Por Agroempresario.com
El conflicto en el sector aceitero argentino ha alcanzado una nueva fase de tensión, con una tercera jornada de paro que sigue sin resolverse debido a la falta de acuerdo en las paritarias. La situación ha generado un gran impacto en la industria, afectando tanto a la producción como a los trabajadores; información basada en una nota publicada en El Cronista.
El Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros del departamento San Lorenzo (SOEA) y la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores y Afines de la República Argentina (FTCIODyARA) han intensificado su medida de fuerza tras estancarse las negociaciones salariales. Desde el inicio de la protesta, los gremios han argumentado que las empresas no han mostrado una verdadera voluntad de negociar, mientras que la Cámara de la Industria Aceitera Argentina (CIARA) acusa a los sindicatos de intransigencia.
Las empresas han ofrecido un aumento salarial del 77%, mientras que la inflación proyectada para 2024 es del 79%. Además, proponen un incremento adicional del 12% ahora y del 5% en septiembre, lo que llevaría el aumento total a un 94% para el mes de septiembre. Sin embargo, los sindicatos han rechazado esta oferta, exigiendo un 25% de recomposición salarial para contrarrestar la pérdida de poder adquisitivo.
El conflicto ha tenido un impacto notable en la industria, con descuentos a los trabajadores y dificultades para los transportistas, lo que ha generado una paralización significativa en las plantas, fábricas y terminales. A pesar de las propuestas empresariales, los gremios consideran que las ofertas son insuficientes y han decidido extender el paro por 24 horas adicionales, mientras continúan la negociación.
En un contexto más amplio, el desempleo en Argentina sigue creciendo, con casi 185,000 puestos de trabajo destruidos en los últimos nueve meses. Este aumento del desempleo refleja una crisis laboral que se suma a las tensiones en el sector aceitero, evidenciando la necesidad urgente de soluciones efectivas para abordar estos desafíos económicos y laborales.
La falta de un acuerdo y la continuación del conflicto aceitero subrayan la profunda crisis que enfrenta el país, afectando a múltiples sectores y planteando preguntas sobre la capacidad de las partes para llegar a una solución duradera.