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Es posible que escuches otros nombres para referirse a este ejemplar como árbol del ámbar o del estoraque. Bonitos nombres para un árbol espectacular que demuestra y no es la primera vez que lo vemos en este blog, que la sencillez es muchas veces la clave de la belleza en jardinería.
Pertenece a la familia Hamamelidaceae y, a continuación, vamos a explicártelo todo sobre él. Porque para los habitantes de Taiwán o China, donde es común encontrarlo, supone un monumento que la madre Tierra nos regala con su porte y su elegancia. Por eso suelen verse mucho por los jardines asiáticos.
El liquidambar formosana es un árbol monoico caducifolio. Esto significa que produce flores tanto masculinas como femeninas en un mismo ejemplar y, además, que renueva sus hojas cada temporada, por lo que tendremos que esperar a que sea su época para verlo florecido. No obstante, merecerá la pena la paciente espera. Y, de hecho, muchas veces para adornar un jardín se prefiere apostar por especies de hoja perenne, para que esté siempre en plenitud, pero el liquidambar es una de esas honrosas excepciones que nos enseña a tener paciencia para admirar el tesoro de su florecimiento.
Hay que destacar que, si bien cuando es joven, el liquidámbar es de estructura estrecha y forma cónica, a medida que va envejeciendo se van poniendo más ancho.
Aparte de ser un árbol monoico caducifolio, también es una característica importante del árbol del ámbar su altura, porque esta especie es capaz de alcanzar hasta los 30 metros, por lo que en verdad estamos ante un árbol imperioso, potente y que llama la atención.
No obstante, en ocasiones es posible encontrar ejemplares de menor tamaño, según las condiciones del terreno en el cual se cultiva. Además, tiene una copa estrecha y cilíndrica, junto a un tronco grueso, de corteza también gruesa en tonos grises que tiende a rajarse.
Además de flores, el árbol del ámbar produce frutos. Estos nacen en forma de cápsulas, que parecen como esferas recubiertas de espinas. Miden alrededor de unos 4 centímetros y tienen un color verdoso con las puntas de las espinas marrones
Las hojas del liquidámbar formesana son alternas y simples, con los márgenes aserrados. Hay que mencionar también sus flores pues, como dijimos antes, esta especie produce flores masculinas y también flores femeninas. Las masculinas aparecen en forma de espigas cortas y van formando racimos. No llevan pétalos ni tampoco sépalos, a diferencia de las flores femeninas que sí los llevan y son escamosos.
Además de flores, el árbol del ámbar produce frutos. Estos nacen en forma de cápsulas, que parecen como esferas recubiertas de espinas. Miden alrededor de unos 4 centímetros y tienen un color verdoso con las puntas de las espinas marrones
Produce también muchas semillas que las puedes recoger para su posterior siembra. Porque cultivar este tipo de árbol no es en realidad difícil, ya que tiene pocos requerimientos. Pero de esto hablaremos más adelante.
El árbol de Estoraque, que es otro de los calificativos que recibe, resulta atrayente por su porte y su altura, si bien hemos dicho que la altura no siempre es la máxima y que, en ocasiones, puede quedarse como una especie de altura media e incluso no superar los 10 metros.
Pero suma otros atractivos, como son la tonalidad de sus hojas que van cambiando a lo largo del año y la forma curiosa de sus frutos, ante la cual ningún transeúnte queda indiferente cuando se topa con este árbol por primera vez.
También hay que añadir que es un ejemplar que sirve de hábitat a ciertas especies de aves y mamíferos pequeños que encuentran en él su hogar perfecto, así como una fuente de alimento interesante.
Para ver el liquidambar formosana lo más recomendable es visitar alguno de los países asiáticos como Taiwán y China. Si tienes previsto un viaje y te gusta la botánica, te gustará ir a estos bellos países y conocer de cerca este bonito árbol.
Estos árboles se reproducen en terrenos con suelo fértil y donde reciban mucha luz solar. También suelen apreciar que el suelo sea alcalino.
Los frutos se recogen en otoño que es cuando estarán maduros. Es entonces cuando se recolectan las semillas y se usan para su siembra. Además, hay que enterrar a una gran profundidad y regar pero con moderación, porque prefieren los suelos secos, tan solo con la humedad justa. Pues, de hecho, la humedad puede acabar destruyendo el árbol, así que un buen drenaje también es importante tenerlo en cuenta.
Si las condiciones son las correctas, el árbol crecerá rápido y en breve tendrás un bello ejemplar lleno de hojas, flores y frutos.
Es una especie resistente que suele sobrevivir sin ser afectada por enfermedades en exceso o por plagas, aunque tampoco está exenta de riesgos. Presta especial atención a los chupadores de savia, que podrás detectar porque dejan signos en el tronco.
La madera del formosana es muy resistente y a la vez ligera. Es un material muy apreciado en construcción, así como en carpintería y en la fabricación de barcos y navíos porque es capaz de sobrevivir a las termitas.
Aparte de aprovechar su madera, de este árbol asiático se aprovecha su resina, pues con ella se elaboran aceites esenciales que luego son usados para fabricar perfumes y otros ungüentos medicinales.
Estamos ante una especie que merece la pena conocer y apreciar de cerca, porque su porte le da una presencia elegante en los lugares donde esté, sobre todo, cuando los vemos en jardines públicos y privados. Y como se adapta al espacio, el liquidambar formosana es un árbol ideal y bello del cual, comprensiblemente, los asiáticos se sienten muy orgullosos de cuidar y de lucir. Su altura, la forma de sus copas, la curiosa estructura de sus hojas, de sus flores y, por supuesto, de su fruto, cada detalle le da valor a este ejemplar. Además, ardillas y aves se alimentan de sus frutos. ¿Necesitas más motivos para ir a verlo?
JArdineriaon.
