Por Agroempresario.com
Con la creciente preocupación por las emisiones de dióxido de carbono a nivel global, el enfoque se ha desplazado hacia el sector automotriz. Se ha puesto énfasis en dos áreas principales para reducir la contaminación: por un lado, las alternativas energéticas a la combustión convencional y, por otro, la promoción de diversas formas de micromovilidad.
En este segundo campo, la bicicleta ha resurgido como una solución práctica y saludable, respaldada por estudios que sugieren que aquellos que van al trabajo en bicicleta tienen un menor riesgo de desarrollar cáncer y enfermedades cardiovasculares. Este resurgimiento ha sido especialmente destacado en entornos urbanos, donde se han implementado redes de bicicletas públicas y se han construido ciclovías y bicisendas para fomentar un pedaleo más seguro.
En Europa, varios países han adoptado políticas de incentivo para fomentar el uso de la bicicleta como medio de transporte hacia el trabajo. Por ejemplo, los Países Bajos ofrecen una compensación de 0,19 euros por kilómetro recorrido en bicicleta, mientras que Bélgica ofrece hasta 0,25 euros por kilómetro con un límite anual por persona. Francia y Italia también tienen programas similares, incluyendo pagos por kilómetro recorrido y subvenciones para la compra de bicicletas.
Aunque algunos países como Luxemburgo y el Reino Unido no ofrecen pagos directos por kilómetro, cuentan con esquemas de deducción fiscal para la compra de equipamiento relacionado con la bicicleta. En España, además de iniciativas como “En Bici al Trabajo” en fase de consulta pública, existen planes como Moves III que promueven la movilidad sostenible mediante subvenciones para bicicletas eléctricas, entre otras medidas.