Las legumbres son frutos comestibles de las plantas pertenecientes a la familia de las leguminosas. Comúnmente, se reconocen 11 tipos y proporcionan proteínas, fibra dietética, vitaminas, minerales, fitoquímicos y carbohidratos complejos, constituyendo un alimento clave para la seguridad alimentaria del mundo. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el consumo per cápita para 2020 era de 8 kg/año, siendo Asia y Latinoamérica los mayores consumidores. A pesar de ello, según estudios de la Cámara de Legumbres de la República Argentina (Clera), el consumo en Argentina para el mismo año era de 800 gramos per cápita.
Las economías regionales presentan un gran arraigo territorial y revisten gran importancia en las economías y sociedades locales. En el caso de las legumbres, su producción se concentra en el centro y noroeste del país, partiendo de la provincia de Buenos Aires y terminando en Jujuy, en un “callejón” que contempla las provincias de San Luis, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, Chaco y Salta.
Además de esta distribución territorial, hay una marcada diferencia entre la distribución de los cultivos. Por un lado, encontramos la producción de arvejas y lentejas, concentradas en la zona sur, principalmente en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y, en menor medida, Córdoba; mientras que, por otro, encontramos que la producción de porotos y garbanzos se concentra en el resto de las provincias, aumentando la participación de los porotos a medida que nos movemos hacia el norte.
En términos productivos se puede observar una tendencia creciente, tanto en la superficie sembrada como en la producción total. En el primero de los casos se puede observar que para la campaña 2018/19 la superficie era de 674.669 hectáreas, mientras que para la última campaña (2023/24) la superficie total se estima en 802.951 hectáreas, un incremento del 20 % en tan sólo 6 años. De esta forma, el área retoma el sendero de crecimiento que se había interrumpido la campaña anterior, debido al impacto de la gran sequía.
En la comparación con la campaña 2022/23, se observa un crecimiento del 5,8 %, motorizado principalmente por la gran recuperación del área de garbanzos, que registró un incremento de más del 50 %, llegando a 112.400 hectáreas. Por su parte, las arvejas aumentaron la superficie en 8,5 % mientras que los porotos secos y las lentejas la redujeron en 0,3 % y 4,4 %, respectivamente.
Luego de una campaña severamente afectada por las condiciones climáticas adversas, la producción de legumbres en la 2023/24 retoma la tendencia creciente y se sitúa en un nuevo máximo. En conjunción con el aumento de superficie, los mayores rendimientos debido a las buenas condiciones para la siembra y cosecha tuvieron como contrapartida un aumento en la producción total de magnitudes relativas aún mayores.
Se puede observar que para la campaña 2018/19 la producción era de 924.068 toneladas, mientras que para la 2021/22 era de 1.151.118, un crecimiento de 24,6 %. A pesar de ello, el sendero de crecimiento se vio interrumpido momentáneamente en la campaña 2022/23 con una retracción hasta 881.994 toneladas, para llegar a las 1.197.952 toneladas en la 2023/24, un crecimiento de casi 36 %.
Cabe destacar, además, la importante participación de la Región Centro en la producción total de legumbres. En conjunto, las provincias de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos explicaron de las últimas 6 campañas, en promedio, el 80 % de la producción de lentejas, el 45 % de la de garbanzo y el 30 % de arvejas, mientras que su participación en la producción de porotos es marginal.
Con relación al comercio exterior, podemos observar que en los últimos 11 años el complejo aportó en promedio exportaciones por el valor de 316 millones de dólares anuales, registrando un salto importante en 2016, para alcanzar un máximo de 451 millones de dólares en 2017. Si ponderamos estos ingresos por su peso neto, podemos obtener una estimación del precio implícito por tonelada de producto del complejo, que nos da como resultado un precio promedio de 753 dólares por tonelada.
Analizando la composición de las exportaciones por productos, se puede observar que la mayor participación se concentra en porotos con aproximadamente el 60 % de las exportaciones desde 2013 en adelante. Lo sigue en orden de prelación la exportación de garbanzos, que alcanzó su máxima participación en 2017, para luego descender paulatinamente hasta ubicarse en torno al 20 % del total, mientras que arvejas se mantuvo relativamente constante en torno al 10 %, con un incremento en el año 2022. La exportación de lentejas, por su parte, ha sido en los últimos años, marginal.
En cuanto a las perspectivas del complejo, según la FAO la tendencia creciente del consumo de legumbres continuaría hasta 2030, esto está relacionado con la continua incorporación en la dieta diaria de platillos con legumbres debido a sus beneficios para la salud. Además, se prevé que el consumo en Asia pase de 7 kg per cápita a 8 kg per cápita de aquí a 2029, elevando el consumo promedio mundial de los 8 kg actuales a 8,3 kg por persona.
Además, dentro del mercado interno, se podría pensar en una tendencia creciente en la incorporación de estos alimentos en la dieta diaria, lo que podría aumentar el consumo doméstico acortando la brecha que existe con el consumo promedio en el resto de Latinoamérica, incrementando la demanda, aunque al ser un cambio cultural depende de una multiplicidad de factores.
Según las últimas estimaciones desde la Secretaría de Agricultura Ganadería y Pesca (SAGyP), el área de siembra esperada para legumbres de invierno es de 245.000 hectáreas, de las cuales 124.000 se destinarían a la implantación de garbanzo, 97.000 a la de arvejas y 24.000 a lentejas.
Por otro lado, según estimaciones de INTA Arroyo Seco, para la provincia de Santa Fe el avance de siembra para arveja se sitúa entre el 30 y 50 % del área que se espera implantar, mientras que para la lenteja se ubica entre 60 y 70 %. El relativo retraso de la siembra para las primeras está relacionado con la falta de lluvias en julio. Por su parte, los expertos destacan que a pesar de las heladas los lotes implantados a fines de junio se encuentran en muy buenas condiciones.
Por último, expertos de Agricultores Federados Argentinos (AFA), señalan que la nueva campaña tuvo tres hitos importantes que marcan el decurso actual: una decisión de reserva temprana de variedades invernales (durante los meses de marzo/ abril); un recorte de intención de siembra en determinadas zonas optando por otro cultivo invernal, siendo los valores que presentó el trigo en mayo pasado un aliciente o sustituto parcial en ese sentido y, por último, un recorte y una demora de la etapa de siembra de las variedades primaverales producto de la falta de lluvias en las principales zonas dedicadas al cultivo de arvejas.
AgroNoa