Soja: ROSARIO
$315.000 0.00%
Maíz: ROSARIO
$181.800 1.00%
Trigo: ROSARIO
$210.000 0.00%
Por Agroempresario.com
América Latina se alista para la posible llegada de La Niña en los próximos meses, con previsiones de alta variabilidad climática en el sur de la región y una temporada de huracanes más activa de lo normal en el Caribe.
Este fenómeno climático, conocido por causar inviernos crudos, veranos con múltiples olas de calor y grandes sequías, podría generar en América del Sur un escenario similar al de las sequías históricas registradas entre 2020 y 2023. Así lo discutieron expertos reunidos recientemente en la sede de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en Ginebra.
José Luis Stella, del Centro Regional del Clima para el sur de América del Sur, explicó que después de tres años de La Niña, que trajo sequías extremas e históricas al sur de América del Sur, se experimentó una rápida transición al fenómeno de El Niño. Ahora, nuevamente, se está pasando a La Niña, indicando no solo un clima extremo sino una variabilidad extrema y rápida.
Este episodio es parte del fenómeno climático Niño-Oscilación Sur (ENOS), que refiere a las variaciones de temperatura en las regiones central y oriental del Océano Pacífico ecuatorial. Este fenómeno tiene dos fases opuestas: El Niño (fase cálida) y La Niña (fase fría), que duran entre nueve y doce meses y ocurren cada dos a siete años, sin un calendario regular.
Especialistas del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) señalaron que la llegada de La Niña todavía es una posibilidad y que, en caso de concretarse, no sería en los próximos meses. Según estos especialistas, actualmente se ha pasado de El Niño a una fase neutral, y se espera un tiempo prolongado en esta fase. Los pronósticos indican que el océano se enfriará gradualmente, pero para que se declare La Niña, el océano debe mantenerse frío por al menos cinco o seis meses, y la atmósfera debe responder a este cambio.
Algunas proyecciones sugieren que el océano empezará a enfriarse, lo que podría llevar a una transición de la fase neutral a La Niña en unos cinco o seis meses, posiblemente a finales de año. Los patrones de El Niño y La Niña tienen diferentes consecuencias en distintas partes del planeta. En América Latina, han impactado históricamente en la producción de cultivos como trigo, arroz y maíz, afectando la economía de los países dependientes de estas materias primas.
Si La Niña llega a Argentina en el próximo verano, podría no favorecer las precipitaciones en el Litoral y el norte de la provincia de Buenos Aires, según la meteoróloga Cindy Fernández del SMN. Durante La Niña, las lluvias suelen ser escasas en esa zona y se favorecen las altas temperaturas, resultando en veranos muy cálidos con varias olas de calor y muchos días soleados.
Los pronósticos más recientes de los Centros Mundiales de Producción de Predicciones a Largo Plazo de la OMM prevén dos escenarios igualmente probables: un 50% de probabilidad de que se mantengan las condiciones neutras actuales a lo largo del año y un 50% de chances de que ocurra una transición hacia un episodio de La Niña entre junio y agosto de 2024.
En el Caribe, la OMM destacó la llegada del huracán Beryl, que se ha fortalecido hasta alcanzar la categoría cinco y se aproxima a Jamaica. Esto marca una temporada de huracanes que Rodney Martínez, representante de la OMM para América del Norte y Central y el Caribe, definió como muy peligrosa. Este fenómeno es inusual por su intensidad máxima en esta época del año en el Atlántico, sentando un precedente alarmante.
Karina Hernández, del Instituto Meteorológico Nacional de Costa Rica, señaló que las temperaturas han estado y siguen calientes tanto en el Mar Caribe como en el Atlántico. Aunque la temporada de huracanes se considera más activa de lo normal, aún no hay un consenso regional sobre cuán más activa será.
