Vermicompost. Aprendete este término porque lo vas a escuchar o leer muy seguido. Para que tengas una idea se trata de un abono orgánico obtenido a partir de la descomposición y transformación de la materia orgánica de las lombrices.
En su libro “HUERTA”, el investigador en Ciencias Biológicas, Alejandro Sequeira, le dedica un capítulo al vermicompost y, como lo bueno se comparte, te dejamos un resumen para que aprendas todo sobre este fertilizante natural.
El vermicompost (vermi: ‘gusano’, compost: ‘compuesto’) es rico en nutrientes y contiene mayor cantidad de microorganismos que la tierra no tratada.
Es desmenuzable, retiene la humedad con gran eficiente, es inodoro (o huele bien) y posee un color oscuro.
Si bien para hacer vermicompost se pueden utilizar diferentes especies de lombrices, las más usadas son la lombriz atigrada (Eisenia fetida) y la lombriz roja (Eisenia andrei).
Ambas especies pertenecen al grupo de lombrices epígeas, las cuales se caracterizan por vivir en los estratos superiores del suelo, en donde abunda la materia orgánica (mantillo).
A diferencia de otras lombrices que se alimentan de tierra, estas se alimentan exclusivamente de restos vegetales en descomposición. Son otras especies, como por ejemplo Lumbricus terrestris, las que se encargan de llevar y traer la tierra enriquecida de la superficie al desplazarse por las galerías en donde habitan.
Por otro lado, la calidad del vermicompost depende del tipo de ingredientes utilizados para compostar, los cuales en general incluyen cáscaras de frutas, estiércol, restos de yerba, borra de café. Dato extra: se pueden vermicompostar estiércoles de bovinos, de corral, conejos y ovinos.
Las vermicomposteras no deben superar los 40 cm de alto para evitar que la temperatura provocada por la descomposición se eleve demasiado.
Conviene cubrir la pila con mulch para mantener la humedad y evitar que las moscas u otros artrópodos pongan huevos o compitan por la materia orgánica.
Cuando el vermicompost está listo se retiran las lombrices mediante trampas hechas con bolsas de red con restos orgánicos frescos. Conviene dejar de regar el vermicompost unos días antes.
La humedad óptima del vermicompost se encuentra entre un 70% y un 85%. Puede chequearse mediante el “test del puño”: se llena la mano con un poco de material de la vermicompotera y se aprieta:
Si al abrir la mano el material mantiene su forma y deja escurrir entre 8 y 10 gotas, entonces su humedad es ideal y probablemente cercana al 80%.
Si por el contrario, al abrir la mano el material se deforma y chorrea agua (síntoma de exceso de humedad) o se desgrana (síntoma de humedad escasa), la humedad del material está lejos de su punto óptimo.
DATO: La cantidad de vermicompost recomendada para aplicar en hortalizas es de 1 kg/m2 o 200 g por planta.
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