Por Agroempresario.com
Mantener las frutillas frescas en la heladera puede ser complicado, pero con el método adecuado se pueden disfrutar durante más tiempo. Estas frutas, conocidas como frutillas o fresas, no solo deleitan con su sabor, sino que también ofrecen múltiples beneficios para la salud, lo que las convierte en un alimento esencial para muchas dietas.
El primer paso para garantizar su frescura es limpiarlas adecuadamente. Se recomienda sumergir las frutillas en un litro de agua con unas gotas de lavandina apta para alimentos, lo que ayuda a eliminar bacterias y evitar la formación de moho. Posteriormente, deben enjuagarse con abundante agua para eliminar cualquier residuo químico.
Secar las frutillas una por una con papel absorbente es clave para evitar que la humedad acelere su deterioro. Luego, deben almacenarse en un recipiente forrado con papel de cocina, que absorberá cualquier exceso de humedad. Para mantener la ventilación, es importante cubrir el recipiente con film plástico perforado y guardarlo en la heladera.
Con estos cuidados, las frutillas pueden conservarse en la heladera entre 5 y 7 días, manteniendo su frescura y propiedades nutricionales.
Además de ser deliciosas, las frutillas son ricas en vitamina C, antioxidantes y fibra. Ayudan a fortalecer el sistema inmunológico, mejorar la digestión y reducir la inflamación. También contribuyen a la salud cardiovascular al mejorar los niveles de colesterol y reducir el riesgo de enfermedades del corazón.
Estudios de instituciones como Harvard y Cleveland Clinic destacan que consumir frutillas regularmente puede incluso ayudar a prevenir enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Gracias a sus antioxidantes, estas frutas protegen contra la inflamación y el daño celular.
Incorporar frutillas a la dieta diaria es una forma deliciosa de cuidar el organismo y disfrutar de sus múltiples beneficios. Siguiendo estos sencillos consejos de almacenamiento, es posible alargar su frescura y aprovechar al máximo cada bocado.