Desarrollo Económico & Social / Desarrollo Territorial

Santiago, el joven ganadero y ateneísta que busca “derribar los mitos que dividen al campo y la ciudad”

Oriundo de Olavarría, vivió toda su vida en el campo y actualmente trabaja junto a su padre en el establecimiento familiar. Fue presidente del Ateneo CRA y hoy protagonista de “Tierra de Historias”

Santiago, el joven ganadero y ateneísta que busca “derribar los mitos que dividen al campo y la ciudad”

Vivió casi toda su vida en el campo, salvo cuando fue a estudiar para ser contador, y luego volvió para trabajar junto a su padre en la empresa familiar en la que se dedican a la ganadería y cabaña bovina y ovina.

 

Y es un joven con un rol activo en la inserción social del agro: fue presidente del Ateneo de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y actualmente es vicepresidente de FundaCRA.

Precisamente, uno de los objetivos que persigue en su vida es “ayudar a las personas que lo necesitan y también comenzar a derribar esos mitos que muchas veces nos ponen, de dividir al campo y la ciudad”.

Se llama Santiago Alem y es un nuevo protagonista de la serie de podcasts “Tierra de Historias”, una producción integral de Profertil, conducida por Juan Ignacio Martínez Dodda.

Un extracto de la entrevista, que puede escucharse completa al finalizar la nota y también a través del canal específico de Spotify, se resume a continuación.


 

-¿Cómo fue que un nieto e hijo de productores, en una familia de campo, eligió ser contador?

-Mi abuelo fue el que arrancó con la empresa familiar y luego a mi papá le tocó hacerse cargo de una sección. Él recién recibido de veterinario y mi mamá joven estudiando medicina. Así que viví todo el proceso de producir en el campo. Y sobre por qué contador, tengo un recuerdo muy presente: estábamos laburando un día normal en la manga, yo en el último año del secundario, y le comenté a mi padre que quería ser veterinario. Como yo en el colegio tenía especialidad en Gestión, me comentó que podía estar bueno agregar otra cosa, porque al laburo de campo ya lo conocía. Y terminé eligiendo esto que era como una segunda opción, por así decirlo, pero que también me gustaba, lo veía en la escuela y me resultaba fácil.

 

-Imagino que tu primera experiencia laboral fue en el campo. ¿Qué recuerdos tenés de eso? ¿Miedos, sensaciones?

-Yo me crié trabajando, pero también siempre ayudando en el campo; pero mi primer sueldo lo tuve en una pasantía en el último año de la Facultad, en un estudio contable. Luego me recibí, dejé de trabajar en el estudio, y comencé en el campo. Pero antes de eso, fue ayudar a la familia, era la política familiar. Yo he hecho de todo en el campo: un recuerdo, por ejemplo, es la primera vez que fui tractorista, tenía 12 años y me había llevado una materia, arte. Era pleno diciembre con la cosecha de avena en el tractor, me presenté a dar la materia y la di. Y trabajando con los terneros en la manga, vacunando, sinceramente, desde que tengo uso de razón. Eso te inculca el buscar dar un servicio, no una remuneración.

 

-¿Cómo fue la amalgama generacional de haberte ido a estudiar y después volver al campo con tu impronta de, por ahí, modificar cuestiones administrativas o cosas así?

-Es cierto. Cuando se encuentran dos o tres generaciones y hay que practicar muchas cosas que hasta ese momento no se practicaban, no es lo mismo que cuando es uno solo el que está a cargo, que si comete errores son de uno mismo. Pero cuando empiezan a interactuar más de una generación, hay que practicar la paciencia, la empatía, y empezar también a proponerse desafíos. Hasta ahora venimos bien. Un aspecto a favor es que mi viejo ya vivió esto con su padre, en su momento: porque mi abuelo era comerciante y arrancó con una cabaña inseminando, mi abuelo tenía los números de la cabeza, al revoleo, y mi viejo le sumó genética. Ahora lo mismo: es un desafío constante, pero lindo.

 

-En ese camino, de los insumos y tecnologías que se usan hoy en el campo, ¿cuál crees que es importante hoy para el trabajo que hacen ustedes?

-Mi viejo, como comentaba, comenzó hace más de 25 años con la IATG (Inseminación Artificial a Tiempo Fijo) y eso es una tecnología extraordinaria. Permite que utilicemos un toro que puede estar en cualquier parte del mundo, con la posibilidad de conocer de manera cada vez más precisa los datos de ese animal y las crías que va a tener. Y a través de la inseminación vos lo podés utilizar en tu rodeo, para mejorarlo genéticamente y ser más eficiente en la producción. Es un salto de calidad muy grande. Después hay muchísimos nuevos métodos productivos, como la ganadería regenerativa, nuevas tecnologías para ser más eficientes. Lo bueno es que hay cada vez más posibilidades para elegir. Nosotros estamos implementando bastones, caravanas electrónicas, tecnologías que ayudan al proceso, tener información más a mano.
 

-En este marco, ¿qué importancia o qué rol para vos tiene la gestión y la planificación?

-El gran desafío diría yo de nuestra empresa, y creo que de muchas empresas, es el tema familiar. ¿Cómo organizarla?¿ Cómo profesionalizas, estructurás, una empresa familiar? Es algo donde tengo pensado volcar un poco mis estudios, para darle forma a eso y tratar de ir estructurando y profesionalizando.

 

-Fuiste presidente del Ateneo CRA 2021/22: ¿Por qué considerás que es importante que un joven tenga una experiencia ateneísta?

-Los ateneos son básicamente las juventudes que puede haber en una sociedad rural. Están en todo el país. Algo que está bueno es que hoy en día en los ateneos tenemos chicos que están relacionados al campo y chicos que no; y de todas las edades. Entonces, es un ambiente en el cual muchísimos chicos que no son del palo del campo, descubren todo ese ambiente en ese espacio, algo que de otra manera sería más complicado. Los ateneos se apoyan en diversos pilares: lo fundamental es que se prepara a alguien para ser en un futuro dirigente agropecuario. Después, también nos capacitamos en todo lo relacionado al campo. Pero el mayor valor agregado para las sociedades rurales termina siendo lo social: los ateneos tienen hoy en día un compromiso y protagonismo social muy importante, a través de actividades puntuales como por ejemplo apadrinar una escuelita rural o juntar útiles para para distintas instituciones educativas de sus pueblos. El objetivo es ayudar a las personas que lo necesitan y también comenzar a derribar esos mitos que muchas veces nos ponen de dividir al campo y la ciudad. Una sociedad rural gana mucho teniendo jóvenes.

 

-¿Qué te imaginás o cómo te gustaría estar dentro de 10 años?

-Me encanta ser productor y me gustaría seguir creciendo en esto. Y después algo que me gusta cada vez más es el servicio. En lo gremial, actualmente como vicepresidente de FundaCRA, y tal vez en 10 años me vea en algún lugar en el que con decisiones, digamos, pueda ayudar a generar más valor en el agro. Porque desde chiquito sé que en el agro hay para generar valor para todos, se puede generar mucho más a través de incentivos.

 

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