La Licorería Clarac-Fréres: un legado industrial en Villa Urquiza

Por Agroempresario.com

La historia de la actual manzana delimitada por la avenida Franklin Roosevelt y las calles Aizpurúa, Cullen y Ceretti, en el barrio porteño de Villa Urquiza, es un reflejo del rico pasado industrial de Buenos Aires. Este terreno, que hoy alberga la sucursal de un supermercado Carrefour, fue durante décadas la sede de la reconocida licorería Clarac-Fréres. Según un artículo de La Nación, el establecimiento fue considerado uno de los más importantes de América del Sur, con una producción que abarcaba desde aperitivos y licores hasta vinos finos. La historia de esta icónica licorería, que llegó a recibir múltiples reconocimientos internacionales, ilustra la evolución de Villa Urquiza y su conexión con la industria en la ciudad.

La licorería, propiedad de los hermanos Francisco y Juan Clarac, llegó a ser considerada como la más importante de América del Sur y fue una de las primeras fábricas a vapor que funcionaron en la zona. Según cuenta Luis Alposta, médico y escritor, vecino reconocido del barrio en la publicación Buenos Aires Historia, sus depósitos tenían una extensión de 12.000 m² sin contar los sótanos, y un ramal especial del ferrocarril llegaba hasta allí. Los Clarac establecieron su empresa poco después de fundarse el barrio de Villa Catalinas, nombre original de esa área de la ciudad en 1887.

La producción de la fábrica era cuantiosa y variada, incluyendo distintos tipos de aperitivos, bitters, coñac, ginebra, ron, y licores de anís, caramelo, moka, cacao o menta. También elaboraba diversas variedades de vermut, tanto de tipo francés como Torino, además de vinos finos tintos y blancos que lograron un notable éxito de consumo local, recibiendo reconocimientos en prestigiosos concursos internacionales. Los hermanos Clarac habían obtenido la medalla de oro en la Exposición Universal de París de 1889 y se destacaron en la Exposición Universal de Chicago de 1893. Una de sus especialidades era el Bitter des Basques, un aperitivo similar al actual fernet.

La zona contaba con un importante movimiento industrial, ya que también se habían establecido otros establecimientos, como la Sociedad Cooperativa de Cristalería, que funcionó en las dos manzanas que van de Roosevelt hasta las vías del tren entre avenida De los Constituyentes y Ceretti, de 1889 a 1930. De acuerdo con el libro Buenos Aires tiene barrio, de Leonel Contreras y Víctor Coviello, esta cooperativa estaba destinada a la fabricación y manufactura de vidrio, bajo la dirección del ingeniero Julio Krause, quien más tarde uniera su nombre al descubrimiento de petróleo en Comodoro Rivadavia. Otras fábricas cercanas incluían la de los cigarros Avanti y la Compañía Tabacalera Americana, que fue demolida en los años 70.

Sobre los orígenes de Villa Urquiza, Contreras y Coviello especifican que el nacimiento de este barrio estuvo vinculado con la construcción del puerto de Buenos Aires. “La empresa constructora Las Catalinas S.A., presidida por Francisco Seeber, fue la encargada del tercer muelle que tuvo Buenos Aires antes de Puerto Madero. Construido en 1872, estaba a la altura de la calle Paraguay y era conocido como ‘de las Catalinas’.” Tiempo después, la compañía adquirió 50 hectáreas en una zona de la ciudad conocida como Lomas Altas, al sudoeste del pueblo de Belgrano, para extraer la tierra necesaria para rellenar la zona baja.

El profesor Diego A. del Pino detalla en la Guía del Centenario de Villa Urquiza, publicada en 1987, que Seeber era de origen alemán y había nacido en Buenos Aires el 15 de noviembre de 1841. Después de completar sus estudios en Alemania, se dedicó al comercio y la organización de empresas. En 1872, formó la Sociedad Muelles de Las Catalinas, donde comenzó a construirse un muelle de cargas. Para rellenar la zona baja, la empresa adquirió terrenos en los suburbios porteños y transportó tierra fértil hasta la costa.

Poco después, Seeber decidió lotear la vasta extensión de terrenos, dando origen a Villa Catalinas, en homenaje a las instalaciones formadas con su propia tierra. Según Contreras y Coviello, la villa fue fundada el 2 de octubre de 1887, y el trazado estuvo a cargo del ingeniero Emilio Agrelo. Los primeros pobladores fueron obreros, en su mayoría de origen italiano, que trabajaban en la empresa constructora.

En 1899, un grupo de vecinos solicitó al ministro del interior de ese entonces, Joaquín V. González, el cambio de nombre de la villa para conmemorar el centenario del nacimiento de Justo José de Urquiza. El 18 de octubre de 1901, un decreto nacional oficializó la modificación de la denominación a Villa Urquiza. Un año después, la estación Villa Catalinas del FC Central Argentino también adoptó el nuevo nombre.

Originalmente, Villa Urquiza fue un barrio de chacras y quintas, con algunos desarrollos industriales. Tanto Villa Urquiza como sus vecinos Villa Pueyrredón y Coghlan se ubican en terrenos que, de no haber sido por Seeber y su empresa, habrían estado entre los más altos de la ciudad.

En cuanto a la licorería, según Alposta, a partir de 1911 pasó a ser propiedad de Raúl Sauveterre y Cía., que cambió su nombre por Fábrica Licorera Pedeflous. Tenía entrada por la calle Guanacache (hoy Roosevelt) al 5749. Sin embargo, un año después, el establecimiento fue noticia en los diarios por un voraz incendio que lo afectó notablemente.

El periódico Eco Social del 22 de agosto de 1912 informaba que las llamas alcanzaron las habitaciones particulares del edificio, amenazando con propagarse a los talleres y depósitos de licores. Una delegación de bomberos del cuartel del barrio de Belgrano, compuesta por 18 hombres, logró controlar el fuego para evitar mayores daños.

La fábrica de licores cerró sus puertas a mediados de la década del 40. Posteriormente, el lugar pasó a albergar empresas de diversos rubros y, con el tiempo, se demolió media manzana, dando paso a la construcción del actual supermercado.