Por Agroempresario.com
La harina de soja, considerada el principal producto exportador de Argentina, se encuentra en una encrucijada crítica. Según un reciente informe de la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCBA), el crecimiento en la producción de aceite vegetal hidrotratado (HVO) en Estados Unidos representa una amenaza significativa para la posición del país en el mercado global. Actualmente, el 14% de las divisas nacionales provienen de este insumo, lo que resalta la importancia económica de la soja para la nación.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos ha proyectado una producción récord de harina de soja, alcanzando los 272 millones de toneladas para la campaña 2024/25. Este incremento se debe no solo al aumento de la producción en EE. UU. (6%), sino también a un crecimiento del 13% en Argentina. Sin embargo, el consumo mundial se espera que crezca a un ritmo más lento, lo que podría generar un excedente que presione los precios de la harina de soja.
El auge del HVO, conocido como diésel renovable, plantea un nuevo desafío para la industria argentina. A diferencia del biodiesel convencional, que mezcla aceites con combustibles fósiles, el HVO se produce mediante un proceso de hidrotratamiento que permite que el producto cumpla con las especificaciones de calidad del diésel. Esta tecnología, en expansión en Estados Unidos, no solo está destinada al transporte terrestre, sino que también tiene aplicaciones en el sector de la aviación, como combustible sostenible de aviación (SAF).
Las políticas públicas en EE. UU. han incentivado la producción de HVO mediante subsidios que buscan hacer competitivos los precios de este biocombustible, lo que ha llevado a las refinerías a adaptarse y aumentar su capacidad productiva. Este crecimiento podría traducirse en un aumento en la oferta de harina de soja en el mercado internacional, lo que impactaría negativamente en los precios y en la competitividad de la harina de soja argentina.
Un factor adicional que complica la situación es la nueva reglamentación de la Unión Europea, que entrará en vigor el 1 de enero de 2025 y exigirá que todos los productos sean de libre deforestación. Si bien la mayoría de la producción de soja en Argentina cumple con estos requisitos, la inclusión del biodiesel en futuras revisiones de esta normativa podría afectar a la industria en general.
El informe de la BCCBA destaca que la principal incertidumbre radica en el uso de aceite de soja como insumo para la producción de HVO en Estados Unidos. El excedente de harina de soja que podría ingresar al mercado mundial pone en jaque las finanzas del país, que depende en gran medida de este producto para generar divisas. Aunque en 2024 Argentina logró exportar aceite de soja a EE. UU. por primera vez desde 2018, es crucial que el país se adapte a las nuevas dinámicas del mercado global para mantener su posición competitiva.
La capacidad de Argentina para ajustarse a las regulaciones de la UE y maximizar su potencial exportador será determinante para asegurar su liderazgo en el mercado de la harina de soja. Sin embargo, el creciente sector del HVO en Estados Unidos podría obligar al país a aumentar sus exportaciones de aceite de soja, lo que, a su vez, podría llevar a una mayor oferta de harina de soja y presionar aún más los precios.
En este contexto, el futuro de la harina de soja argentina parece incierto, y la industria deberá implementar estrategias adaptativas para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades que se presentan en un panorama global en constante evolución.