El “arte” de hacer negocios: los cambios de contexto mundial y en la coyuntura país; llegó el momento de ser eficientes y así lo plantearon referentes del sector agropecuario en Argentina Visión 2040.
La semana pasada, se realizó una nueva edición de Argentina Visión 2040 bajo el lema “El arte del desarrollo de negocios del agro en Argentina hacia el mundo: la mirada de los expertos en búsqueda del agregado de valor”.
El encuentro, que se realiza año a año 100% a beneficio de la fundación Bisblick, fue el contexto ideal para que los principales referentes del agro y la innovación compartan su visión sobre las oportunidades en el mundo que viene y que en muchos aspectos ya llegó y está entre nosotros.
Gracias a los asistentes y sponsors del evento, BisBlick Talento Joven, ONG que acompaña a jóvenes de potencial en contexto de vulnerabilidad socioeconómica para que puedan convertirse en los primeros profesionales de sus familias, recaudó fondos para cubrir 30 becas.
“Vemos jóvenes que tienen resiliencia y convicción en el estudio como forma para salir adelante”, destacó Belén Ochoa, directora ejecutiva BisBlick Talento Jóven, quien reflexionó sobre un contexto educativo en donde el 50% de los jóvenes no termina un estudio secundario. “Y si vamos a los contextos en donde trabajamos con Bisblick, solo el 13% finaliza un estudio superior”.
Ochoa invitó a reflexionar qué se puede hacer cada uno, como organizaciones y como empresas, y resaltó la necesidad de trabajar en red para generar un impacto. “Tenemos que cambiar la mirada, ¿miramos la vulnerabilidad o el potencial? El potencial está”, agregó y apuntó a la generación de oportunidades.
También citó una frase de una de las becadas del programa de Bisblick: “Nunca subestimes el poder de tu determinación, cada obstáculo es una oportunidad. Rendirse no es una opción, sino una pausa para el próximo gran avance”.
“Todos tenemos el poder transformador y todos tenemos que hacer algo por el contexto educativo, social y económico que estamos viendo en Argentina”, remarcó.
José Demicheli, CEO de ADBlick, destacó el “arte” del desarrollo de negocios y decidió no escribir un discurso: “Es como pedirle a un pintor que escriba cómo hace sus cuadros. Lo que quisimos focalizar en este título es cómo, con las nuevas realidades y economías, hay una transformación en la Argentina, que esperamos que continúe, tenemos que desarrollar nuevas habilidades”, señaló y apuntó: “Hacer negocios es un arte de combinar la velocidad y la calidad, el timing es todo. Y tengo que hacerlo desde un cimiento de calidad. Tengo que motivar e inspirar al equipo y trabajar a nivel cluster. La empresa que se precie de ser independiente está condenada, el trabajo en red es el gran éxito de las empresas que logran trascender”.
“Este es un año para mirarnos de adentro hacia afuera, dejando a la política de lado. tenemos que empezar a cabalgar porque el potro está siendo domado. Con un potro domado, ¿cómo puedo mejorar mi galope?”, remarcó.
“De alguna manera ADBlick es un ejemplo de emprendedurismo de talentos sin capital. Siempre le digo a mis alumnos, que la abundancia está afuera, solo es cuestión de capturarla. Bill Clinton cuando era presidente tenía menos información que un chico en Kenia hoy. Y de alguna manera esto de separar el capital del talento es un poco el inicio, de haber pensado en 2006 una empresa distinta”, repasó Demicheli sobre ADBlick Agro, que ya emplea a más de 150 personas.
Además, puso como ejemplo de co-creación a Bisblick y al encuentro de Argentina Visión 2040, que organizan junto a Argensun Foods, el Centro de Agronegocios de la Universidad Austral y Lartirigoyen.
Pablo Tamburo, CEO de Argensun Foods destacó el rol de la palabra “alianza” y la apertura a la transformación: “Creo que va por ahí”.
“Arrancamos siendo especialistas en girasol confitero y tuvimos que transformarnos en una empresa de alimentos. Arrancamos siendo una empresa familiar y tuvimos que transformarnos a una empresa profesional, porque el mercado y la competitividad lo requería. Ahora pasamos a ser una empresa de alimentos con todo lo que eso acarrea”, comentó.
“Ponemos mucho foco y estamos esperanzados. Exportamos a más de 70 países en el mundo y creemos en el potencial que tenemos los argentinos de poder hacer bien las cosas. Preferimos basarnos en un modelo completamente integrado, de eficiencia operativa, de ‘agresividad’ comercial y creemos que tenemos un montón de cosas para salir a hacer esta transformación, basándose en un proceso de digitalización integral”, apuntó.
“A través de los años, desde 1986 hasta ahora, tuvimos muchos escenarios diferentes. La gran virtud que tenemos los argentinos es que estamos totalmente acostumbrados, somos resilientes como sector”, dijo a su turno Ignacio Lartirigoyen, presidente de Lartirigoyen, una empresa líder en producción agrícola. “Lo mismo que sentimos que nos sacó divisas y una parte de lo nuestro es lo que nos hizo ser muy eficientes y adaptables como sector”, añadió.
¿Cuál es el desafío? “Nuestra empresa nació manual y el proceso es cada vez más digital. Necesitamos cambiar la tecnología y el desafío es adaptarnos, porque si a este Gobierno le va bien vamos a tener que ser más eficientes. Argentina te saca un montón, pero también nos dio muchas oportunidades. Si volvemos a ser un país normal creo que todo lo que hablamos hoy lo vamos a tener que adoptar. Las empresas que no se adapten van a estar dentro de los que desaparezcan”, ratificó Lartirigoyen.
Oportunidades en el nuevo contexto: el rol de América del Sur
En línea con Lartirigoyen, Bernardo Piazzardi, director ejecutivo de la Maestría de Negocios del Centro de Agronegocios de la Universidad Austral, señaló que en el nuevo contexto de la Argentina hay que trabajar mucho la competitividad puertas adentro. “Se está dando, hay casos. Pero hay muchos deberes para hacer. Hasta en la cadena de la soja necesitamos mejoras”, planteó y dijo que la nueva “macro” se da en Argentina, pero también en el mundo.
“Es o ser competitivos o cerrar si se concreta lo que está pasando”, alertó y dijo que en la Argentina hay muchas oportunidades porque se cumplen factores claves: “Hay capacidad actual y futura para generar biomasa, para industrializarla y para acompañarla con conocimientos y recursos (talento)”.
Bernardo Piazzardi puso como ejemplos a BIO4, Bioceres y hasta MilkyNet, un establecimiento lechero modelo de Santa Fe.
José Gobbée, de Context Network y profesor de Estrategia en MBA Agronegocios Univ. Austral, destacó que continúa la creciente demanda de alimentos: “Ahora también por productos sustentables. América del Sur es la región mejor posicionada para satisfacer esta demanda durante los próximos 10 años”. Al mismo tiempo, puntualizó que los nuevos consumidores exigen mayor sustentabilidad, transparencia, variedad y trazabilidad a lo largo de la cadena.
“Empresas de alimentos y productores necesitan adaptarse rápidamente a las nuevas exigencias. Aparecen nuevas tecnologías e innovación en recursos financieros a nivel global con nuevos jugadores que apuestan a que la tecnología traiga soluciones”.
“Las que ven y aprovechan nuevas tendencias como oportunidades”, respondió y dijo que la inteligencia artificial acelera las tendencias de digitalización del sector. “Hay que aprovechar las oportunidades históricas”, destacó.
Martín Piñeiro, director del Comité de Asuntos Agrarios del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), dijo que el contexto global para el negocio agroalimentario es razonablemente bueno: “Hay demanda y muchas oportunidades tecnológicas y productivas”. Pero alertó: “Estamos en un mundo más complejo y difícil al cual hay que adaptarse con flexibilidad e inteligencia”. “Las políticas públicas son importantes, hay que organizarse y estar presente en la discusión pública”, reflexionó. “Si nos juntamos la resolución de los temas sería bastante distinta”.
Iván Ordoñez, economista especializado en agronegocios y director del Posgrado en AgTechs de Ucema, explicó la diferencia entre las anteriores revoluciones verdes y la actual: “A diferencia de las anteriores revoluciones verdes, las agtech trascienden estrictamente a lo agronómico y productivo e impactan en la gestión de la empresa agropecuaria y de las relaciones entre ellas: son una revolución en la metodología de trabajo, ya que potencian el proceso de toma de decisión en las decisiones productivas y comerciales y su ejecución”, demostró.
En esa línea, hubo un gran panel de emprendedores con: Delfín Uranga, CEO y Co fundador de Silo Real, Joaquín Fisch, Co-Founder & CEO DE Nat4Bio, Juan Pablo Carrera, CEO DE FerSam Agroindustrial, Matias Lopresto, Director de Biofilm y Juan Cabrera, fundador y general partner de Xperiment Ventures, María Eugenia Farias, biologa y Co-founder de Puna Bio.
El momento emotivo de la jornada se vivió cuando le tocó a esta última contar la experiencia fundacional de su emprendimiento ante la espontánea felicitación del público presente a través de los aplausos. La innovadora empresa Puna Bio, que nació de investigadores del Conicet que buscaban microorganismos en las condiciones extremas de las zonas andinas, ubicadas a gran altitud, con poca agua, mucho calor y frío, crea productos biológicos para el agro, destinados a potenciar los rendimientos de cultivos como el trigo y el maíz y ha sido recientemente destacada como una de las 100 empresas más importantes del mundo en términos de importancia para la alimentación de la población mundial.
Ricardo Yapur, CEO de Rizobacter, reflexionó: “Hay muchísimo futuro y tecnología que se puede aplicar al agro. Aplicamos tecnología para producir, pero podríamos aplicar mucha más tecnología para comercializar y para varias cosas que nos ayudarían a reducir costos”.
En este orden de ideas y a modo de ejemplo práctico, destacó Joaquin Fish que la posibilidad de usar productos biológicos para que la fruta no se pudra y extender su vida útil nos permite exportar productos orgánicos cuyo precio es drásticamente superior, entre otras posibilidades de captura de oportunidades.
“La culpa es nuestra, no somos el ejemplo de Brasil trabajando juntos en el Congreso, no nos vendemos cómo deberíamos vender. Somos muy optimistas, porque cuando invertimos para sembrar maíz a cielo abierto no somos llorones. Deberíamos trabajar más en conjunto. Invertimos hasta US$ 20.000 en 35 millones de hectáreas. Se debería festejar el día del inversor agropecuario”, reflexionó junto a Renato Falbo, miembro de la Mesa de Socios ADBlick Granos y socio fundador FG Group.
De esta forma, en un año marcado por cambios económicos que pretenden dar un nuevo rumbo al país, en un contexto mundial e interno complejo, donde el sector de agronegocios tiene como desafío liderar un cambio en el pensamiento y actuar con relación a los distintos actores de nuestro país, Argentina Visión 2040 se planteó como un espacio de encuentro y reflexión para analizar conjuntamente los desafíos y retornar a la senda de crecimiento.
AgroNoa