Por Agroempresario.com
El cuidado de la salud y la sustentabilidad han sido dos de las tendencias más fuertes en el mundo de los alimentos y bebidas en los últimos años. En Argentina, una de las industrias que mejor ha sabido adaptarse a estos cambios es la vitivinícola, con un creciente auge de los vinos orgánicos que, además de ofrecer un producto de excelente calidad, promueven prácticas respetuosas con el medioambiente.
En 2014, la venta de vino orgánico en Argentina apenas alcanzaba los 4.428 litros, pero una década después, la cifra ha superado los 1,5 millones de litros. Este impresionante crecimiento refleja un cambio en los hábitos de consumo, donde los argentinos prefieren cada vez más los productos naturales, sin aditivos ni químicos, y que, a la vez, contribuyen a la sostenibilidad del planeta.
El salto de los vinos orgánicos no es una moda pasajera. Aunque en sus inicios muchos consumidores se acercaban a estos productos por simple curiosidad, hoy se eligen por convicción. La calidad y el sabor de los vinos orgánicos han demostrado ser tan buenos, e incluso superiores, a los convencionales, y el compromiso de las bodegas con el medioambiente se ha vuelto un valor agregado muy apreciado por los consumidores.
Los vinos convencionales suelen emplear sulfitos y otros productos químicos para prevenir la oxidación y conservar las propiedades de la bebida. En cambio, los vinos orgánicos procuran la mínima intervención, utilizando técnicas naturales para controlar plagas y enfermedades, y garantizando la pureza de los productos.
Uno de los ejemplos más destacados de esta tendencia es Agro Sustentable, una empresa ubicada en Chañarmuyo, en el norte de La Rioja, que se dedica a la fabricación y comercialización de insumos orgánicos. Según Nadia García, técnica agrónoma de los viñedos de la región, el uso de estos insumos ha mejorado notablemente el rendimiento y la calidad de las uvas, particularmente en la producción de Malbec, una de las variedades más demandadas.
A su vez, en Mendoza, Bodega Argento ha hecho de la producción orgánica una bandera. Con una trayectoria de más de 20 años, la bodega ha incorporado el concepto de Comercio Justo en su modelo de negocio, buscando un trato ético y respetuoso con los trabajadores y el medioambiente. La bodega también se ha comprometido con la conservación de recursos como el agua y la energía, buscando siempre la sustentabilidad a largo plazo.
Otro caso representativo es el de Bodega Domaine-Bousquet, en Gualtallary, Mendoza, que acaba de cumplir 25 años de agricultura orgánica. Con más de 260 hectáreas certificadas, esta bodega lidera la exportación de vinos orgánicos en Argentina y es un referente en el mercado internacional. Además, sus viñedos están diseñados para favorecer la biodinámica, con la presencia de otras plantas que contribuyen a la oxigenación del suelo.
El crecimiento de los vinos orgánicos en Argentina está lejos de ser una moda temporal. Según las estimaciones, más de 140 productores de uvas orgánicas están certificados en el país, un aumento significativo en comparación con los 59 productores de 2014. Las entidades certificadoras, como la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR), son estrictas en cuanto al uso de productos químicos, garantizando que los vinos orgánicos no solo sean naturales, sino también sustentables desde el punto de vista ecológico.
Además de la producción de vinos orgánicos, las bodegas están implementando prácticas responsables en su packaging. El uso de botellas más livianas, el reciclaje de vidrio y la reducción de tintes y materiales en las etiquetas son algunos de los esfuerzos por hacer que toda la cadena productiva sea más amigable con el medioambiente.
A medida que la conciencia sobre el impacto ambiental sigue creciendo, el mercado de los vinos orgánicos está llamado a expandirse aún más, y Argentina, con su vasta tradición vitivinícola, tiene todo lo necesario para posicionarse como un líder global en este campo. En un mundo cada vez más consciente de sus elecciones, los vinos orgánicos representan una opción deliciosa, ética y sostenible, y están marcando el rumbo hacia un futuro más verde.