Por Agroempresario.com
El panorama para la próxima campaña de soja y maíz se presenta complejo, con precios en niveles históricamente bajos y un contexto económico que no favorece a los productores argentinos. A pesar de algunas señales de recuperación en Chicago, la situación sigue siendo delicada, especialmente en un país donde los agricultores reciben sólo una fracción del valor internacional debido a la combinación de una paridad cambiaria distorsionada y retenciones elevadas.
Las proyecciones para la campaña 2024/2025 muestran una caída del 17% en la superficie destinada al maíz, mientras que la soja podría ganar terreno. Sin embargo, esta expansión en el área de soja no garantiza rentabilidad, especialmente en campos arrendados, donde las pérdidas estimadas para la soja de primera alcanzan los 69 USD/ha. El maíz tardío enfrenta un panorama aún más sombrío, con pérdidas de 138 USD/ha bajo las mismas condiciones.
A esto se suman los problemas crónicos de competitividad del sector agrícola en Argentina, exacerbados por una elevada presión tributaria y un sistema burocrático que inmoviliza capital en las empresas. El análisis de CREA destaca que, para un 33% de la superficie proyectada de soja, el precio de indiferencia supera al de mercado, mientras que en el caso del maíz, esta situación afecta al 62% del área proyectada.
La caída en la rentabilidad de la soja y el maíz en comparación con el año pasado, sumada a los desafíos de costos crecientes y precios estancados, obliga a los productores a ser extremadamente eficientes en sus decisiones de siembra y manejo. Se requiere obtener rendimientos elevados por hectárea para cubrir los costos, y la situación se complica aún más si se consideran la reposición de nutrientes y maquinaria, aspectos esenciales pero a menudo ignorados.
Los últimos datos de la Bolsa de Comercio de Rosario subrayan la gravedad del escenario, con el negocio agrícola en campos arrendados mostrando rentabilidad negativa. Incluso en campos propios, la rentabilidad se ve afectada, destacando la necesidad de rendimientos altos para compensar los costos crecientes. Por su parte, la Bolsa de Cereales de Córdoba advierte sobre la pérdida de valor de la soja sin vender desde la última cosecha, estimada en USD 1.345 millones.
En resumen, los productores enfrentan una batalla cuesta arriba en la próxima campaña, con un contexto local e internacional que no ofrece garantías de mejora. Sin embargo, la posibilidad de corregir los errores del pasado y aliviar la carga sobre el sector agropecuario podría marcar la diferencia en este escenario adverso.