Por Agroempresario.com
Una leyenda cuenta que, en el siglo XV, un joven preparó una paella para su novia con la esperanza de conquistarla, sugiriendo que el nombre del plato podría derivar de "para ella". Otra versión más práctica sugiere que el término proviene del latín, donde "patella" significa sartén. En valenciano, paella también significa sartén y fue adoptado del francés a finales del siglo XVI.
El Parque Natural de la Albufera, en Valencia, es el origen del famoso plato. Este parque, un antiguo golfo marino convertido en un lago de aguas dulces, es una de las zonas húmedas más importantes de España y un destino turístico popular. La albufera de Valencia, una de las cuatro en el mundo, invita a los visitantes a pasar el día explorando sus islotes y contemplando los hermosos atardeceres de la Península Ibérica.
Una albufera es una laguna costera poco profunda, semicerrada, conectada con el océano y protegida por una barrera arenosa, con un aporte de agua dulce regular. La Albufera de Valencia está protegida por varios convenios y forma parte del Parque Natural de L’Albufera de Valencia. Se originó por el hundimiento de unos 30 kilómetros de litoral, creando un contorno irregular con un diámetro de hasta seis kilómetros. Se conecta al mar mediante canales o golas, cuyo flujo se regula con compuertas.
En el siglo XV, en los islotes de la Albufera se comenzó a cultivar arroz. Los campesinos y pastores lo utilizaron como base para comidas sencillas, añadiendo aves, conejo, liebre y verduras frescas. Con el tiempo, se incorporaron mariscos como calamares, langostinos, cigalas, mejillones y almejas.
Visitar la Albufera de Valencia hoy en día es como viajar en el tiempo. El paisaje sigue siendo similar al de antaño, y hay pocos lugares donde se puede probar la paella más tradicional en preparaciones clásicas.
En El Palmar, en el corazón de la Albufera, se encuentra la arrocería Maribel, galardonada con el premio al mejor arroz de la región. Ofrecen una paella tradicional por un promedio de 16 euros por persona. El restaurante Bon Aire, vecino de Maribel, sirve arroz del senyoret (de mariscos) por 18 euros. En Mornell, se puede degustar la paella de la Albufera, que incluye caracoles, por 17 euros.
En El Sequer de Tonica, el arroz meloso (donde el almidón armoniza los ingredientes) se ofrece por 17 euros. En todos estos lugares es necesario reservar y elegir el estilo de paella deseada.
Más allá del arroz y las fallas, la gastronomía de Valencia refleja diversas influencias culturales. La cocina valenciana mezcla sabores moros, inspiración castiza, cadencia mediterránea y vanguardia, como se puede ver en la Ciudad de las Ciencias y las Artes, obra de Santiago Calatrava.
El Bar Cremaet, ubicado en la Avenida del Puerto, es conocido por su café con ron y sus platos variados, desde chacinados hasta arroces. Por su parte, el restaurante Living Bakkali, con su arquitectura de inspiración marroquí, ofrece clásicos reinventados con ingenio.
En el sur de la ciudad, en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, se encuentra el restaurante Submarino en el Oceanogràfic. Este restaurante, diseñado por Félix Candela, ofrece una cocina de fusión mediterránea, destacando el tataki de atún a la brasa con mango y salsa kabayashi.
Ricard Camarena, con dos estrellas Michelin, lidera la escena gastronómica valenciana con su proyecto Habitual, ubicado en el Mercado Colón. Sus platos combinan sencillez y sofisticación, destacándose la berenjena asada con salsa holandesa, queso feta y piñones.
En el hotel Palau de la Mar, el Restaurante Ampar, dirigido por el chef Carlos Julián, presenta una cocina que fusiona la tradición valenciana con la innovación. Los platos se destacan tanto por su presentación como por su sabor, como el bacalao a la bilbaína y el arroz negro de buey de mar.
Para finalizar, es esencial probar los vinos con denominación de origen, como el Moscatel de Valencia, en los pequeños locales donde los residentes disfrutan de una copa antes de regresar a casa.