La tarjeta de crédito: la salvación a mediados de mes en los almacenes bonaerenses

En una creciente inflación, los consumidores recurren a las tarjetas de crédito a partir del día 15 para afrontar gastos básicos, según vicepresidente de la Federación de Almaceneros de Buenos Aires

La tarjeta de crédito: la salvación a mediados de mes en los almacenes bonaerenses

Por Agroempresario.com

El fenómeno de la inflación en Argentina ha generado una situación peculiar en los almacenes y comercios de cercanía barriales: el día 15 ya se considera fin de mes. Fernando Savore, vicepresidente de la Federación de Almaceneros de la Provincia de Buenos Aires, expuso esta realidad en una entrevista concedida a Radio Mitre, donde describió cómo la inflación y la reducción del poder adquisitivo alteraron drásticamente los patrones de consumo en los almacenes y pequeños comercios.

Savore explicó que los primeros 15 días del mes, los clientes tienden a comprar marcas de primera línea y a utilizar dinero en efectivo, mientras que a partir del día 16, se observa un cambio significativo en el comportamiento de consumo. Según él, durante la primera quincena, se utilizan métodos de pago como efectivo, débito, QR y transferencias. Sin embargo, a partir del día 16, los consumidores comienzan a recurrir a las tarjetas de crédito para cubrir sus gastos.

Este cambio de comportamiento se debe a que, hacia mediados de mes, muchos consumidores agotan sus ingresos y recurren a tarjetas de crédito o incluso a “fiados”, algo que en tiempos pasados era menos común en las compras diarias de alimentos básicos. Savore señaló que los comerciantes han tenido que adaptarse a esta realidad, aceptando pagos con tarjeta de crédito a pesar de los costos adicionales y el tiempo de espera para el cobro.

Otro aspecto destacado por Savore es la creciente preferencia por marcas Pyme en detrimento de las marcas líderes, cuyo precio se ha vuelto inasequible para muchos. Después del día 15, los consumidores buscan refugio en las marcas Pyme. Savore mencionó casos concretos, como el de un polvo para hacer bizcochuelo, cuyo precio casi se duplicó en poco tiempo, obligando a los comerciantes a discontinuar su venta debido a la falta de demanda y a los altos costos asociados.

Savore también destacó cómo la conducta de pago cambió drásticamente. En los primeros días del mes, los pagos se realizan en efectivo o con métodos electrónicos directos, pero hacia la segunda mitad del mes, el uso de tarjetas de crédito se vuelve predominante. Este cambio ha obligado a muchos comerciantes a aceptar tarjetas de crédito, a pesar de los costos adicionales y el tiempo de espera para el cobro.

El aumento constante en los precios de los alimentos básicos también cambió la dinámica de consumo en los almacenes. Productos como la leche, los lácteos y los quesos se han vuelto casi inasequibles para muchos. Savore detalló cómo los lácteos han aumentado significativamente en los últimos meses, con precios que casi se duplican cada pocos meses. Este incremento llevó a muchos consumidores a reducir o eliminar estos productos de su dieta diaria, optando por alternativas más económicas como la polenta y los fideos.

Savore también señaló cómo las marcas de primera línea han perdido terreno frente a las marcas Pyme debido a sus altos precios. Un pan lactal de primera marca puede costar más del doble que uno de marca Pyme, lo que ha llevado a muchos consumidores a optar por la opción más económica. Este fenómeno no solo afecta a los consumidores de menores ingresos, sino también a aquellos de clase media que, aunque podrían permitirse pagar más, deciden no hacerlo por principio.

Para los comerciantes, esta situación presenta desafíos únicos. Además de tener que gestionar sus inventarios y precios en un contexto de alta inflación, deben adaptarse a las nuevas formas de pago y mantener la relación de confianza con sus clientes. Savore mencionó cómo muchos almaceneros han dejado de ofrecer fiados a largo plazo, una práctica común en el pasado, y ahora se limitan a cortos plazos de cuatro o cinco días.

El aumento de los costos operativos, como las tarifas de servicios públicos, también está afectando a los comerciantes. Savore compartió su experiencia personal, indicando que los costos de electricidad casi se han triplicado en pocos meses, agregando una presión adicional sobre los márgenes de ganancia de los comerciantes.

Pese a estos desafíos, muchos comerciantes están encontrando formas de adaptarse y sobrevivir. La aceptación de tarjetas de crédito, aunque no ideal, se ha convertido en una necesidad para mantener las ventas. Además, la oferta de marcas Pyme se ha expandido, proporcionando a los consumidores alternativas más asequibles sin sacrificar la calidad.

Savore destacó la importancia de mantener la calidad de los productos Pyme para asegurar la satisfacción del cliente y fomentar la repetición de la compra. En el caso del pan lactal, por ejemplo, las marcas Pyme están ganando terreno en las góndolas, y los consumidores están respondiendo positivamente a estas opciones más económicas.

En resumen, la inflación y la caída del poder adquisitivo están transformando los hábitos de consumo en los almacenes de Buenos Aires, obligando a los consumidores a adaptarse y a los comerciantes a buscar nuevas estrategias para mantener sus negocios a flote en un entorno económico cada vez más desafiante.

 



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