Las Indicaciones Geográficas (IG) y Denominaciones de Origen (DO) constituyen herramientas que permiten diferenciar y hacer distinguible la calidad de un producto vinculada con su origen geográfico.
En Argentina, son ocho los productos que se ofrecen al mercado con esta característica. Certificados con indicación geográfica: Salame Típico de Colonia Caroya, Melón de Media Agua de San Juan, Cordero Patagónico, Yerba Mate Argentina, Alcaucil Platense. Certificados en su denominación de origen: Chivito Criollo del Norte Neuquino, Dulce de Membrillo Rubio de San Juan, Salame de Tandil.
Son productos cuya calidad se conserva de generación en generación, respetando las costumbres propias del lugar donde fueron elaborados. Detrás de cada uno hay recetas típicas y secretos que fueron pasando de padres a hijos a través de los años. La historia, la cultura, las características de la región y el vínculo de los productores con el territorio hacen que estos alimentos sean distintivos.
La Argentina, por su gran diversidad de recursos naturales, tiene mucho potencial en el reconocimiento de sellos indicadores de procedencia respecto de una gran variedad de productos, claramente diferenciables por su lugar de producción y técnicas de elaboración. El Estado argentino otorga, regula y garantiza el debido control sobre los sellos de calidad. Además, en articulación con el sector privado, acompaña la detección de oportunidades en producciones regionales, guía el proceso de obtención de sellos y contribuye en la inserción de dichos productos en el mundo.