestación, durante dos meses. Esto implica que se debe tener un stock de 6 kilos de maíz por cada hembra. Y subrayó que se debe empezar a suplementar antes de que empiecen los abortos, porque el efecto de este refuerzo alimentario no es inmediato.
El invierno pasado, detalló Carbó, fue seco y en ciertas partes de la provincia se dio este problema. Sumó que la cabra, a partir de la segunda preñez, tiende a tener dos crías o, si el año está bueno, entre el 30% y el 40% de las cabras pueden tener preñeces triples. Y eso no sólo implica un riesgo con la alimentación, sino que también, como la hembra tiene sólo dos mamas, obliga, cuando llega la parición, a buscar las que hayan tenido un solo cabrito para que amamanten al tercero.
Carbó detalló que la cantidad de cabezas de ganado caprino se mantiene alrededor de las 700 mil en toda la provincia. Sin embargo, casi 600 mil se encuentran en la cuenca de Malargüe, que no se vio tan afectada por la sequía, porque tuvieron buenas nevadas durante el invierno. En cambio, sí tuvieron inconvenientes los productores de La Paz, Lavalle y Santa Rosa, que no pueden ir a la montaña para hacer la “veranada”, aunque la cantidad de animales es mucho menor.
En cuanto a las perspectivas, indicó que, en promedio, 2023 viene con registros de lluvias por encima de la media, pero que, cuando se recorre la provincia, hay campos en los que ha llovido y están muy lindos, y otros en los que todavía se siente el efecto de la seca. De todos modos, añadió que este comportamiento es normal cuando se abandona un período de sequía.
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