Por Agroempresario.com
La Estancia El Rosario, emblemática fábrica de alfajores y dulces artesanales en las Sierras Chicas, está celebrando un siglo de historia. Este icónico establecimiento, situado a 1325 metros sobre el nivel del mar y a 4.5 kilómetros de La Cumbre, ha evolucionado significativamente desde su fundación en 1924. La historia de la estancia está profundamente arraigada en la tradición local, que incluye un devoto culto a la Virgen del Rosario.
Desde hace más de un siglo, los lugareños y visitantes se acercan al predio para rezar el rosario y hacer peticiones a la Virgen, conocida en la región como la Virgen del Rosario. Agustina Bunge, actual propietaria de la fábrica junto a su marido Alan Horwitz, explica que este ritual era común mucho antes de que la familia adquiriera el predio para establecer su emprendimiento. “Los vecinos de la zona que no llegaban a bajar a la iglesia del pueblo se acercaban aquí para rezar el rosario y hacerle sus peticiones a la virgen. Incluso hoy le dejan mensajes que nosotros recogemos y los llevamos al monasterio Abba Padre en Los Cocos”, afirma Bunge, según la entrevista publicada en La Nación.
La historia de la fábrica comienza con Felicity Johnston Graset y su hija Renée, quienes en 1924 iniciaron la producción de mermeladas con frutas locales. Estas mermeladas fueron un éxito entre la comunidad británica y en las casas de té cercanas. La fábrica se conoció inicialmente como El Rosario Dulces Finos después de ser adquirida por Juan A. Cisneros en 1933. Durante la década del 40, la empresa se expandió con nuevas plantaciones en Cipolletti y Coronda para diversificar su oferta frutal. En los años 50, Carlos Eiras compró la fábrica, y su hijo modernizó la producción, cambiando el nombre a Estancia El Rosario.
En 2014, Alan Horwitz y Agustina Bunge asumieron la gestión de la fábrica con el objetivo de preservar su rica historia y actualizar sus procesos. "Tomamos la responsabilidad de preservar este patrimonio que consideramos de un valor incalculable", sostiene Horwitz. La fábrica ha modernizado su producción y ampliado su oferta turística con un restaurante, una cervecería artesanal y un parque de aventuras.
El 7 de octubre marcará el inicio de una serie de celebraciones por el centenario, que incluirán bicicleteadas, cabalgatas y otros eventos especiales. “Queremos que la gente no solo visite la fábrica, sino que disfrute de una experiencia completa”, dice Bunge.
Actualmente, la fábrica abre todos los días de 10 a 18 horas, ofreciendo visitas guiadas gratuitas cada 40 minutos en temporada alta. La Estancia El Rosario sigue produciendo sus famosos alfajores dos a tres veces por semana, manteniendo viva la tradición que comenzó hace un siglo.
La Estancia El Rosario continúa siendo un faro de tradición y dulzura en la región, combinando su rica herencia con una visión innovadora para el futuro.