Por Agroempresario.com
El fenómeno climático de La Niña, conocido por provocar lluvias por debajo de lo normal, parece estar mostrando signos de menor intensidad para la campaña agrícola 2024/2025. Según el último informe de la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA), aunque la probabilidad de que La Niña se materialice sigue siendo alta, en un 79%, el enfriamiento de las aguas del océano Pacífico, que caracteriza a este fenómeno, está resultando menos pronunciado de lo previsto.
A medida que nos acercamos a la primavera y el verano bajo la influencia de La Niña, se esperaba que las lluvias invernales fueran suficientes para recargar las reservas de agua, vitales para una campaña agrícola exitosa. Sin embargo, las lluvias de invierno hasta la fecha han sido normales a escasas, lo que ha llevado a un lento desecamiento de los perfiles hídricos.
El pronóstico del International Research Institute for Climate and Society (IRI) muestra una disminución en la intensidad del enfriamiento del Pacífico. El pronóstico de julio indica un enfriamiento de apenas -0.52°C, que apenas clasificaría como La Niña, a diferencia de los valores más significativos esperados anteriormente.
Esta situación genera una mezcla de expectativas y preocupaciones en el sector agrícola. La falta de lluvias ha agravado la sequía en la zona núcleo de Argentina, con reservas de agua en áreas clave como Córdoba, Chaco y Santiago del Estero enfrentando niveles críticos. En Córdoba, las reservas de agua han pasado de adecuadas a regulares, mientras que en Santa Fe y Entre Ríos, las altas temperaturas han acelerado el secado del suelo.
La variabilidad regional en la disponibilidad de agua añade una capa de complejidad a la situación. En el este de la zona núcleo, las reservas de agua son adecuadas, pero en el oeste, son solo regulares. En la provincia de Córdoba, la situación es aún más grave, con reservas de agua escasas en algunas áreas.
Con la campaña agrícola 2024/2025 en juego, el sector se enfrenta a un panorama incierto. La combinación de una posible La Niña menos intensa y la sequía en curso plantea un desafío significativo para los productores agrícolas, quienes deberán adaptarse a las condiciones cambiantes mientras esperan una mejora en las precipitaciones.