Por Agroempresario.com
En una reciente entrevista publicada en La Nación, Francisco Villarroel compartió su historia como inmigrante y emprendedor en Argentina, destacando su firme intención de integrarse a la cultura local y su deseo de contribuir a la sociedad. Siete años atrás, Villarroel llegó al país con la meta de iniciar un nuevo capítulo en su vida, dejando atrás su vida en Venezuela. Desde su llegada, Buenos Aires lo recibió con los brazos abiertos, especialmente en el barrio de Recoleta, donde comenzó a forjar su camino en el sector gastronómico.
“Argentina se ha convertido en mi país”, afirma Villarroel, quien ha logrado construir su vida en un nuevo entorno. Su relación con Argentina no comenzó en el momento de su llegada, sino que se fue gestando a través de numerosas visitas desde su infancia. En cada viaje, sentía un creciente sentido de pertenencia hacia la cultura argentina, que lo llevó a decidirse a establecerse en el país.
Durante sus primeros días, la ciudad le resultó avasallante, pero con el tiempo se familiarizó con sus calles. "Hoy en día conozco mucho mejor la ciudad y soy por completo parte de ella", comenta mientras reflexiona sobre su historia. Su proceso de integración cultural ha sido crucial para su éxito como emprendedor. “Para todo inmigrante, el camino para obtener un lugar o su lugar es evolutivo y para mí directamente proporcional a las ganas que se tenga de ser parte de ella”, asegura.
Villarroel se aventuró a emprender en el mundo de la gastronomía, un sector que conocía, pero que le presentó nuevos desafíos. Su enfoque en la integración cultural y su deseo de ser parte de la sociedad argentina fueron esenciales en su travesía. “Yo llegué con las firmes ganas de apostarle al país, a esta sociedad y de realmente ser parte de su cultura”, explica.
Con la apertura de NACHA, una cantina estilo texano que ofrece una experiencia vibrante con sabores Tex-Mex, Francisco no solo cumplió su sueño, sino que también aportó al panorama gastronómico de Buenos Aires. “La experiencia es una de las principales cosas que nos caracteriza. Nuestra energía está muy bien impregnada y representada por el equipo de trabajo”, destaca.
En su reflexión sobre Argentina, Villarroel señala que el país posee “lo mejor de los dos mundos, una belleza clásica combinada con el caos de una joven sociedad”. A pesar de las dificultades inherentes al entorno económico argentino, asegura que el país ha sabido reconocer su esfuerzo, convirtiéndose en un lugar donde puede prosperar y contribuir.
“Aposté siempre a mi país, proyectando a futuro y optimista de que la situación política, social y económica en algún momento cambiaría”, dice Villarroel. Su historia es un testimonio de la resiliencia y la adaptabilidad de los inmigrantes que, como él, buscan nuevas oportunidades en tierras extranjeras.
La historia de Francisco Villarroel es un reflejo del espíritu emprendedor que caracteriza a muchos inmigrantes en Argentina, quienes, a pesar de las adversidades, encuentran en el país una nueva esperanza y la oportunidad de construir un futuro próspero.