Soja: ROSARIO
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Maíz: ROSARIO
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Trigo: ROSARIO
$191.500 0.00%
Por Agroempresario.com
En un campo de 300 hectáreas en el INTA Oliveros, Santa Fe, investigadores han demostrado durante 10 años que la agricultura regenerativa y circular puede mejorar la salud del suelo, la biodiversidad y el control de plagas sin afectar la rentabilidad de los cultivos. Integrar agricultura y ganadería en un esquema regenerativo generó resultados positivos tanto económicos como ambientales.
Juan Carlos Gamundi, responsable del proyecto, destacó: “Aplicamos prácticas regenerativas para aumentar la materia orgánica y el pH del suelo, fundamentales para el desarrollo de la vida subterránea”. Este modelo se basa en reducir el laboreo, mantener los suelos cubiertos y vivos, fomentar la biodiversidad y cerrar los ciclos de nutrientes mediante la incorporación de la ganadería.
Según Aranza Rodríguez, becaria a cargo del estudio, “el uso de cultivos de cobertura multiespecies disminuyó en un 77 % las malezas, permitiendo reducir un 40 % el uso de insumos químicos y generando ahorros de hasta 233 dólares por hectárea en soja y 146 dólares en maíz”.
Los investigadores también confirmaron que la mayor biodiversidad favorece el control biológico de plagas. “La diversidad vegetal proporciona alimento y refugio a los enemigos naturales de las plagas, reduciendo la necesidad de agroquímicos”, explicaron especialistas del área de Entomología.
Una de las estrategias clave ha sido la rotación de soja, trigo y maíz, junto al pastoreo de cultivos de cobertura. Juan Ibarlucea, jefe de la Agencia de Extensión Rural INTA Roldán, detalló que la incorporación de novillos permitió aprovechar al máximo el forraje disponible. “El pastoreo generó ganancias diarias de entre 0,9 y 1,2 kg de peso por animal, logrando una producción de 150 kg de peso vivo por hectárea”, señaló.
Rodríguez agregó que las siembras al voleo de cultivos de cobertura en pie sobre soja y maíz permitieron obtener forraje de alta digestibilidad (67 %) y mejorar la productividad ganadera.
Este enfoque no solo es beneficioso para el ambiente, sino que también impulsa la rentabilidad. Gamundi subrayó que “adaptar las prácticas regenerativas al contexto local es esencial para asegurar su éxito”.
Tras una década de trabajo, el campo del INTA Oliveros se ha convertido en un referente de investigación, capacitación y experimentación. Productores, técnicos, estudiantes y universidades nacionales e internacionales recurren a esta experiencia para obtener conocimientos aplicables.
Gloria Rótolo, integrante del equipo, destacó: “Además de realizar una tesis doctoral en este campo, colaboramos con instituciones internacionales para generar datos que orienten a los productores en su toma de decisiones”.
La experiencia ha despertado interés entre quienes buscan hacer la transición hacia sistemas agropecuarios regenerativos que permitan mantener la rentabilidad y reducir el impacto ambiental. Gamundi concluyó: “Este enfoque circular representa una nueva manera de producir, cuidando el entorno y asegurando la sostenibilidad de largo plazo”.
